Egilea
Oscar Cubillo
Komunikabidea
El Correo
Mota
Iritzia
Data
2011/09/10
Lotura
El Correo
Intentemos hoy ser más valorativos que descriptivos.
Korrontzi, liderados por el trikitilari Agustin Barandiaran, más que
influidos están inoculados por la escuela de Kepa Junkera y de él
asimilan desde los arreglos de las composiciones hasta los títulos
evocadores... y los músicos, pues con ellos va el guitarrista
exjunkeriano Alberto Rodríguez. Una cosa que no usa Kepa es el exceso de
almíbar melódico en algunas canciones lentas, como por ejemplo
'Ametsak'. Su música tiene un pie en el folk tradicional y otro en la
romería moderna, en la verbena rural, con el ritmo remarcado por bajo y
batería. Agustín, que se expresó todo el rato en euskera, preconizó que
se debía mantener la trikitixa porque es nuestra, pero el sonido
diatónico surgido durante el triki-boom de los 90 poco tiene que ver con
las parejas tradicionales y mixtas de trikitixa y pandero.
Además, a priori, barruntamos que 'Urratsa' -el
espectáculo estrenado en Getxo por Korrontzi, el grupo de baile de
Villabona Oinkari y el bailarín Igor Yebra- guardaría concomitancias con
el show 'Hostoak' de los txalapartaris exjunkerianos Oreka TX, pero no.
En 'Hostoak' están muy integrados el baile vanguardista, el cante
femenino de Iparralde y el folk vanguardista pero con sello vasco. Por
el contrario, en 'Urratsa' no acaban de amalgamarse las disciplinas.
Musicalmente Oreka TX llegan mucho más lejos con sus riesgos, viajes e
improvisaciones, mientras Korrontzi se conforman con emular a Kepa
Junkera rebajando la exigencia para que su cancionero pueda ser
presentado en las romerías. Aparte, la belleza de las canciones
melódicas del grupo femenino Amaren Alabak que agrandan 'Hostoak' es
lírica y estéticamente incomparable, por superior, con la entonación más
pop que folk de los temas de Korrontzi.
Y en la faceta del baile, 'Hostoak' va más lejos con sus
sugerencias, aparte de que los números resultan más naturales. El grupo
Oinkari en Getxo dibujó bonitas coreografías, pero arraigadas en la
tradición y la ezpatadantza (no en vano, lo que más aplaudió el
respetable fueron los fandangos ejecutados entre las filas de sillas), y
cuando Yebra actuó como protagonista a veces bailó a su bola, sin
empastarse en la música (en 'Ametsak' pareció incluso pedante), y
quedando mejor en las codas de varias piezas. Ah, también intervino una
grácil bailarina canadiense de Quebec, Sandy Silva, que hizo claqué y
percusión corporal también de manera poco integrada y demasiado
modernista.
A pesar de lo expuesto, el estreno de 'Urratsa' no cursó
aburrido. Oinkari hilvanaron vistosas coreografías mixtas ('Aldapan'),
las chicas sugirieron un can-can casto ('Joxek Andreari', un ejemplo de
la alegría de romería de los Korrontzi amplificados), donde menos se lo
esperaba uno surgieron hallazgos musicales ('Meñakoz', con el xilofono),
Yebra cosechó ovaciones en la mentada y afectada 'Ametsak', Korrontzi
hollaron su cima al reivindicar la trikitixa e interpretar un
instrumental aindiado y atávico ('Baratze'). Acabó el estreno y la gente
aplaudió encantada unos tres minutos a los oficiantes.