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Un viaje muy movidito

Alumnos del colegio San Ignacio y del instituto Saint Thomas d'Aquin de San Juan de Luz utilizan el Topo y la danza para expresar sus ideas sobre el intercambio

Egilea
Javier Meaurio
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Albistea
Data
2004/03/25

Cerca de 60 alumnos del colegio de San Ignacio y del instituto Saint Thomas d'Aquin de San Juan de Luz participaron en la denominada Topo Danza, una intervención en los andenes de las estaciones de San Sebastián, Errenteria, Irún y Hendaya, que pretendía reforzar la unión entre los dos lados de la frontera utilizando el Topo como símbolo y la danza como lenguaje universal.



La puesta en escena se inscribe dentro de la segunda edición de las jornadas Dantzaz que, promovidas por Ballet Biarritz de Donostia y la Casa de Cultura de Egia, ofrecen hasta el 4 de abril diferentes espectáculos, conferencias, talleres y una exposición del fotógrafo de DV José Usoz, además de la original puesta en escena de ayer.



El sonido de una didgeridoo -una gran flauta aborigen de Australia con agujeros diseñados por las termitas- se extendió por el recinto de la estación de Amara. Era el inicio de un viaje entre Donostia y Hendaya, un trayecto físico pero también interior, que a través del movimiento de la danza y el sonido de la música pretendió remarcar la necesidad del intercambio, del entendimiento y del diálogo.



El Topo se convirtió en una fiesta en la que el euskera, el castellano y el francés corrieron tan rápidos y alegres como las estaciones que se iban sucediendo hasta el primer destino: Errenteria.



Amara-Anoeta, Loiola, Herrera, Pasaia y Galtzaraborda asistieron a las canciones, el recital de poesía, los animados bailes y las risas y conversaciones entre los jóvenes adolescentes, que llamaban la atención a los despistados habituales pasajeros del Topo.



«Estuvimos en diciembre cerca de cinco días en San Juan de Luz ensayando y luego ellos han venido a Donostia. Ha sido una experiencia muy enriquecedora y bonita. Creo que de aquí surgirán amistades», dice un grupo de alumnos del colegio de los jesuitas. «Han sido los propios chicos los que han imaginado las cuatro diferentes coreografías que han interpretado en las cuatro estaciones. Reflexiones sobre las ideas del tren y del propio viaje», señala Pantxika Telleria, coreógrafa de la Compañía EliralE, que ha dirigido a los alumnos.



El Topo no vio alterado su normal horario. La parada en Errenteria no impidió que el convoy siguiera su itinerario y, terminada su actuación, los bailarines y sus acompañantes se incorporaron al siguiente Topo con destino a Hendaya.



Los bongos, las guitarras y la música grabada alegraron una mañana ferroviaria que tuvo sus dos siguientes puntos festivos en el puente internacional de Hendaya y en la localidad vasco francesa, «un viaje que no termina, sino que continúa en cada uno de nosotros», aseguraron los participantes en Topo Danza.

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