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Tributo de espadas a La Antigua
El pueblo de Zumarraga volvió a rendir tributo a la
virgen de Antigua por Santa Isabel. Lo hizo encabezado por los dantzaris
de Irrintzi, que interpretaron la ancestral ezpata dantza a los pies de
la 'amatxo'. A sus espaldas, cientos de personas abarrotaron la ermita
que, un año más, se quedó pequeña.
Eneko Galdos, Eneko Esteibar, Iker Rodríguez y Joanes
Jaka fueron los 'capitanes' encargados de bailar las espadas. Les
acompañaron 'en la cuerda', Aitor Zabaleta, Xabi Molina, Erik Molina,
Mikel Antia, Iñigo Garralda, Mikel Aranburu, Imanol Urteaga y Xabi
Garziandia.
Si los dantzaris fueron los protagonistas, los
txistularis, vestidos para la ocasión en blanco y rojo, desempeñaron
otro de los papeles importantes de la jornada.
Antzinako Ama Txistulari Taldea estuvo representado por
María Jesús Arratibel, Mikel Guridi, Xabier Soraluze, Maialen
Zubizarreta, Ainhoa Zumarraga, Mikel González, Gorka Janeiro, Endika
Alzelai y Unai Izagirre.
Dantzaris y txistularis abrieron la comitiva que, junto a
autoridades y vecindario, partió de la plaza de Euskadi a las nueve y
media de la mañana camino a La Antigua.
El protocolo les llevó en primer lugar a Ntra. Sra. de la
Asunción, donde se sumaron los cabildos parroquiales. Posteriormente,
todos se dirigieron a Eitza.
El barrio les recibió engalanado para la ocasión. Piso de
hierba y sábanas blancas con flores prendidas, en los balcones. Tampoco
faltó el clásico tentempié que a base de vino dulce y pastas comparte
la comitiva en los soportales de la ermita de San Gregorio.
Tras superar el barrio, el protocolo desapareció.
El calor y la cuesta hacia la ermita quedó patente en más
de uno.
Al llegar a Antigua las autoridades se dirigieron a la
campa posterior de la ermita donde les esperaba el almuerzo. Los vecinos
que subieron en la comitiva entraron a la ermita para garantizarse un
sitio desde el que disfrutar de la ezpata dantza. Media hora antes de su
inicio el templo estaba repleto.
Tras el baile de espadas en el interior de la ermita
llegó la procesión y la misa, que fue concelebrada por una decena de
sacerdores. El aurresku de honor en el exterior de la ermita fue seguido
por numeroso público. Según avanzaba la mañana las campas de Antigua se
iban llenando de gente. Cabe señalar que a las doce y media del
mediodía la cola para coger el autobús llegaba a Leku-Ona.
La polémica en torno al centro de interpretación de La
Antigua también ocupó su espacio en Santa Isabel. Los pañuelos verdes
repartidos por la plataforma Antiguarekin asomaron desde primera hora en
la comitiva y se multiplicaron a lo largo de la jornada. En el aurresku
de honor la mayoría de las chicas sacadas a bailar lo portaban.
Miles de personas disfrutaron de la comida en las campas y
bailaron en la romería. La bajada, la kaleko ezpata danza cerraron los
actos oficiales del 2 de julio. Pero, la noche fue larga.
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