Dokumentuaren akzioak
Un festival de altos vuelos
El festival de Triska volvió a abarrotar el polideportivo Olaizaga
Retos de futuro
La historia de Triska se inició hace casi nueve años, cuando Josu Múgica cogió un pequeño grupo que en aquel tiempo aprendía danza en Deba. Poco después llegaría el salto a Mendaro, luego a Elgoibar y finalmente a Eibar.
Hoy en día, Triska está firmemente asentado en estas cuatro localidades y cuenta con un número cada vez mayor de alumnos. «Empezamos con 20 bailarines y, en la actualidad, ya tenemos 300 niños que quieren aprender a bailar en nuestras clases», señaló el dantzari y coreógrafo elgoibarrés.
En estas clases aprenden diferentes estilos de baile (clásico, moderno, jazz. rock, tango...) que en los últimos meses se han visto incrementados con la incorporación en febrero de un curso de break-dance, tal y como hubo ocasión de comprobar en el festival. «Hay tres profesores que imparten clases de este estilo. Contamos con ocho alumnos, pero tenemos muchas peticiones de inscripción de cara al próximo curso y para el intensivo que hemos programado para julio», manifestó Múgica.
Los que han tenido ocasión de asistir a los festivales de Triska desde sus comienzos coinciden en señalar el salto de calidad que se produce de año en año. Múgica es de esta misma opinión y, de hecho, le gustaría aspirar a metas más ambiciosas algún día. «Concibo estos festivales como un espectáculo global y, con el tiempo, me gustaría formar una compañía semiprofesional a partir de la gente que tenemos en Triska. Tenemos bailarinas que llevan bastante años conmigo y tienen un nivel que nos permitiría afrontar otros retos, por lo que no descarto dar ese salto algún día»,
La historia de Triska se inició hace casi nueve años, cuando Josu Múgica cogió un pequeño grupo que en aquel tiempo aprendía danza en Deba. Poco después llegaría el salto a Mendaro, luego a Elgoibar y finalmente a Eibar.
Hoy en día, Triska está firmemente asentado en estas cuatro localidades y cuenta con un número cada vez mayor de alumnos. «Empezamos con 20 bailarines y, en la actualidad, ya tenemos 300 niños que quieren aprender a bailar en nuestras clases», señaló el dantzari y coreógrafo elgoibarrés.
En estas clases aprenden diferentes estilos de baile (clásico, moderno, jazz. rock, tango...) que en los últimos meses se han visto incrementados con la incorporación en febrero de un curso de break-dance, tal y como hubo ocasión de comprobar en el festival. «Hay tres profesores que imparten clases de este estilo. Contamos con ocho alumnos, pero tenemos muchas peticiones de inscripción de cara al próximo curso y para el intensivo que hemos programado para julio», manifestó Múgica.
Los que han tenido ocasión de asistir a los festivales de Triska desde sus comienzos coinciden en señalar el salto de calidad que se produce de año en año. Múgica es de esta misma opinión y, de hecho, le gustaría aspirar a metas más ambiciosas algún día. «Concibo estos festivales como un espectáculo global y, con el tiempo, me gustaría formar una compañía semiprofesional a partir de la gente que tenemos en Triska. Tenemos bailarinas que llevan bastante años conmigo y tienen un nivel que nos permitiría afrontar otros retos, por lo que no descarto dar ese salto algún día»,
Los bailarines de break dance ofrecieron una actuación espectacular. /AITOR
Dokumentuaren akzioak