Dokumentuaren akzioak
Tamara Rojo dirigirá a los 65 bailarines del English National Ballet de Londres
Dejará el Royal Ballet tras 12 años como primera bailarina, pero seguirá actuando en su nuevo destino
A sus 37 años, Tamara Rojo dirigirá una compañía de
unos 65 bailarines que cuenta con su propia orquesta sinfónica y una
escuela independiente. Respetará el impulso fundacional del ENB,
enunciado hace más de 60 años, para acercar montajes clásicos de calidad
a precios asequibles al público nacional e internacional. Sin renunciar
a bailar, potenciará a los nuevos talentos en danza y coreografía.
«Quiero empujar las barreras del ballet clásico. Las líneas definitorias
entre la danza contemporánea y el universo clásico ya no están tan
claras y me gustaría descubrir si realmente existen hoy en día»,
explica.
Antes se despedirá del Royal Ballet, su 'hogar' de los
últimos 12 años como bailarina principal. En este tiempo bordó
personajes de carácter fuerte y papeles exigentes, como Carmen, la Bella
Durmiente o Odile-Odette. La diosa Diana es su última interpretación
programada para agosto en el Covent Garden, aunque no se descarta una
velada estelar junto a viejos colegas y artistas invitados de la
compañía. «Me voy con alegría y gratitud. Me ha permitido compartir
escenarios con los mejores artistas del mundo», señala.
De hecho, en 2011, la junta del Covent Garden a punto
estuvo de confiar en Rojo la dirección del Royal Ballet, que finalmente
recayó en Kevin O' Hare, candidato con un perfil más administrativo. «No
tenía esperanzas de llegar tan lejos en la selección. Aprendí mucho
sobre el proceso y sobre mis propios límites. La integridad artística es
esencial y me di cuenta que soy capaz de pelear más por mi visión que
por un puesto de trabajo», recuerda.
ENB recupera la hija pródiga que pierde su rival
londinense. Rojo debutó con 23 años en la compañía del Coliseum y poco
después, cuando bailaba en 'El cascanueces', la prensa la reconoció como
la gran revelación de la temporada. «Fue mi reconocimiento artístico»,
confirma Tamara. Siguió escalando cimas con su técnica de acero, sus
líricos y dramáticos movimientos o, como ella misma sugiere, «con
impulsos irresistibles» a bailar y dar piruetas. De cara a su nuevo reto
profesional añade: "La dirección requiere mucha dedicación, esfuerzo,
pasión, entrega. Me siento en la mejor forma como bailarina -el cuerpo
está muy bien- y con mucha energía y capacidad mental».
Dokumentuaren akzioak