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Sentir los colores
Deba celebró ayer el día más importante de sus fiestas patronales, el dedicado a su patrón San Roke
Y para darse cuenta de ello nada como darse una vuelta
por la localidad costera de Deba un 16 de agosto, día grande de sus
fiestas patronales en honor a San Roke. Un vistazo rápido a sus calles
y vecinos y convencerse de que el rojo y el blanco se convirtieron ayer
en los colores protagonistas de la jornada festiva.
El día de San Roke comenzó con la tradicional diana y
encierro que a más de uno hizo ponerse las pilas. Pero un poco más
tarde de las nueve de la mañana los actos festivos se tornaron más
serios y los debarras acompañaron a su santo, como manda la tradición,
hasta la ermita de San Roke en donde se ofreció una misa.
La comitiva municipal, acompañada de un buen grupo de
debarras, arrancó desde Plaza Zaharra tras la primera interpretación de
la 'Ezpata Dantza de San Roke' (baile que sólo se ejecuta en Deba cada
16 de agosto) frente a la imagen del santo.
La procesión de San Roke es uno de los actos más
queridos por los debarras quienes, desde tiempos inmemoriales y cada 16
de agosto, rinden homenaje a este santo francés que, según cuentan,
cura la peste y está siempre acompañado por su fiel e inseparable
perro.
Tras el oficio religioso en la ermita, la comitiva
volvió al casco urbano debarra para continuar la procesión. En esta
ocasión, los debarras y los visitantes pudieron ver de nuevo, y en
diferentes calles, la interpretación de la 'Ezpata Dantza de San Roke'
hasta que la imagen del patrón de Deba (a hombros de los vecinos del
barrio de Artzabal que un año más cumplían su promesa ancestral) se
retiró al interior de la iglesia parroquial de Santa María.
Tras el acto cívico-religioso la animación de la mañana
continuó sin interrupción, esta vez de la mano de la comparsa de
gigantes y cabezudos debarra. En una Plaza Zaharra animada por el
público y acompañados de los sonidos de los Dulzaineros de Estella, la
imágenes del Rey, la Reina, Izaga, Carlosmonte, Salvador Martínez y
Juan Carlos Duñabeitia, todos ellos engalanados como el día grande de
Deba lo requería, realizaron una demostración de cómo el 'Baile de la
Era' se baila desde las alturas. Rodeando constantemente la plaza, los
gigantes debarras pusieron la nota alegre y colorista de la mañana en
honor al santo patrón de la localidad costera.
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