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Yinka Esi Graves: “Siento que el sur de España es la parte más africana de Europa”

Yinka Esi Graves indaga en la memoria africana del flamenco, el baile que le trajo a Madrid y luego a Sevilla desde su Londres natal.
Egilea
Elena Garcia
Komunikabidea
El Salto
Mota
Elkarrizketa
Data
2020/06/02
Lotura
El Salto

Yinka Esi Graves

Yinka Esi Graves durante una actuación. Foto: Camilla Greenwell

Londinense de padres de ascendencia jamaicana y ghanesa, vivió de pequeña en el Caribe y Centroamérica, lo que le ha formado mucho como persona y le ha permitido hablar un castellano casi perfecto.

De pequeña fue a un Carnaval y volvió haciendo todos los pasos. Desde entonces no ha dejado de expresarse con el cuerpo. Con el flamenco empezó de forma tardía, en el último año de la universidad, después se marchó a Madrid y, más tarde, a Sevilla, donde reside en estos momentos.

Ha participado en Gurumbé. Canciones de tu memoria negra y ha bailado en el Festival de Cine Africano y en Afroconciencia, convirtiéndose ya con ello en un referente más para la comunidad afrodescendiente en el ámbito de las artes escénicas.

Naciste en Londres, tu padre es descendiente jamaicano y tu madre ghanesa criada en Londres, ¿qué es la afrodescendencia?
Para mi la afrodecendencia es ser huérfano con un potencial de adaptación y resiliencia a nuestra situación increíble. En el fondo siento que estemos donde estemos, ya sea en Latino América, El Caribe, Europa, Los Estados Unidos y hasta en África, nos atraviesa una historia trágica, de ruptura y violencia de la que no se habla lo suficiente y que sigue marcando nuestras vidas y existencias. Cuando hablo de esto no es para crear un sentimiento de pena en nadie, ni de culpa tampoco, más bien de conciencia de que, a pesar de lo bello que es ser afrodescendiente, seguimos ocupando un sitio en el imaginario colectivo que no nos corresponde. Ser afrodescendiente es tener que manejar esta tesitura desde el día que naciste.

¿Qué puede aportar la afrodescendencia a la sociedad española?
¡Ya ha aportado mucho! Cuando yo pienso en España, veo que está a 14 kilómetros de África y que hubo una presencia africana en la península desde los tiempos de Al-Andalus. Más tarde, durante los casi cinco siglos de esclavitud y expolio de las Américas, hubo poblaciones importantes de afrodescendientes en muchas ciudades españolas. Entiendo que este contacto, que incluye su excolonia de Guinea Ecuatorial, no solo ha aportado riqueza económica a España, sino que también la ha incluido en la gran historia de la diáspora africana.

Bailaste en el Festival Cine Africano y en Conciencia Afro, ¿qué suponen estas iniciativas que visibilizan la afrodescendencia?
Me parecen maravillosas e importantes, sobre todo para darle voz a la creatividad de africanos y afrodescendientes en toda su diversidad y para tratar de los temas que nos son relevantes. También es un gran orgullo para mi poder compartir mi camino y arte con el público que atraen estos espacios.

Siempre me ha sorprendido, a pesar de la historia de España de la que hemos hablado antes, lo poco que se sabe en este país de África y de los afrodescendientes. Me hace muy feliz ver que se están abriendo espacios donde los afroespañoles pueden celebrar y disfrutar y quizás a veces aprender más sobre su peculiar lugar en el mundo. Y que eso pueda llegar a la población española blanca también, mucho mejor. Se trata de abrir otras perspectivas.

¿Qué te atrajo de Andalucía para decidirte a quedarte?
Bueno, mira, eso de quedarme… No sé qué decirte, porque yo nunca me siento que… (risas). Mi relación con España siempre ha sido a través del flamenco. Me fui de Inglaterra a Madrid, donde estudié en Amor de Dios. Después de cinco años, me mudé a Sevilla porque entendí que en Andalucía estaba el flamenco presente en la forma de hablar de gesticular y de vivir. Lo entendí como ir a Harlem o el Bronx para acercarse al Hip Hop. El Sur me ha tratado muy bien, nada más llegar fue cuando me llamaron para participar en Gurumbé. Canciones de tu Memoria Negra de Miguel Ángel Rosales. Siento que en el sur hay algo en el aire, en los espacios también, que me hace reconocer la presencia negra. Siento que el sur de España es la parte más africana de Europa.

Me hablas de tu relación con el flamenco ¿qué es el flamenco?
Es dificil concretarlo en unas palabras. Me doy cuenta de que cuando uno profundiza en una cosa, cada vez se hace más grande. Para mí, no sé ni cómo decirlo, yo creo que es un idioma y todo lo que conlleva: una forma de comunicar, de sentirse, de expresarse, de vivir, de crear comunidad. ¡Es muchísimas cosas!

¿Qué se siente al bailar?
Yo creo que siempre he buscado expresarme desde el cuerpo. Es un conocer el mundo, conocerse y hablar con el mundo desde otra perspectiva. Cómo se siente depende de muchas cosas exteriores también. Hace poco hice un curso de improvisación en Estados Unidos y era un espacio absolutamente libre, de comunidad, he estado feliz; pero también he estado en otros ámbitos con mucha más presión donde no he sentido esa libertad. Yo diría que el baile es un vehículo que tiene la posibilidad de llevarnos a un espacio maravilloso. Una se forma e intenta conocer mejor lo que está haciendo para poder llegar a ese sitio.

¿Qué dice la guitarra?
Interesante... Para mí la guitarra es como el hilo conductor absoluto de lo que hacemos, me fascina porque tiene que estar en sintonía con el cante y a la vez con el baile. Me doy cuenta de que las veces que mejor he bailado es porque había un guitarrista impresionante acompañándome que me ha puesto una alfombra de oro en el suelo y me ha guiado. La guitarra es todo en ese sentido. Yo peco a veces de esperar demasiado de la música, tengo que aprender a deshacerme de ello y seguir lo que estoy haciendo pase lo que pase, porque me dejo llevar demasiado por la guitarra. Pero sí, es magistral, y el nivel que hay en la guitarra flamenca en España no es normal.

¿Quién es tu maestra o maestro en el baile?
He tenido muchos maestros. Lo bueno del flamenco es que una va también eligiendo la gente que le llama la atención. Le debo mucho a mucha gente, pero si tengo que nombrar a alguien, te hablaría de La Lupi. Nada más verla bailar entendí algo en su cuerpo que me llamó muchísimo la atención. Di clases con ella en Málaga justo antes de que ella se hiciera súper famosa y el respeto que inculca en sus clases es impresionante. No es solo el baile, son los valores del baile que ella comparte. Ella es la persona que realmente me hizo sentir que tenía que venir al sur.

También Yolanda Heredia y Andrés Marin. La gente que tiene una filosofía muy concreta y que sabe compartirla me parece muy interesante. Ya fuera del flamenco, Nora Chipaumire y Dr Ama S.Wray se han convertido en dos referentes muy importantes para mí, me están acercando mucho a una forma de aproximarme a mi cuerpo como mujer negra.

Me hablabas antes de Gurumbé, en la cual participas. En Gurumbé se habla de la huella negra en el flamenco, háblame un poco de esa idea.
Es algo que siempre intuí y en el fondo me pregunto si por eso mi cuerpo quiso bailar flamenco. Gurumbé me ayudó a sentirme firme en mis intuiciones. De hecho, más o menos al mismo tiempo que Miguel Angel estaba trabajando en la película, yo estaba creado una pieza CLAY con Asha Thomas, una coreógrafa y bailarina afroamericana de contemporáneo. Quisimos explorar lo que había en el flamenco que nos parecía familiar.

Lo que estoy entendiendo cada vez más es que lo que hay de africano en el flamenco no son tanto los pasos o ritmos especificos sino la forma de concebir cómo el baile y la música se articulan con la comunidad. La relación entre un ritmo dinámico, un vocabulario especifico y la idea de que los que miran también participan, son cosas de la que habla Dr Wray en el contexto de formas expresivas de la diáspora africana. Esa idea de jugar con la energía.

De los primeros videos que existen del baile flamenco, hay una grabación de 1900 hecha en Francia en el pabellón español de la Exposición Universal y el bailador que baila en el cuadro flamenco de España es un negro, el Negro Meri. Es como una cosa que está ahí pero que nadie ve. A mi me abre muchas preguntas, si esta persona estaba en el cuadro como ejemplo, ¿cuál era el ambiente en aquel entonces? Volvemos un poco a la historia, a la necesidad de hablar de cosas que estaban ahí y que ya han desaparecido.

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
Estoy trabajando en mi primer solo. Es todo un proceso que estoy disfrutando mucho y que me está abriendo nuevas perspectivas. Se llama The Disappearing Act.

Este año estaré colaborando en el nuevo proyecto de Dorothée Munyaneza, cosa que me hace mucha ilusión. También estoy en la última producción de la Compañía Marco Vargas y Chloé Brulé, Cuerpos Celestes, estaremos actuando por toda España.

Me encanta enseñar también. Normalmente doy una clase a la semana a gente sin hogar, me parece que es muy importante el trabajo social a través de la danza.

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