Dokumentuaren akzioak
Jimeno Jurioren kerizpe ederrean
Pamiela, Udalbide eta Euskara Kultura Elkargoa ari dira Jimeno Jurioren lan osoen argitalpena bideratzen, eta zuzentze lanetan semea, Roldan ari da. Lan izugarria, ikertzailearen lana 62 tomotan antolatu baitute. Roldanek aitortzen zidanez ez du ezagutzen beste autorerik bere lanen argitalpen osoak horrenbeste tomo hartu dituenik.
Nafarroako dantzen liburuari hitzaurrea egiteko proposamena egin zidan Roldanek. Eskerronez baina bertigo izugarriz hartu nuen gonbidapena. Liburuan bertan aurreko edizio baterako eta beste argitalpen batzuetarako Mikel Aranburuk, Joxemiel Bidadorrek eta Juan Antonio Rubio Ardanazek idatzitako lanak argitaratzekoak ziren, eta beraz, bere aitarekin harreman esturik izan ez zuen norbaitekin orekatu nahi zuen argitalpena.
Baietz esan eta berehala larritu nintzen hartutako lanarekin. Abuztuan, Flandriara bidean, autobus ordu luzeetan idatzi nituen orrazketa batzuekin hitzaurrean bihurtu ziren oharrak. Behin argitaratuta izugarrizko poza hartu nuen liburua eskuetan hartu nuenean. Makaleko oparia egin dit Roldanek!
Hona hemen hitzaurreko testua.
Danzas tradicionales de Navarra
Obras Completas de José María Jimeno Jurío - 54
Pamiela, Udalbide y Euskara Kultur Elkargoa
Iruñea, 2006
Prologo
Danza es un término a cuya sonoridad responden antes los pies que la cabeza. Resulta más fácil dejarse llevar por su invitación sensorial que tratar de verbalizar las emociones y definir el concepto. Seducidos por ella, muchos de los súbditos de la disciplina dancística huimos a ritmo de biribilketa de requerimientos para escribir sobre aquello que sólo somos capaces de comprender y explicar con los pies. Y es que ni la más certera descripción de sabores, aromas y texturas de un buen vino puede sustituir la experiencia de degustarlo.
La danza es
para los bailarines y para sus espectadores un lenguaje de comunicación
que permite expresar sentimientos, conceptos e ideas que no siempre
somos capaces de transmitir a través de las palabras. Si la aproximación
a una cultura requiere el acercamiento a su lenguaje de comunicación,
los antropólogos de la danza han hecho notar que el estudio de una
cultura que vehiculiza parte de sus relaciones a través de la danza
exige tratar de aprender también su danza. Precursores de estudios
de danza como Gertrude Prokosch Kurath o Katherine Dunham han defendido
la necesidad de la formación en danza para una incisiva aproximación
a esta área de conocimiento. Kurath ha defendido con ahínco la idea
de que bailarines instruidos académicamente o estudiosos con formación
de danza constituyen el perfil idóneo para acometer investigaciones
sobre danza. Bajo la defensa de este modelo de investigador de danza
subyace la idea del doble conocimiento de la misma. Se puede conocer
la danza observándola y leyendo sobre ella. Pero junto a ese conocimiento
visual y externo, Kurath viene a defender la existencia de un conocimiento
sensorial. Bailar es conocer, y en consecuencia, danzar constituye otra
manera de conocer la danza. Una forma de conocimiento que no es posible
adquirir más que a través de su propia ejecución. Sólo bailando
podemos acercarnos a comprender las sensaciones y experiencias que su
ejecución física puede transmitir a su ejecutor.
Entre los autores
que han aportado estudios de interés sobre la danza vasca son varios
los que han disfrutado de su conocimiento corporal. Pueden valer como
ejemplos algunos de los siguientes. Gaizka Barandiaran aprovechó sus
habilidades como dantzari y txistulari, para elaborar una colección
de trabajos sobre danzas tradicionales vascas en las que destaca la
minuciosidad con la que describe los aspectos de ejecución de la danza.
Juan Antonio Urbeltz ha conjugado trabajos etnográficos y clasificatorios
e interpretaciones de los símbolos de las danzas vascas con la labor
de difusión y recreación de las mismas a través de la dirección
del grupo Argia. Experimentado txistulari y dantzari, Mikel Aranburu
Urtasun ha profundizado entre otros campos en el conocimiento de las
danzas que llamaron a la puerta de José María Jimeno Jurío: los paloteados
de la Ribera navarra.
Pero junto
a los estudiosos bailarines, han sido las aportaciones llegadas de la
mano de los investigadores ajenos al conocimiento corporal de la danza
las que han permitido disponer de cimientos sobre los que plantearse
nuevas cuestiones. La fecunda trayectoria investigadora de autores como
Julio Caro Baroja y José María Jimeno Jurío en geografías como la
historia y el folklore, y las precauciones metodológicas con las que
se acercaban a las arenas movedizas que pueden llegar a constituir las
danzas tradicionales, han constituido una escuela fundamental para sus
continuadores. Sus trabajos han permitido tomar en consideración los
estudios de danza al mismo nivel que otros trabajos focalizados en aspectos
de la vida social y de las organizaciones políticas. Antropólogos
especializados en danza han señalado que en algunas culturas la danza
puede ser el elemento clave para entender el complejo de valores y comportamientos.
Estudios como los realizados por José María Jimeno Jurío sobre los
paloteados de la Ribera navarra permiten conocer desde otra óptica
la sociedad que los produce. Reivindicamos desde estas líneas la labor
y las aportaciones de los investigadores desafectos a la danza. Jimeno
Jurío nos demuestra que esa misma condición de observador externo
le ha permitido mantener una mirada prudente, metodologicamente afilada
y desnuda de prejucios, con la que ha realizado una aproximación crítica
y certera al fenómeno de la danza tradicional.
Los estudiosos
de la materia han tratado de acotar y definir el espacio de trabajo
que el término danza abarca. Muchas de las definiciones propuestas
ponen su énfasis en el ritmo o en los patrones de movimiento, y gran
parte de ellas recogen la idea de cuerpos en movimientos rítmicos.
Desde la antropología de la danza se ha tratado de formular una concepción
más amplia del objeto de estudio. Se trata de observar la danza en
su contexto, junto al resto de ingredientes que conforman el acto que
la acoge. Anya Peterson Royce ha señalado que el propio concepto de
danza incluye en muchas culturas elementos que trascienden del simple
acto físico de danzar. Su inclusión en “eventos de danza” permite
una aproximación que entiende la danza como un elemento integrado en
un contexto más amplio.
De los trabajos
de José María Jimeno Jurío recogidos en este volumen se puede entender
que coincide con esta lectura abierta del concepto danza que plantea
Anya Peterson Royce. Su objeto de estudio encaja perfectamente con
el concepto de “eventos de danza” ya que los paloteados de la Ribera
navarra son la suma de diferentes manifestaciones culturales como danza,
música, teatro popular y recitaciones en verso. Jimeno Jurío señala
insistentemente que los paloteados son más que danza. “El paloteado
no es baile solamente. Es más”. El autor se siente contrariado
por la confusión que genera la denominación del evento completo con
el nombre de una danza. “Empecemos señalando la impropiedad del
nombre dado al festejo, que responde a una de las danzas, la más ruidosa
por los golpes de las makilas, pero que no define o sintetiza el
espectáculo”. La advertencia de Jimeno Jurío de que el término
paloteado se refiere a un evento que aúna diferentes manifestaciones
populares, incluida la danza, coincide plenamente con la apreciación
de Anya Peterson Royce. La danza no es danza solamente. Es más.
Los datos que
nos ofrece Jimeno Jurío sobre las últimas representaciones de los
paloteados en los pueblos de la Rivera de Navarra nos permiten dibujar
el mapa del declive y resurgimiento de esta muestra de cultura popular.
Las últimas noticias del paloteado en Corella son anteriores a 1896,
en Cintruénigo y en Cabanillas la danza desapareció con el cambio
de siglo. Cortes, Ribaforada, Fustiñana, Monteagudo o Murchante contaron
con su paloteado hasta finales del siglo XIX. En el año 2001 Joxemiel
Bidador certifica la existencia de seis paloteados en Navarra. Son las
que se celebran en las localidades de Tudela, Fontellas, Ribaforada,
Monteagudo, Cortes y Ablitas. En Cortes sólo la guerra consiguió paralizar
en 1936 la celebración del paloteado. Tras 20 años de sequía paloteadora,
en 1956 despertó de su letargo y acaba de cumplir otro medio siglo
de danzas, músicas y versos de aguzado ingenio. Seguimos a Bidador
para observar que el resto son fruto de procesos de recuperación y
de creación de los años 70, 80 y 90. El paloteado de Ribaforada comenzó
su nueva andadura en 1975 tras 70 años de reposo. El actual dance de
San Juan Bautista del Barrio de Lourdes de Tudela data de 1978, el de
Monteagudo renació en 1989, en Ablitas se reinventó el paloteado en
1996, y el paloteado de Fontellas nació en 1998. Fustiñana recuperó
su paloteado en 1979 para volverlo a perder en 1995.
Los últimos
años de la dictadura franquista se caracterizan por una actividad frenética
de los grupos de danza folclórica. A finales de los años 60, la irrupción
en el panorama de la danza tradicional vasca del grupo Argia de San
Sebastián marcó el comienzo de una nueva linea de trabajo para muchas
asociaciones folclóricas, que pasaron de representar devaluadas suites
de danzas varias y coreografías de reciente creación, a escarbar en
el acerbo popular y tratar de reconstruir modelos coreográficos a partir
de las pocas piezas que iban encontrando en el viejo puzzle de la cultura
tradicional. Se trataba de intentar recuperar danzas tradicionales que
con los cambios sociales, la pérdida de valores tradicionales, el empuje
de la ezpata-dantza difundida por las juventudes nacionalistas vascas
durante los años 20 y 30, la pesada losa de la guerra civil y la desorientación
de la posguerra habían desaparecido de las plazas y solamente vivían
en la memoria de algunos de los ancianos.
Sobre el proceso
revitalizador de los paloteados de la Ribera de Navarra, Mikel Aranburu
Urtasun ha escrito que “se debe al resurgir de la conciencia del
propio patrimonio en los distintos pueblos, a través de sus jóvenes,
unida a la actividad de los grupos
folclóricos estructurados de corte urbano o de clara influencia urbana”.
Pero el proceso revitalizador necesita un hilo del que tirar, unos cimientos
sobre los que asentarse. Y ahí nos encontramos con José María Jimeno
Jurío. Sus trabajos sobre los paloteados de la Ribera Navarra van a
resultar providenciales para los grupos urbanos ávidos de referencias
a complejos festivos por restituir y para los jóvenes de pueblos necesitados
de elementos culturales sobre los que reinventar sus identidades sociales.
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Oier Araolaza
Dantzaria naiz. Eibarko Kezka eta Donostiako Argia taldeetan aritzen naiz batez ere, eta Elgoibarko Haritz taldean ikasi nuen zenbait urtez. Dantzan elkartean egiten dut lan, dantzan.eus editatzen, eta dantzaren komunikazioa, dokumentazio, formakuntza eta kudeaketa lanetan oro har.
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