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«Pina Bausch era lo más emocionante que yo he visto en un escenario»
Wim Wenders, Director de cine
Es uno de los directores europeos con una obra más personal y ambiciosa, plagada de títulos fundamentales del cine moderno, y tan distintos como 'En el curso del tiempo', 'Alicia en las ciudades', 'París, Texas', 'Cielo sobre Berlín' y 'Hasta el fin del mundo'. Inagotable devorador de música, como demostró ya en sus inicios con una película sobre los Kinks y con las extraordinarias bandas sonoras de sus películas, Wenders rinde homenaje a la mítica coreógrafa Pina Bausch con una película que se sale por completo de la idea de documental biográfico, y persigue las esencias de sus mejores piezas. 'Pina' acaba de triunfar en Perlas del Zinemaldia, y este viernes se estrena en el Príncipe.
-Conocemos su afición a la música desde muy joven, pero ¿ha sido también amante de la danza?
-Inicialmente no, me costó un tiempo. Pensaba que la
danza no era para mí hasta que descubrí lo que Pina Bausch hizo con esta
forma de arte, y cómo le dio la vuelta por completo. Pero desde mi
primer encuentro con su trabajo... ¡me convertí en un aficionado
incondicional!
-¿Qué es lo que más apreciaba de Pina Bausch, tanto en el plano personal como en su trabajo?
-Su trabajo me volvió loco. Era lo más emocionante que yo
había visto sobre un escenario. El estilo de su danza me conmovió hasta
las lágrimas. Era algo contagioso, física y espiritualmente. La primera
pieza que vi fue 'Café Müller' y tuve la impresión de que ni siquiera
toda la historia del cine me había dicho tanto sobre la relación entre
un hombre y una mujer que esta artista llamada Pina Bausch, que áun no
conocía. Tuve un encuentro con ella poco después y vi que era una mujer
muy misteriosa, reservada y dulce. Nos convertimos en buenos amigos.
Pina era un poco como la hermana mayor que nunca tuve. Lo más asombroso
de ella eran sus ojos. ¡Te traspasaba con la mirada! Sentías que no
tenías secretos frente a ella. Pero por muy penetrante que fuera su
mirada, resultaba también muy amable. Te desarmaba pero no te sentías
desnudo ante ella, te sentías comprendido...
-Cuando Pina murió, ¿pensó en abandonar el proyecto?
-Lo cancelé inmediatamente. Para mí era impensable
continuar sin ella. Estábamos a punto de empezar el rodaje y llevábamos
dos años planificando la película juntos de forma muy precisa. Antes de
eso, habíamos hablado durante veinte años sobre la posibilidad de hacer
una película, pero yo no terminaba de atreverme. Sólo cuando apareció el
3D, dijimos: «¡Ahora o nunca!». Pero luego resultó, trágicamente, que
habíamos empezado demasiado tarde para ver nuestro sueño hecho realidad.
Debo a los bailarines el hecho de que ahora exista el filme. Me
vinieron semanas más tarde y me hicieron ver que cancelar la película
era una decisión equivocada. Estaban empezando a ensayar las cuatro
piezas que Pina y yo habíamos puesto en la agenda de la compañía y
dijeron acertadamente: «Los ojos de Pina todavía están en estas piezas.
Ella misma enseñó a los bailarines más jóvenes. Quién sabe cuándo vamos a
interpretar estas piezas de nuevo, si alguna vez lo hacemos. ¡Pina
hubiera querido que hicieras la película!». Y tenían razón. Pusimos en
marcha de nuevo el proyecto de un día para otro, aunque con un nuevo
concepto, ya que el antiguo se había vuelto imposible...
-Ha conseguido un uso del 3D diferente a lo habitual en el cine comercial. ¿Por qué escogió este sistema ?
-La danza y el 3D están hechos el uno para el otro. Me di
cuenta de ello en cuanto vi por primera vez una película digital en 3D,
en la primavera de 2007, 'U2 en 3D', en el Festival de Cannes. Aún
estaba dentro del Palais cuando le llamé a Pina y le dije: «Ahora sé
cómo podemos hacerlo». Habíamos dudado durante mucho tiempo, porque yo
pensaba que mi forma artesanal y convencional de filmar era inadecuada
para un verdadero filme de danza. Siempre parecía que había un muro
entre el escenario y lo que yo podía llevar a la pantalla. Con el 3D
sentí que podía romper el muro. Por fin podríamos dejar de estar 'fuera
mirando hacia adentro' y meternos en el reino de los bailarines, y eso
significaba ¡espacio! Vi que con el 3D podíamos extraer lo mejor de la
danza, y al revés, la danza podía mostrarnos lo mejor del 3D.
-El uso de los paisajes, la profundidad de campo y los precipicios es muy especial. ¿Cómo trabajó en ese tipo de escenarios?
-Conocía bien ese paisaje en la zona de Wuppertal, en
Alemania. Pero le di muchas vueltas hasta estar seguro de que había
encontrado los escenarios adecuados para cada solo que los bailarines
iban a mostrarme como respuesta a cada una de mis preguntas sobre Pina.
Quería mostrar cada baile en el escenario adecuado, donde pudiera
expresarse mejor. Y también busqué escenarios interesantes para mis
cámaras de 3D, como los precipicios o los paisajes industriales.
-'Pina' no es un convencional documental biográfico sobre una artista. ¿Cómo decidió la estructura del filme?
-Pina y yo establecimos dos reglas desde el principio. La
primera: ¡nada de biografía! Pina no quería que esto fuera una película
sobre ella o su vida. Quería una película de danza que hablara de ella a
través de una nueva aproximación, su nuevo lenguaje. Y la segunda
regla: ¡Nada de entrevistas! A Pina no le gustaba hablar sobre su
trabajo, y en cada entrevista que dio se nota que se sentía como si
estuviera traicionando su arte. Así que hice un filme casi sin
palabras...
-Sí hay una especie de concisas declaraciones de los bailarines...
-Añadí esos pequeños comentarios en el último momento,
como voces interiores de los bailarines, como si pudieras oir sus
pensamientos...
-¿Cómo trabajaron en los ensayos?
-No soy coreógrafo, así que no quise interferir en nada
en el trabajo coreográfico que ya estaba hecho. Tenía a mi lado a dos de
los más antiguos colaboradores de Pina, para ayudarme con todas las
cuestiones de la danza, Dominic Mercy (que es una de las primeras
bailarinas que entraron en la compañía de Pina en los años 70) y su
asistente durante muchos años, Robert Sturm. Para filmar los solos de la
mejor manera posible en 3D tuve una gran ayuda de mi estereógrafo,
François Garnier, que es profesor de 3D y realidades virtuales en París y
es mi vecino en Berlín. Y me tenía que aprender todas las piezas de
memoria, para saber dónde tenía que poner las cámaras exactamente, y
cómo debía moverlas.
-¿Intenta llegar a una audiencia más amplia que el colectivo de aficionados a la danza?
-Por supuesto. Los aficionados a Pina Bausch van a querer
ver la película de todas maneras, creo yo. La hice pensando en todas
esas personas que, como yo antes de que me introdujera en su trabajo,
sentían que la danza no era para ellos. Quería compartir con tanta gente
como fuera posible lo que yo consideraba una de las siete maravillas,
algo de lo más bello que uno puede llegar a ver. De momento, ha
funcionado bien. En Alemania, Francia, Inglaterra y otros lugares donde
ya se ha estrenado, ha tenido muy buena taquilla, y la mayoría de los
espectadores no habían visto nada de Pina Bausch y se han quedado tan
alucinados como yo la primera vez.
-Su anterior película de ficción, 'Palermo
Shooting', no tuvo una buena acogida en el Festival de Cannes en 2008.
¿Cree que fue incomprendida, y cómo le afectó aquella reacción?
-El problema fue que la suerte de 'Palermo Shooting' fue
decidida en una sola proyección. Estaba programada en el último día del
Festival y muchos periodistas la vieron en la mañana de su último día de
trabajo en Cannes. Puedes imaginarte que no estaban en su mejor forma
para una película que no era precisamente fácil. De todas maneras, hubo
gente que se dedicó a molestar desde el minuto uno. Hubo discusiones,
gritos, y algunos decidieron reír en alto durante toda la película.
Debían haberse fumado algo, porque la película no es tan divertida. Al
final hubo una pelea entre la mitad de los espectadores que abucheaba, y
la otra mitad que aplaudía. ¡Todas las críticas fueron malas! Fue
criminal para la película. Los titulares dijeron que el nuevo filme de
Wenders había sido abucheado en Cannes, sin más. Hubo otra proyección
dos horas más tarde en un auditorio más pequeño. Todo el mundo muy
concentrado, ni un solo abucheo, y muchos aplausos al final... pero eso
no ayudó en nada. Las principales reseñas ya habían salido. Y en la gala
de la noche, el público fue extremadamente cálido, con una ovación en
pie. A la gente le encantó. Pero tampoco eso tuvo consecuencias. La
película ya estaba muerta. ¿Conoces la canción de los Animals 'Don't Let
Me Be Misunderstood' (No dejes que me maltinterpreten)? Pues me sentí
así. Es que ni siquiera fue maltinterpretada, fue rechazada y permanece
invisible. No me importan las malas críticas, tengo muchas. A veces te
las mereces. Pero 'Palermo Shooting' ni siquiera tuvo malas críticas.
Solo dijeron: «Uf, no podemos con esto». No fue vendida en ningún sitio.
Solo la banda sonora tuvo repercusión cuando salió. Eso fue
reconfortante. He hecho unas cuantas películas cuya banda sonora ha sido
más popular que la películas en sí. ¡Pero ya es tarde para cambiar
oficio y convertirme en estrella del rock!
LOS DATOS
Nació en Dusseldorf (Alemania) en 1945.
Debutó como director en 1970 con 'Summer in the City', un documental sobre los Kinks.
Principales filmes: 'Alicia en las
ciudades' (1974), 'En el curso del tiempo' (1976), 'El amigo americano'
(1977), 'El estado de las cosas' (1982), 'Paris, Texas' (1984), 'El
cielo sobre Berlín' (1987), 'Hasta el fin del mundo' (1990), 'Tan lejos,
tan cerca' (1993), 'Más allá de las nubes' (1995), 'El hotel del millón
de dólares' (2000), 'Tierra de abundancia' (2004), 'Palermo Shooting'
(2008).
Documentales: 'Tokio-Ga' (1985) 'Buena Vista Social Club (1999), 'The Soul of a Man' (2003).
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