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Viaje a través de la danza

La compañía El Tinglao presenta en Egia 'Fisterra', un montaje protagonizado por el donostiarra Ángel Negro

Egilea
Iratxe de Arantzibia
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
San Sebastián
Mota
Albistea
Data
2007/12/14

Se trata de la primera actuación de El Tinglao en el País Vasco y para el donostiarra Ángel Negro va a ser especial. «La actuación en Egia simboliza muchas cosas. Es la primera vez que actuamos en San Sebastián y en el País Vasco. A nivel emocional, es actuar en la ciudad donde he nacido, donde vive mi familia y donde tengo grandes amigos. Nos ha costado mucho que nos programaran allí. Siempre la danza contemporánea es más complicada en ciudades pequeñas, pero, a nivel cultural, Donostia es una ciudad un poco más abierta».

Además, el actor y bailarín donostiarra interpreta al personaje central de la trama, una especie de guía por los caminos telúricos. «Como peregrino, mi trabajo consiste, sobre todo, en caminar. Tengo una dismetría de ocho centímetros y al coreógrafo, Florencio Campo -miembro del grupo Arrieritos-, lo que le interesaba era jugar con el vaivén de mi espalda al caminar. Así que debido a mi supuesta discapacidad, tengo esa posibilidad de movimiento», añade Ángel Negro.

Personas variopintas

El Tinglao es una compañía de teatro y danza para la que su lema de trabajo es que la capacidad de actuar y/o bailar presupone formación y ganas. Surgida en 1995 como una Asociación formada por «un grupo de personas variopintas» con ganas de investigar y aprender, tres años después ya comenzó con sus actuaciones como una compañía que reúne a «personas con discapacidad y a personas sin discapacidad aparente» -matiza Ángel Negro-. Con la aparición de la coreógrafa Patricia Ruz entró la danza en El Tinglao, porque «nos dimos cuenta de la riqueza de los cuerpos con diversidad, que no responden tanto al canon de bailarín idealizado. En lo que los demás encuentran dificultades, nosotros encontramos posibilidades. Estas posibilidades nos permiten mostrar la creatividad de los cuerpos con variedades expresivas», añade el intérprete donostiarra.

El público responde bien y con «bastante emoción» ante las propuestas de El Tinglao. «Ver bailar a alguien en silla de ruedas impresiona y el público lo valora como un hecho extraordinario, aunque no debería ser así, pues las coreografías están adaptadas a las posibilidades de cada uno. Las personas con discapacidades más evidentes se llevan más aplausos», asegura Ángel Negro, quien revela las dificultades de El Tinglao para acceder a los circuitos normalizados. «Cuesta mucho que se nos considere en el ámbito normalizado como otra actividad cultural. Cuando intentamos ayudas en el tema social, nos dicen que somos cultura y al revés. O recibes ambas subvenciones o ninguna».

Para 2008, El Tinglao está inmerso en un ambicioso proyecto, para el que buscan con ahínco financiación. «Queremos hacer un nuevo espectáculo de danza, muy ambicioso, con aéreos de circo. Trabajaríamos la gravidez y la ingravidez. Los aéreos liberan la presión de la gravedad a las personas con un problema físico. De ahí, la investigación que queremos realizar junto a un colectivo de teatro y circo. Sería un espectáculo de gran formato que requiere espacios escénicos muy potentes», finaliza Ángel Negro. De momento, su próxima ambición es cautivar al público donostiarra con su espectáculo Fisterra. La cita con este colectivo de «cuerpos diferentes y formas de expresar diferentes», mañana, a las 20.00 horas, en Egia.

Viaje a través de la danza
Dos bailarines en un momento del espectáculo.
 

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