El Chupinazo se lanza desde el balcón de la Casa Consitorial. Esta obviedad se ha convertido este sábado en una media verdad. Porque en un lateral de la plaza del Ayuntamiento, en el cercano edificio municipal de casa Seminario, se ha agolpado la otra mitad del cohete: una treintena de miembros de Duguna Dantzari Taldea que también encendieron la mecha festiva. La complicidad entre los dos balcones ha sido total.
“Lo primero que hemos hecho es mirar allá. Nosotros somos las tres personas que hemos sido elegidas, porque no podían subir todas al balcón. Pero hemos querido que sintieran el momento como suyo, porque así es, y para mí no podía ser de otra manera: la primera mirada, el primer gesto, el saludo, era para el resto de dantzaris del grupo”, ha explicado Aritz Ibáñez Lusarreta, director de Duguna, poco después del estallido festivo.
“Representamos a Duguna, que tiene 75 años de historia”, ha añadido Ángel Arana Seguín, presidente de la entidad. “Los compañeros que están en el balcón de enfrente te dan fuerza y te animan. Hace ilusión”, ha argumentado. “Eso es una marabunta, un mar de gente, que por mucho que lo veas por televisión hay que vivirlo desde el balcón. No piensas que pueda haber tanta gente, y que te estén esperando, y que te estén gritando... Hay que estar ahí para saber lo que es”, ha comentado a propósito del ambiente en la plaza.
Aritz, Ángel e Itxaso Martínez de la Pera Barrachina han llevado puesta la camiseta del 75º aniversario de Duguna Dantzari Taldea “para simbolizar esa unión del grupo. El lema del aniversario precisamente es Adiskidantza, porque bailamos junto a nuestros amigos, compañeros y compañeras del grupo”, ha detallado por su parte Itxaso.
“Teníamos muy claro que ellos estaban allí, y algunos otros también en la Plaza, y que esto era algo que íbamos a vivir todas y todos juntos... han sido casa”, ha añadido la dantzari.
“Un subidón”
Poco después de las doce del mediodía, todavía con las pulsaciones desatadas, Ibáñez ha descrito cómo es eso de asomarse al balcón y ver a toda una plaza esperándote: “Casi ni te das cuenta. Son tantas emociones: el nerviosismo, ver la plaza llena... Se vive con todos los sentidos; en la piel, la energía que sube, el olor a alcoholazo, que también se nota... Yo creo que nos daremos cuenta después, cuando veamos las imágenes. El momento ese... el cohete sube, pues un subidón”, ha detallado. “Aunque te lo imagines, hasta que no sales al balcón no te haces a la idea”, ha afirmado.
Acostumbrados a bailar en la plaza en fiestas –lo hacen el día 7 y el 14– lo de este mediodía no tenía “nada que ver. Cada cosa tiene su punto especial. Yo tampoco cambio el bailar el día 7 en la plaza del Ayuntamiento, y poder mirar hacia arriba. Pero queríamos por una vez probar la contraria perspectiva, cómo se ve a la plaza bailar desde el balcón, y es algo que no se nos va a olvidar nunca”, ha asegurado.
Y ha reconocido que la plaza baila “muy bien. Hay maneras distintas de bailar. En Sanfermines a veces se baila con el traje ritual, otras veces son bailes espontáneos en cada esquina de la ciudad... y otro baile inmenso es el de las doce del mediodía del día de hoy, y la plaza baila tremendamente bien. Pamplona es una ciudad dantzari y lo han demostrado”.
Los nervios previos
La víspera del cohete Itxaso ha pasado una noche “bastante complicada. No sé si ha ayudado vivir aquí en lo viejo, entre el ruido de la calle, la lluvia, los nervios... hoy ya dormiremos un poco mejor”.
Se ha levantado nerviosa y, antes de asomarse al balcón, los de Duguna han quedado para almorzar: “Estar con todas las compañeras y compañeros ayuda bastante a calmar esos nervios. Lo importante era juntarnos, sentir ese calor como grupo. Y con eso nos quedamos”.
Pasadas las 11.30 horas Aritz, Itxaso y Ángel han hecho su aparición en la tercera planta del Ayuntamiento. Les esperaban una buena tropa de cámaras y periodistas. Eran el foco informativo y han ido atendiendo con paciencia a todo el mundo. “Ya nos habían avisado, pero es verdad que no te haces a la idea de esto. Con calma, intentamos contestar lo mejor posible y ya está. Hacemos lo que podemos. Está siendo una locura. También curioso y bonito, y un aprendizaje”, ha relatado Itxaso.
El otro balcón
Una vez cumplida la misión, los tres de Duguna han podido relajarse, fundirse en un abrazo y brindar con otros miembros del grupo que, desde el balcón contiguo, se han acercado al Ayuntamiento. “Es un privilegio que el grupo al que perteneces lance el Chupinazo, más aún que sea un familiar y una persona tan cercana... y tener la oportunidad de verlo es una pasada”, ha considerado Itziar Pérez, dantzari de Duguna y nuera de Ángel.
Ha sido el cohete de todos. “Eso es lo bonito. No lo han tirado tres personas, lo ha tirado el grupo. Ellos son los representantes de Duguna y nos tenían muy presentes siempre. Es una sensación indescriptible. Creo que voy a soñar con esto toda la vida. No es para nada lo que se ve en los vídeos, hasta que estás arriba de verdad y lo vives... alucinante”, ha añadido Itziar, que ha destacado además todo el trabajo que hay detrás y las horas de ensayo.
Este domingo el grupo devolverá a Pamplona el regalo del Chupinazo bailando en Cuerpo de Ciudad en la Procesión. Y la dantzari Ainara Ranera, a la que este sábado de pura emoción se le ha puesto la piel de gallina aproximadamente cada 30 segundos, ha dicho que se dedicarán “a bailar, a disfrutar tú, a hacer disfrutar a los demás con lo que estás disfrutando, y ya está. Y sacar a la gente una sonrisa y poner a bailar a la plaza”.