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Víctor Ullate lanza en Gasteiz un mensaje de amor y paz con su espectáculo «Samsara»
El Teatro Principal acogerá hoy y mañana el espectáculo «Samsara», de Víctor Ullate. El director aragonés pretende con el lenguaje de la danza hacer reflexionar al público sobre la situación de crisis del mundo.
«La obra tiene algo muy especial», reconoció ayer en Gasteiz el prestigioso director. Fueron los problemas de salud los que llevaron a Ullate a realizar un viaje a Oriente. «Lo mejor sería relajarme y pensar en algo hermoso; por eso viajé por Nepal, China, Japón y la India», puntualizó. El fruto de su viaje fue «Samsara», una nueva conciencia humana que plasmó en una coreografía también humana.
Filosofía budista
«Pretendo que el público, como seres humanos, tome conciencia de la situación crítica ante estos momentos de guerra que estamos viviendo», subrayó el director. Viajar por Nepal y leer filosofía budista le ha hecho recapacitar a Ullate y ahora, con su montaje, busca la reflexión de los espectadores. «Pensamos -dijo- en el pasado y en el futuro y, sin embargo, no en el presente, que es el que tenemos que disfrutar».
El director artístico de «Samsara», Eduardo Lao, apostilló que «la coreografía es un resumen de la carrera y de la esencia de Víctor». El espectáculo pone en escena a un total de 24 bailarines que se mueven al son de músicas de Turkistán, Japón o Egipto, entre otras.
«Samsara» también muestra movimientos de Tai-Chi. «Todos los días, durante dos horas, los bailarines aprendían verdadero Tai-Chi de mano del maestro Pedro Valencia -desveló Eduardo Lao-. Porque Víctor no quería que bailaran como si supieran, sino sabiendo realmente Tai-Chi. Por eso no comenzaron a ensayar la coreografía hasta que no lo aprendieron».
Víctor Ullate expondrá al espectador a un viaje de casi dos horas que le llevará hasta Oriente para que, una vez allí, «la gente tome conciencia y salga del espectáculo bien consigo mismo», dijo.
Tal y como lo ha hecho siempre en sus montajes, Ullate se ha rodeado también esta vez de técnicos muy profesionales, como el especialista en iluminación Nicolás Fischtel, el escenógrafo Pedro Azorín y el profesor de Tai-Chi Pedro Valencia. Para el vestuario ha elegido a la catalana Ana Güell.
La escenografía de la obra corre a cargo de Paco Azorín y se compone de imágenes en proyección. Víctor Ullate ha advertido de que lo que en ellas se ve puede llegar a dañar la sensibilidad de los espectadores: «El objetivo no es otro que abrirles la mente, despertar su conciencia para que puedan ver que tanta maldad, tanto odio y tanta violencia humana no son sino fruto de la ignorancia».
La proyección de un ojo humano primeramente cerrado y luego, una vez finalizado el espectáculo, abierto, es la metáfora que Azorín propone como un viaje a la percepción, los sueños y la realidad. Tules y transparencias recrean un viaje interminable a Samsara.
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