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«Si llega un contrato del Royal Ballet, no puedes decir que no»
Itziar Mendizabal Primera Bailarina del Ballet de Leipzig. La bailarina hondarribiarra ficha por la compañía londinense para la próxima temporada
-¿Cómo surge la oportunidad de entrar en el Royal Ballet?
-A Paul Chalmer, director del Ballet de Leipzig, no le
renuevan el contrato y, al ver que entraba un coreógrafo muy moderno y
que su trabajo ahora no me interesaba, presenté mi dimisión. Coincidió
que estaba una repetidora de las obras del coreógrafo Glenn Tetley en
Leipzig, montando 'La consagración de la primavera' y fue ella la que
me pidió un DVD para entregarlo al Royal Ballet, donde también monta
ballet. A la semana me llamó Monica Mason, directora del Royal, fui a
Londres y al segundo día, me ofreció un contrato como Primera Solista.
-En el cambio, pierde el rango de Primera Bailarina por el de Primera Solista, ¿merece la pena?
-Cuando me ofrecieron el contrato, no lo dudé ni un
instante. Cuando llega un contrato del Royal Ballet, simplemente, no
puedes decir que no. El Royal es una de las mejores compañías del
mundo. Voy a tener delante como ejemplo a bailarinas de tanto nivel,
que voy a poder aprender mucho. Ser Primera Solista del Royal y Primera
Bailarina del Ballet de Leipzig no equivalen; incluso creo que es más
ser Primera Solista del Royal.
-También va a bailar un repertorio diferente.
-Las coreografías del Royal van a ser super
interesantes. Me encantan los ballets de sir Frederick Ashton y de sir
Kenneth MacMillan. Ya he bailado ballets de Víctor Ullate durante mi
etapa en su compañía y de Uwe Scholz, ahora, en Leipzig. Estoy abierta
a nuevas cosas.
-¿Qué retos se plantea en esta nueva etapa?
-Aprender mucho, disfrutar del trabajo y de Londres. A
estas alturas, sé qué es lo que puedo hacer y que no. Nunca pensé que
llegaría a bailar en el Royal Ballet y tengo que dar gracias a Dios por
todo lo que me ha llegado.
-¿Cómo imagina su debut en el insigne Covent Garden?
-Histérica. Covent Garden impone. Por allí, han actuado
los mejores artistas de todos los tiempos, bien cantantes, bien
bailarines. Se trata de un público que conoce la danza, un público
crítico, un público que te puede querer mucho o nada.
A nivel de publicidad, estás muy expuesto. Todo el mundo
se entera de si lo has hecho bien o mal. Aún no he pensado qué me
gustaría bailar. Todo lo que es nuevo me suele apetecer. Me gusta
tirarme a la piscina.
-A punto de concluir su estancia en el Ballet de Leipzig, ¿qué balance hace de sus cuatro años en la compañía alemana?
-Como artista, Leipzig ha sido mi trampolín, en gran
parte, gracias al director Paul Chalmer. Cada vez me ha puesto metas
más altas. En junio, hago el último espectáculo allí. Me voy de Leipzig
con un recuerdo estupendo. Me encanta la ciudad, la vida allí, la
compañía, los ballets del coreógrafo Uwe Scholz. Leipzig es una ciudad
muy cómoda; en Londres, sí voy a echar de menos ir en bici a todas
partes.
-El año pasado estuvo nominada a los Premios Benois de la Danse -Oscar de la danza-, ¿cómo lo vivió?
-Me quedé muy sorprendida al estar nominada al Oscar de
la danza. Me parecía que me quedaba grande. Es un honor, además de que
la nominación fue por el papel de 'El pájaro de fuego', una obra que me
encanta. El hecho de estar nominada ya fue un regalo en sí mismo.
-Aquí, en casa, fue reconocida con el Premio Revelación de Gipuzkoa 2009.
-Igual hasta me vale más, porque son los premios de
casa, de la gente que te quiere. Todo lo que venga de casa, bienvenido
sea. Recuerdo el acto como algo muy emotivo. Un día para compartir con
la familia, los amigos, con mi gente, con los que puedo estar tan poco.
-¿En qué momento profesional se siente?
-Me siento en un momento de madurez artística: más
segura, más artista y disfruto más. Tienes experiencia, a la vez de que
sientes más libertad. Creo que soy una bailarina versátil, capaz de
hacer clásico, neoclásico y contemporáneo. Disfruto mucho en el
escenario y eso el público lo ve. Luego habrá un día bueno y otro malo.
Me quedan algunos roles pendientes como la Kitri de 'Don Quijote', el
'Onegin' de John Cranko o la 'Carmen' de Mats Ek. Si los bailo bien y
si no los bailo, tampoco se termina el mundo.
-Hondarribiarra militante, ¿se siente profeta en su tierra?
-Profeta en mi tierra, no. Cuando llego a casa, soy una
más de la cuadrilla y me tratan como a las demás. La diferencia es que
mi trabajo es más cara al público, pero, cuando vamos de pintxos, soy
una más entre mis amigas.
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