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Versatilidad americana
Crítica de danza
La propuesta de anoche mostró diferentes registros, en
trabajos de diverso contenido en cuanto a su escritura coreográfica. El
concepto de danza contemporánea en EE UU difiere en relación a la
mentalidad europea. Códigos coreúticos asimilados hace tiempo en el
Viejo Continente, aún pueden parecer novedosos en América. Por eso, no
es de extrañar que 'Rhyme' (2008) del antiguo bailarín Víctor Plotnikov
parezca un clon muy bienintencionado del estilo de Jirí Kylián, genio de
la coreografía del último cuarto del siglo XX: paso a dos de
complejidad y exquisita factura, acusada musicalidad, cuidadísima
iluminación. Aún muy academicista respecto al lenguaje neoclásico
resultó 'Ein von viel' (2001) de la también ex bailarina Sabrina
Matthews. Un cuento oriental era la base de 'Tsukiyo' (2009), un paso a
dos con sugerente escenografía que narra la historia de la fascinación
del amor y de la intimidad del roce.
Capítulo aparte merecen las dos obras presentadas por
Jorma Elo, coreógrafo residente del Boston Ballet. Él fue el encargado
de abrir la velada con 'Plan to B' (2004), una creación de alto voltaje
dancístico, muy brillante, y de cerrarla con 'Brake the eyes' (2007), un
juego de deconstrucción en seis movimientos, sobre cinco obras de
Mozart y una de soundscape electrónico. Interesantísima pieza que delata
a un coreógrafo ávido de experimentar y con voz e ideas propias,
aunando elementos de su época de bailarín como la teatralidad de Mats Ek
(Cullberg Ballet) y, desde luego, muchísimos guiños a Kylián
(Nederlands Dans Theater). El Boston Ballet ha ratificado la magnífica
imagen ofrecida hace tres años, con dos espectáculos de cuño diferente,
en los que el espectador -lástima del poco público congregado- ha
disfrutado de la solidez de una de las compañías más compactas de EE UU.
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