Tolosa vive su día más grande

La festividad de San Juan Bautista, muy sentida por los ciudadanos de Tolosa, está llena de ritos y tradiciones, de raigambre y colorido. Ayer quedó realzada por la benigna climatología veraniega, y por el hecho de celebrarse un domingo, lo que atrajo a mucha más gente a Tolosa. El auge de los carnavales ha relegado a un segundo plano, al menos en cuanto a eco mediático de cara al exterior, este día singular, 24 de junio, en el que Tolosa revive su pasado, y que ofrece muchos alicientes desconocidos para los guipuzcoanos: desde el Alarde con las compañías de los escopeteros, hombres y mujeres, hasta la procesión, la Misa Mayor, los bordondantzaris, el desfile de los concejales ataviados con capas características, el aurresku del Prado Grado, las calles engalanadas con ramas de fresno, el baile de los ediles, el zortziko de San Juan de Eduardo Mocoroa, que suena incesantemente durante toda la jornada interpretado por la Banda de Música.

El Alarde de San Juan de Tolosa es cada vez más vistoso y participativo. La incorporación totalmente normalizada de la mujer y la participación de la juventud, han realzado esta celebración, hoy clave en el devenir de la fiesta, y que hace no tanto tiempo se circunscribía a una reducida representación masculina de las sociedades gastronómicas. Ayer desfilaron y dispararon sus salvas quince compañías mixtas, cada una con su atuendo característico, en una cita que reunió en total a más de 1.500 escopeteros y escopeteras. Cada compañía desfila por separado, pero se agrupa para las descargas generales del Alarde, en la plaza Zaharra y plaza Euskal Herria por la mañana, y en la plaza del Triángulo, por la tarde.

La 'bordondantza' volvió también a ser uno de los elementos centrales de la fiesta. Los 'bordondantzaris' del grupo Udaberri honran al patrono de la villa en la plaza Santa María y acompañan a la corporación municipal en su visita a la iglesia de Arramele, también en el Aurresku del Prado Grande. La 'bordondan-tza' o baile de los bordones, conmemora la victoria de los guipuzcoanos sobre los navarros en la batalla de Beotibar del año 1321. Es uno de los muchos elementos de esta jornada tan solemne como festiva.