“Con el baile se nos quitan todos los dolores y es la mejor terapia”. Así lo subraya Dámaso Riera que, a sus 67 años y recién operado de la cadera, ha dejado de agitar el esqueleto, pero que sigue con la imprescindible labor de poner la música de las sesiones, con lo que disfruta. “No soy de los que pone la música y se va al bar a jugar la partida. Voy cambiando los temas en función de la gente”, señala el responsable, que enumera la larga lista de estilos que suenan los domingos en Kutxa Kultur de Tabakalera: tango, bachata, salsa, rock, mexicanas, vals... “Voy poniendo de todo, también Despacito, que a la gente le gusta mucho bailar a lo suelto, y también las últimas que se escuchan, como Chica, chico, baila conmigo”.
El apasionado disc-jockey se dedica a esta tarea desde hace 20 años cuando impulsó la celebración de los bailes en el hogar Egiatarra, al principio, solo los sábados por la tarde. “Venían unas pocas parejas y poco a poco fue llegando más y más gente. Entonces empezamos a celebrar el baile también los domingos y resulta que venía aún más gente, quizás porque los domingos hay menos cosas que hacer”, recuerda. En Tabakalera, sin embargo, el baile no se celebra los dos días del fin de semana sino solo el domingo: “No lo organizamos porque no nos dejan;pero ya nos gustaría y también se llenaría”, afirma el responsable de seleccionar las melodías.
Dámaso, que ha tenido diversos oficios en su vida, desde carpintero a camionero, siempre ha sido un enamorado de la música y del baile, aunque no ha podido dedicarse a ello. “Aunque vivo en Egia desde joven, nací en Pamplona y siendo niño me escapaba del tercer piso para ir al baile de la Txantrea;siempre me ha gustado”, destaca. Y da fe de que su pasión no es muy original porque el baile de Egiatarra, ahora provisionalmente Tabakalera, tiene un público fiel que no se cansa. Si lo hace, es solo físicamente, lo que ayuda a mantener el cuerpo en forma y a dormir mejor, como destacan algunos de sus asistentes.
precio temporal
Dos euros
Alquiler
El baile de los jubilados de Egia no está cerrado a los mayores de otros barrios o localidades. Los asistentes se juntan, hacen nuevas amistades y disfrutan de una tarde alegre al módico precio de dos euros. En Tabakalera se cobra esta entrada, mientras que en el hogar el precio era de un euro. El motivo de la subida es que los jubilados deben abonar parte del alquiler de la sala de Tabakalera, que ha formalizado el Ayuntamiento mediante un acuerdo con Kutxabank. El Consistorio se hace cargo del 60% de la renta mientras que el hogar de mayores paga el 40%.
Para lograr los ingresos necesarios, dos mujeres, Adoración Sagarna y Amelia Rodríguez, cobran la entrada a quienes llegan a la sala de baile de Tabakalera directas desde el ascensor. Los que se dirigen a la zona en la que se exponen cuadros o fotografías son seguidos por la mirada, pero no se les reclama el precio del acceso al baile.
La afición por danzar de las personas mayores, no todas asiduas en el pasado a las discotecas, no solo sirve para su disfrute una vez a la semana. Algunas de ellas, especialmente implicadas en los bailables, se atreven con sevillanas y componen también otras coreografías, como las muy exitosas de El Coyote (música country), que se conocen como baile en línea, y son muy populares en puntos vacacionales de jubilados como Benidorm. Estos grupos, de una treintena de personas, no se conforman con dar rienda suelta a sus bailoteos sino que los ofrecen como espectáculo en residencias de ancianos, como San José de la Montaña y otras, donde son requeridos para ofrecer una ración de alegría a los que viven en estos centros. l