Un Alarde con relevo en el mando

Cañones, moro, desfile, general, fusiles, versos de Iparraguirre, dantzaris, música y la ilusión de cientos de antzuolatarras. Todos los elementos de la exhibición estaban ayer en la calle de la localidad de Debagoiena para disfrutar de una representación en la que participan activamente muchos vecinos de la localidad y que se lleva realizando desde 1881. Por desgracia también hizo acto de presencia la lluvia que acompañó a músicos, fusileros, actores y dantzaris durante las diferentes etapas de esta mítica exhibición. Hasta las calles por las que pasaba el Alarde se acercaron vecinos de toda la vida y otras caras nuevas que querían conocer la tradición.

A las 19.00 horas, tal y como se había anunciado, ya estaba toda la formación reunida en la Plaza para recorrer las calles con los acordes de la 'Marcha de fusileros' interpretada por los txistularis y tamborileros y los 27 fusileros caminando tras el general. El público se resguardaba de la lluvia en las calles mientras disfrutaba del desfile, los dantzaris ofrecieron las habituales trokeo dan-tzak al ritmo de 'Alborada Segura' entreteniendo a aquellos que optaban por esperar en la Plaza el regreso de la comitiva. Los participantes en el desfile aguantaron el chaparrón y la comitiva no se detuvo en ningún momento.

Encuentro y acuerdo

El mando llegó a la Plaza a las 19.30 horas donde pasó revista a fusileros y gastadores, y se interpretaron los versos de Iparraguirre.

El nuevo general, Lander Dominguez, recordó a los presentes los hechos de la batalla de Valdejunquera, en el año 920. Narró la historia de la conquista de la bandera del califato, el general pronunció un discurso que durante 18 años recitó su predecesor Joseba Iparragirre. Entonces, entró en escena Abderraman III y el personaje prometió no someter nunca más al pueblo de An-tzuola y el general, a su vez, prometió no someter al suyo. A continuación, se le retiraron las cadenas al moro y subió a su caballo para que los hombres de armas despidieran el encuentro con salvas de fusiles y cañones. Tras el ritual, el antiguo general ofreció el bastón al actual sucediéndolo, de esta manera, oficialmente en el cargo. Después se homenajeó y se lanzó una nueva salva en honor a Jose Angel Arbulu que se retiraba como oficial tras 35 años interpretando el papel.