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El grupo de dantzas de Tafalla reúne a 300 miembros en su 40º aniversario
Tras desfilar por las calles durante la jornada, 225 participaron en la comida. Los veteranos fueron homenajeados y Javier Murillo, fundador en 1966, recibió una mención especial
Los inicios, en 1966, del grupo tafallés resultaron un poco duros porque había que empezar de cero para aprender los pasos de los bailes. Pero todos sus miembros se volcaron en los ensayos e invirtieron muchas horas semanales en ello.
Las mujeres de la promoción de los años 70, vestidas de caseras, conversaban en la plaza y recordaban cómo, durante los primeros años, ensayaban en una bajera muy mal acondicionada. Una de ellas, Isabel Izco, estaba emocionada con su traje: "Me lo ha regalado una amiga de Zarautz porque sabía la ilusión que me hace este momento. He venido desde Alicante para celebrar este día y es muy bonito reencontrarse con gente que ya no vive aquí". Su madre, de 85 años, también había sido dantzari, pero su edad no le permitió acudir a la concentración. Su hija disfrutaba por ella del momento: "Es emocionante, porque estoy recordando mis 18 años, en los que viví muchas cosas", explicaba Izco. Estas ex dantzaris llevan dos meses ensayando dos horas todos los miércoles, pero el esfuerzo ha merecido la pena. "Esto es algo que no se olvida. Ya no tenemos agilidad, pero con un poco de ensayo hemos recordado los pasos olvidados", añadía.
A su lado, José María Esparza resumía la historia del grupo: "En los años 30 se creó el primero de los grupos, pero la guerra hizo que se disolviera. Tras varios años de interrupción, a mediados de los años 50, se formó uno nuevo, pero tampoco terminó de cuajar. Por último, en 1966 reapareció el grupo que se ha mantenido 40 años ininterrumpidos", explicaba Esparza. Este ex dantzari estaba contento por la celebración y marcaba un nuevo objetivo para el grupo: "Ahora nos gustaría formar una fundación integrada por dantzaris, txistularis y gaiteros. Sería una bonita forma de unir un sentimiento que todos compartimos", decía.
Llegó el momento de la foto y todos se colocaron en las escaleras de la iglesia de Santa María. "Ongi etorri y bienvenidos a todos- comenzó a decir por megáfono Javier Larrea, uno de los coordinadores del acto-. Espero que los que estamos hoy aquí, volvamos a juntarnos para el 50 aniversario". Después de dirigirse a todos los dantzaris no dudó en mostrar su amor por el baile: "Dantzari es quien no puede evitar mover los pies cuando oye la música. Se lleva dentro", expresaba.
En primera fila, Daniel Espinal, sonreía de la mano de su bisnieta, Nerea Jiménez, vestida de pospoliña. A sus 82 años, era el más mayor de los que posaban ante las numerosas cámaras de los vecinos del pueblo. Estaba emocionado y lleno de recuerdos: "Me acuerdo especialmente del verano de 1934. Era uno de los dantzaris más pequeños y bailé en un festival celebrado en la plaza de toros, en el que participaron algunos grupos de Bilbao". A causa de la guerra, sus años como dantzari finalizaron antes de lo deseado y "por circunstancias de la vida", Espinal tuvo que marcharse a Barcelona. No volvió a retomar las danzas, pero sigue emocionándose cada vez que ve bailar.
las fiestas se adelantan Tras la foto y con mucho ambiente de prefiestas, los bailes y la música continuaron durante toda la jornada. Los dantzaris se colocaron en fila y comenzó el pasacalles por la localidad. En primer lugar, los veteranos desfilaron portando la bandera del grupo. Les seguía la banda de txistularis y la fanfarre Hilargi de la localidad. Por detrás, caminaban los más jóvenes y cerraban la comitiva los trikitilaris y los niños, la mayoría hijos de ex dantzaris.
A
las 13.30 horas, bailaron en la Plaza y una hora después comenzó la
comida. Después de risas, cantos y más danzas, volvieron a desfilar y
el acto culminó a las ocho de la tarde con el baile de la Era. Matilde
Pérez de Iriarte, una de las ex dantzaris que participó de la fiesta,
mostraba su alegría porque todo había salido bien: "Ha ido todo de
maravilla. Lo hemos pasado muy bien y hemos cantado y bailado
muchísimo".
Un sentido reconocimiento
Además de la concentración de dantzaris, los
congregados quisieron aprovechar el día para homenajear a los miembros
de aquel primer grupo que tuvo que disolverse a causa de la Guerra
Civil, entre ellos, Daniel Espinal, de 82 años, y que estuvo desde la
mañana participando en todos los actos. Por otro lado, recordaron de
manera especial a Javier Murillo, fundador del grupo de 1966. Murillo
falleció a los 51 años en la tragedia de Biescas del 7 de agosto de
1996, junto a su mujer, Presentación Saldias y dos de sus hijos, de 11
y 12 años de edad. En un primer momento, se esperaba que su hijo,
Sergio Murillo, superviviente de la catástrofe, pudiera visitar la
localidad para ser homenajeado. Pero finalmente, el joven no pudo ir
por la tarde a Tafalla, aunque llamó agradecido y comunicó que su tía,
la hermana de su padre, irá hoy al municipio tafallés. En el
Ayuntamiento de la localidad, se le obsequiará a ésta con una foto
enmarcada en la que Javier Murillo aparece en el 25 aniversario del
grupo de danzas, acto al que asistió acompañado por su mujer.
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