Edukira salto egin | Salto egin nabigazioara

Tresna pertsonalak
Hemen zaude: Hasiera Komunitatea Oier Araolaza Jimeno Jurioren kerizpe ederrean

Dokumentuaren akzioak

Jimeno Jurioren kerizpe ederrean

2007/02/27 17:49
Badira hilabete batzuk kalean dela Jose Maria Jimeno Juriok Nafarroako dantzei buruz idatzitako artikuluen bilduma jasotzen duen liburua: Danzas tradicionales de Navarra. Historia, toponimia, etnografia, euskararen historia... denetarik jorratu zuen Artaxoako jakintsuak, eta beti zorrotz eta umil. Dantzari buruz ere hainbat lan interesgarri egin zituen, eta horien artean Nafarroako dantzei buruzkoak direnak bildu dituzte liburu honetan. Aurrerago beste batean Tolosako dantzen inguruan idatzitakoak jasoko dituzte.

Pamiela, Udalbide eta Euskara Kultura Elkargoa ari dira Jimeno Jurioren lan osoen argitalpena bideratzen, eta zuzentze lanetan semea, Roldan ari da. Lan izugarria, ikertzailearen lana 62 tomotan antolatu baitute. Roldanek aitortzen zidanez ez du ezagutzen beste autorerik bere lanen argitalpen osoak horrenbeste tomo hartu dituenik.

Nafarroako dantzen liburuari hitzaurrea egiteko proposamena egin zidan Roldanek. Eskerronez baina bertigo izugarriz hartu nuen gonbidapena. Liburuan bertan aurreko edizio baterako eta beste argitalpen batzuetarako Mikel Aranburuk, Joxemiel Bidadorrek eta Juan Antonio Rubio Ardanazek idatzitako lanak argitaratzekoak ziren, eta beraz, bere aitarekin harreman esturik izan ez zuen norbaitekin orekatu nahi zuen argitalpena.

Baietz esan eta berehala larritu nintzen hartutako lanarekin. Abuztuan, Flandriara bidean, autobus ordu luzeetan idatzi nituen orrazketa batzuekin hitzaurrean bihurtu ziren oharrak. Behin argitaratuta izugarrizko poza hartu nuen liburua eskuetan hartu nuenean. Makaleko oparia egin dit Roldanek!

Hona hemen hitzaurreko testua.


Danzas tradicionales de Navarra
Obras Completas de José María Jimeno Jurío - 54
Pamiela, Udalbide y Euskara Kultur Elkargoa
Iruñea, 2006

Prologo
Danza es un término a cuya sonoridad responden antes los pies que la cabeza. Resulta más fácil dejarse llevar por su invitación sensorial que tratar de verbalizar las emociones y definir el concepto. Seducidos por ella, muchos de los súbditos de la disciplina dancística huimos a ritmo de biribilketa de requerimientos para escribir sobre aquello que sólo somos capaces de comprender y explicar con los pies. Y es que ni la más certera descripción de sabores, aromas y texturas de un buen vino puede sustituir la experiencia de degustarlo.  

La danza es para los bailarines y para sus espectadores un lenguaje de comunicación que permite expresar sentimientos, conceptos e ideas que no siempre somos capaces de transmitir a través de las palabras. Si la aproximación a una cultura requiere el acercamiento a su lenguaje de comunicación, los antropólogos de la danza han hecho notar que el estudio de una cultura que vehiculiza parte de sus relaciones a través de la danza exige tratar de aprender también su danza. Precursores de estudios de danza como Gertrude Prokosch Kurath o Katherine Dunham han defendido la necesidad de la formación en danza para una incisiva aproximación a esta área de conocimiento. Kurath ha defendido con ahínco la idea de que bailarines instruidos académicamente o estudiosos con formación de danza constituyen el perfil idóneo para acometer investigaciones sobre danza. Bajo la defensa de este modelo de investigador de danza subyace la idea del doble conocimiento de la misma. Se puede conocer la danza observándola y leyendo sobre ella. Pero junto a ese conocimiento visual y externo, Kurath viene a defender la existencia de un conocimiento sensorial. Bailar es conocer, y en consecuencia, danzar constituye otra manera de conocer la danza. Una forma de conocimiento que no es posible adquirir más que a través de su propia ejecución. Sólo bailando podemos acercarnos a comprender las sensaciones y experiencias que su ejecución física puede transmitir a su ejecutor.  

Entre los autores que han aportado estudios de interés sobre la danza vasca son varios los que han disfrutado de su conocimiento corporal. Pueden valer como ejemplos algunos de los siguientes. Gaizka Barandiaran aprovechó sus habilidades como dantzari y txistulari, para elaborar una colección de trabajos sobre danzas tradicionales vascas en las que destaca la minuciosidad con la que describe los aspectos de ejecución de la danza. Juan Antonio Urbeltz ha conjugado trabajos etnográficos y clasificatorios e interpretaciones de los símbolos de las danzas vascas con la labor de difusión y recreación de las mismas a través de la dirección del grupo Argia. Experimentado txistulari y dantzari, Mikel Aranburu Urtasun ha profundizado entre otros campos en el conocimiento de las danzas que llamaron a la puerta de José María Jimeno Jurío: los paloteados de la Ribera navarra. 

Pero junto a los estudiosos bailarines, han sido las aportaciones llegadas de la mano de los investigadores ajenos al conocimiento corporal de la danza las que han permitido disponer de cimientos sobre los que plantearse nuevas cuestiones. La fecunda trayectoria investigadora de autores como Julio Caro Baroja y José María Jimeno Jurío en geografías como la historia y el folklore, y las precauciones metodológicas con las que se acercaban a las arenas movedizas que pueden llegar a constituir las danzas tradicionales, han constituido una escuela fundamental para sus continuadores. Sus trabajos han permitido tomar en consideración los estudios de danza al mismo nivel que otros trabajos focalizados en aspectos de la vida social y de las organizaciones políticas. Antropólogos especializados en danza han señalado que en algunas culturas la danza puede ser el elemento clave para entender el complejo de valores y comportamientos. Estudios como los realizados por José María Jimeno Jurío sobre los paloteados de la Ribera navarra permiten conocer desde otra óptica la sociedad que los produce. Reivindicamos desde estas líneas la labor y las aportaciones de los investigadores desafectos a la danza. Jimeno Jurío nos demuestra que esa misma condición de observador externo le ha permitido mantener una mirada prudente, metodologicamente afilada y desnuda de prejucios, con la que ha realizado una aproximación crítica y certera al fenómeno de la danza tradicional. 
 

Los estudiosos de la materia han tratado de acotar y definir el espacio de trabajo que el término danza abarca. Muchas de las definiciones propuestas ponen su énfasis en el ritmo o en los patrones de movimiento, y gran parte de ellas recogen la idea de cuerpos en movimientos rítmicos. Desde la antropología de la danza se ha tratado de formular una concepción más amplia del objeto de estudio. Se trata de observar la danza en su contexto, junto al resto de ingredientes que conforman el acto que la acoge. Anya Peterson Royce ha señalado que el propio concepto de danza incluye en muchas culturas elementos que trascienden del simple acto físico de danzar. Su inclusión en “eventos de danza” permite una aproximación que entiende la danza como un elemento integrado en un contexto más amplio. 

De los trabajos de José María Jimeno Jurío recogidos en este volumen se puede entender que coincide con esta lectura abierta del concepto danza que plantea Anya Peterson Royce. Su objeto de estudio encaja perfectamente con el concepto de “eventos de danza” ya que los paloteados de la Ribera navarra son la suma de diferentes manifestaciones culturales como danza, música, teatro popular y recitaciones en verso. Jimeno Jurío señala insistentemente que los paloteados son más que danza. “El paloteado no es baile solamente. Es más”. El autor se siente contrariado por la confusión que genera la denominación del evento completo con el nombre de una danza. “Empecemos señalando la impropiedad del nombre dado al festejo, que responde a una de las danzas, la más ruidosa por los golpes de las makilas, pero que no define o sintetiza el espectáculo”. La advertencia de Jimeno Jurío de que el término paloteado se refiere a un evento que aúna diferentes manifestaciones populares, incluida la danza, coincide plenamente con la apreciación de Anya Peterson Royce. La danza no es danza solamente. Es más. 

Los datos que nos ofrece Jimeno Jurío sobre las últimas representaciones de los paloteados en los pueblos de la Rivera de Navarra nos permiten dibujar el mapa del declive y resurgimiento de esta muestra de cultura popular. Las últimas noticias del paloteado en Corella son anteriores a 1896, en Cintruénigo y en Cabanillas la danza desapareció con el cambio de siglo. Cortes, Ribaforada, Fustiñana, Monteagudo o Murchante contaron con su paloteado hasta finales del siglo XIX. En el año 2001 Joxemiel Bidador certifica la existencia de seis paloteados en Navarra. Son las que se celebran en las localidades de Tudela, Fontellas, Ribaforada, Monteagudo, Cortes y Ablitas. En Cortes sólo la guerra consiguió paralizar en 1936 la celebración del paloteado. Tras 20 años de sequía paloteadora, en 1956 despertó de su letargo y acaba de cumplir otro medio siglo de danzas, músicas y versos de aguzado ingenio. Seguimos a Bidador para observar que el resto son fruto de procesos de recuperación y de creación de los años 70, 80 y 90. El paloteado de Ribaforada comenzó su nueva andadura en 1975 tras 70 años de reposo. El actual dance de San Juan Bautista del Barrio de Lourdes de Tudela data de 1978, el de Monteagudo renació en 1989, en Ablitas se reinventó el paloteado en 1996, y el paloteado de Fontellas nació en 1998. Fustiñana recuperó su paloteado en 1979 para volverlo a perder en 1995.  

Los últimos años de la dictadura franquista se caracterizan por una actividad frenética de los grupos de danza folclórica. A finales de los años 60, la irrupción en el panorama de la danza tradicional vasca del grupo Argia de San Sebastián marcó el comienzo de una nueva linea de trabajo para muchas asociaciones folclóricas, que pasaron de representar devaluadas suites de danzas varias y coreografías de reciente creación, a escarbar en el acerbo popular y tratar de reconstruir modelos coreográficos a partir de las pocas piezas que iban encontrando en el viejo puzzle de la cultura tradicional. Se trataba de intentar recuperar danzas tradicionales que con los cambios sociales, la pérdida de valores tradicionales, el empuje de la ezpata-dantza difundida por las juventudes nacionalistas vascas durante los años 20 y 30, la pesada losa de la guerra civil y la desorientación de la posguerra habían desaparecido de las plazas y solamente vivían en la memoria de algunos de los ancianos. 

Sobre el proceso revitalizador de los paloteados de la Ribera de Navarra, Mikel Aranburu Urtasun ha escrito que “se debe al resurgir de la conciencia del propio patrimonio en los distintos pueblos, a través de sus jóvenes, unida a la actividad de los grupos folclóricos estructurados de corte urbano o de clara influencia urbana”. Pero el proceso revitalizador necesita un hilo del que tirar, unos cimientos sobre los que asentarse. Y ahí nos encontramos con José María Jimeno Jurío. Sus trabajos sobre los paloteados de la Ribera Navarra van a resultar providenciales para los grupos urbanos ávidos de referencias a complejos festivos por restituir y para los jóvenes de pueblos necesitados de elementos culturales sobre los que reinventar sus identidades sociales. 

El propio Jimeno Jurío recapitula los trabajos sobre paloteados de la Ribera de Navarra publicados antes de su incursión en la materia. Gaizka Barandiaran aprovechó su destino en Tudela para recabar información sobre el dance de Cortes que publicó en 1959 y en 1961. Inocencio Aguado estudió el paloteado de Murchante cuyo trabajo vio la luz en 1972. El presente volumen recoge entre otros los trabajos realizados por José María Jimeno Jurío sobre los paloteados ribereños. Estos se publicaron a mediados de los años 70, en plena efervescencia de los grupos de danza folclórica. De ahí se comprende el énfasis que pone en la idea de que el paloteado es más que danza, ya que se podía correr el riesgo de que los grupos de danza rescataran solamente del evento los elementos coreográficos, dejando de lado el resto de ingredientes, como la parte recitada, que el propio Jimeno Jurío consideraba prioritaria y esencial. Ese empeño da cuenta de que el interés de José María Jimeno Jurío por las danzas tradicionales iba más allá de su estudio. Había una clara vocación de revivir los paloteados y sus trabajos pretendían servir de punto de partida y de acicate para ello. A la vista del renacimiento que han conocido los paloteados de la Rivera navarra a partir de la publicación de sus trabajos podemos confirmar que Jimeno Jurío cumplió su propósito.

Dokumentuaren akzioak

Erantzun

Erantzuna emateko identifikatu egin behar zara, gure webgunean erabiltzaile bat sortuz.