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Una tradición viva aprendida de generación en generación
Euskal dantza es sinónimo de tradición y símbolo de un legado cultural que ha pasado de generación en generación. El pueblo ha aprendido estos bailes de sus mayores, muchas veces desde niños, y en cada localidad adquieren rasgos propios que los hacen únicos. Así, aunque en cada zona mantienen sus peculiaridades, se pueden hacer tipologías de estas danzas con características parecidas.
En el mantenimiento de este legado son parte fundamental los grupos de danzas que se mantienen activos en Bizkaia, y que superan el centenar. Constancia de esta cifra ofrece la participación en el último Bizkaiko Dantzari Eguna que se desarrolló de forma presencial, en 2018, de 74 agrupaciones, a lo que se suman grupos menores que no toman parte activa en esta fiesta que reúne a lo más granado de las danzas vascas, pero que también difunden el aprendizaje en barrios, asociaciones culturales, ikastolas, etc.
Por su parte, Euskal Dantzarien Biltzarra (Federación de Dantzaris Vascos) EDB, juega un papel fundamental como motor de la euskal dantza. Su origen se remonta a los espectáculos organizados por numerosos grupo de dantza que proliferaron en la década de los 50. En Bizkaia, por su relevancia histórica destaca el Dindirri, que tuvo el honor de ser el primer grupo de danzas vascas que, tras la Guerra Civil, salió a la calle en este territorio.
Ya en aquellos años participaban como representantes de Bizkaia en espectáculos de baile como los llamados Zazpi Probintziak (las siete provincias), que tenían lugar en las plazas de toros de Iruña y Donostia, el frontón Euskalduna de Bilbao€ Este tipo de fiestas ha continuado hasta hoy en día. Precisamente, el Bizkaiko Dantzari Eguna, que por segundo año consecutivo se celebrará de forma virtual, el domingo 16 de mayo, se ha convertido por méritos propios en la exhibición de euskal dantza más importante en el territorio vizcaino.
En la década de los 60, los grupos se multiplicaron, especialmente en el ambiente urbano, lo que trajo consigo la proliferación de grandes alardes. Durante el franquismo, estas fiestas, que reunían a más de 2.000 dantzaris, tenían como objetivo la potenciación de la cultura vasca, según confirman desde EDB.
Las fiestas de Zazpi Probintziak y las Euskal Jaiak ayudaron a estrechar las relaciones entre los distintos grupos de Euskal Herria. Y en ese contexto, surgió la idea de la creación de la Euskal Dantzarien Biltzarra (EDB). "Después de intentar su creación en el sur de Euskal Herria, y ante la negativa de la administración franquista, se decidió hacerlo en Iparralde en el año 1965. El 11 de marzo de ese año apareció publicado en el Boletín Oficial francés. En el estadio Aguilera de Biarritz tuvo lugar el primer Dantzari Eguna con la participación de más de 2.000 dantzaris", detallan desde la federación.
En bodas y homenajes
Tradicionalmente, la danza popular ha estado vinculada a la vida social del pueblo. De hecho, se ha bailado en momentos importantes del quehacer de la colectividad, en situaciones y contextos muy diferentes, como sucede actualmente en las bodas y homenajes, por ejemplo. En este sentido, cada situación y contexto, dependiendo del lugar, del tipo de personajes que toman parte y de la significación que al acto le dan los actores, ha provocado formas y coreografías específicas destinadas a eventos de diversión y alegría colectiva, donde participan ambos sexos, o a danzas de homenaje u obsequio a personajes o símbolos importantes, donde son realizadas por un grupo de dantzaris seleccionados y preparados para ello. De ahí la gran diversidad de las euskal dantzak o danzas folclóricas o populares de Bizkaia.
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