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«Se ha mejorado muchísimo a nivel de ejecución, pero hemos perdido la calle»

El txistulari durangués Juan Antonio Aroma recibe el premio Astarloa como reconocimiento a su labor por la música y la cultura vasca

Detrás del txistu y de las danzas vascas en Durango está la figura de Juan Antonio Aroma, miembro de Kriskitin. Comenzó a tocar en público hace 57 años, cuando apenas contaba once años, y desde entonces no sólo se ha esforzado por otorgar cada vez mayor protagonismo a este instrumento en sus diversas facetas, como txistulari y organizador de conciertos, su principal tarea actual, sino que también se ha dedicado a investigar y a escribir sobre la materia. Su vinculación con la cultura vasca y su incasable labor le han hecho merecedor de numerosos reconocimientos. El más reciente, el premio Astarloa. «Estoy muy agradecido pero también me da algo de vergüenza. No creo que me merezco tantos premios, porque no he hecho otra cosa que trabajar en lo que me gusta», reconoció.
Egilea
Marta Goikoetxea
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Durango
Mota
Albistea
Data
2014/01/09
Lotura
El Correo

Su andadura como txistulari comenzó a muy temprana edad. A los nueve años, persuadido por su madre, aprendió las primeras notas gracias a su hermana Amaia. «Tenía a la inspectora (por su madre) y a la profesora en casa», recuerda. Unas lecciones, que «aunque no apetecían mucho», tenían también su parte positiva. «Lo bueno es que no tenía que desplazarme, pero tuve que sacrificar otras aficiones», explica.

Poco podía imaginar aquel niño que empezaba con las primeras canciones que se convertiría años después en un txistulari de referencia en Euskal Herria. Aroma ha sido integrante de numerosos grupos, Garbi Alaiak, Tronperri y Kriskitin, entre otros. De estos dos últimos también ha sido fundador y cuenta en su haber con la medalla de plata otorgada por Euskal Herriko Txistulari Elkartea, uno de los máximos reconocimientos de la agrupación. Ha recogido además la historia de los grupos de danzas de la villa en el libro 'Durango Dantzan (1776-1960)' y es el txistulari habitual en las fiestas de Durango.

«Tenemos que salir más»

Su experiencia y su veteranía lo avalan para ofrecer un diagnóstico que la presencia del txistu en la villa. «Se ha mejorado muchísimo el nivel de ejecución, pero se ha pedido un poco de calle», puntualiza el experto. Según Aroma, «los txistularis debemos concienciarnos de que tenemos que salir más a tocar, pero a veces pecamos de pereza». De hecho, explica que este año han retomado, entre diez alumnos y tres adultos, la salida dedicada al Olentzero después de quedar olvidada durante tres años.

Con el paso de los años, Aroma ha ido dejando un poco de lado la primera línea. Reconoce que prefiere «estar detrás», en el rol organizativo que también ha desempeñado en otras facetas de su vida, en el fomento del euskera como coordinador de la campañas de alfabetización de Durango y también en la política.

«Quiero seguir mientras pueda y cuando me vaya, me gustaría irme sabiendo que todo esto el día de mañana seguirá», matizó.

«Se ha mejorado muchísimo a nivel de ejecución, pero hemos perdido la calle»
Aroma muestra el premio Astarloa concedido en diciembre.

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