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Tutús y punteras
El Teatro Coliseo acoge hoy, a partir de las 20.30
horas, el festival de fin de curso del Ballet Eibarrés, en el que
participarán un total de 41 chicas de entre 5 y 18 años. Hace más de 50
años que la eibarresa Juanita Unzueta fundó la primera escuela de
ballet en Eibar, y ya hace tiempo que, la que fuera su alumna Pili
Alonso, le ha tomado el relevo y se ha hecho cargo de las clases.
Alonso asegura que el festival se basa en el ballet clásico, que es lo
que se imparte en la escuela, pero también habrá sitio para otro tipo
de bailes «no tan clásicos y con diferentes tipos de música».
La profesora asegura que las chicas saldrán al escenario
con sus punteras y sus tutús «con muchas ganas y mucha ilusión». «Se
podrán ver un total de 12 coreografías, la mitad de ellas del grupo de
las mayores», explica. «A pesar de ser un espectáculo de ballet
clásico, para mí este año ha quedado bastante informal. Generalmente
suelo intentar incluir más clásico y menos de otros estilos, pero este
año ha quedado bastante variado. Incluso metemos músicas de Queen y de
Metallica».
Una intervención quirúrgica hizo que Pili estuviera este
curso algunos meses de baja, por lo que el tiempo de preparación del
espectáculo ha sido menor. «Yo ya lo tenía descartado que este curso
pudiéramos hacer el festival, pero fueron los padres y madres de las
niñas los que me animaron a prepararlo». La profesora explica que el
objetivo principal de este tipo de espectáculos de fin de curso es «que
los padres vean lo que las chicas han progresado en la academia durante
todo el año, pero esto este año quizás se perciba menos porque el curso
ha sido más corto».
Mucha competencia
Además del empuje de los familiares, Pili Alonso, ha
contado con sus propias alumnas como aliadas. «Se han involucrado un
montón. Muchas de ellas están estudiando y han sacado horas de donde no
tenían para preparar el festival», señala.
Pili Alonso lleva desde 1979 dando clases en el ballet
eibarrés, y afirma que, hoy en día, se siguen apuntando muchas chicas.
«Actualmente tengo 41 chicas, y es una cifra que se ha mantenido
prácticamente igual durante los últimos años», señala la profesora. Y
eso que hoy en día, al ballet clásico le ha salido mucha competencia
con las nuevas tendencias en el baile. «Hubo años en los que lo único
que había en Eibar era el ballet. En la actualidad, sin embargo, los
chavales pueden elegir entre una oferta muy variada: hay clases de todo
tipo de baile, diferentes disciplinas deportivas, etc. Personalmente,
pienso que esta variada oferta es enriquecedora, y los chavales pueden
elegir mejor lo que les gusta». En el caso del ballet eibarrés, Alonso
se conforma con tener alrededor de 40 alumnas, entre otras cosas,
«porque la escuela, por su tamaño, no da más de sí».
La profesora señala que, lo más normal, es que se den
relevos generacionales. «Muchas veces las madres traen a sus hijas al
ballet porque ellas también fueron alumnas de la escuela y les gusta.
La conclusión que saco es que la mayoría de las que han pasado por el
ballet eibarrés se han quedado con un buen recuerdo».
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