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Sangüesa, capital de la danza vasca
Unos 650 niños de 18 grupos de danza de toda Navarra se concentraron en el Dantzari Txiki Eguna
Los grupos que desfilaron por las calles de Sangüesa -un total de dieciséis, ya que los de las ikastolas Axular y Amaiur tuvieron que retirarse antes-, lo hicieron como una auténtica riada a ritmo de txistu, dulzaina y tamboriles.
Fue a partir de las cinco de la tarde cuando los cientos de participantes comenzaron a reunirse en la Plaza de los Fueros, el punto de partida del desfile. Semejante concentración, a la que se sumaron los músicos o las fanfarres propias de cada grupo, hizo que la organización -la Federación de grupos de danzas de Navarra, que aglutina a 25 miembros-, considerara más oportuno ir repartiendo a los participantes por distintos puntos en torno a la calle Mayor de Sangüesa, como, por ejemplo, la iglesia de Santiago y el Ayuntamiento.
El grupo anfitrión, Rocamador, actuó junto a los de Aoiz y Eguzki Eder (Ansoáin) detrás del Ayuntamiento. Rocamador ofreció un repertorio amplio y variado de danzas infantiles: ariñ-ariñ, borobilean, bals, porrusalda, mandarra-joku, arra-dantza y biribilketa. Mientras, las madres sufrían por culpa de los pequeños charcos que se habían formado en las baldosas y ya se imaginaban las manchas que iban a decorar los bajos de las coloristas faldas de paño de las dantzaris sangüesinas.
A continuación, bailaron juntos los componentes de los grupos Aoiz y Eguzki Eder. Se lo pasaron en grande con la eskudantza (danza de las manos), porque cada vez tenían que hacerlo más rápido.
Los más pequeños -algunos de unos seis años- hicieron varias demostraciones por parejas, pero algunos parecían concentrarse más en vencer la vergüenza de bailar ante decenas de vecinos que en coordinar los pasos.
Algunas niñas del grupo Eguzki Eder, como María Medrano, de 11 años -que iba vestida de guipuzcoana, con falda de paño y sobrefalda de cuadros-, preguntaban a su monitora si ya les tocaba bailar cada vez que veían que otro grupo había terminado una de sus danzas. Eguzki Eder bailó también la makildantza de Zuberoa y la zinta dantza guipuzcoana.
Mientras, el cielo iba amenazando tormenta, y poco antes de las seis de la tarde ya cuajaron las primeras gotas. Pero tampoco importó. «Por la mañana nos ha tocado ir a Aibar, y los críos ya están cansados», comentaba Mikel Villanueva, del grupo de Aoiz, compuesto por dieciséis chicos de entre 6 y 12 años. Hacia las 18.15 horas, cuando ya llovía, todos los participantes se reunieron bajo las arcadas del Ayuntamiento para reponer energías con una merienda que consistió en garrote relleno de chistorra y cuajada.
Algunos de los miembros que reúne la Federación de Grupos de Danza de Navarra no pudieron asistir porque acudieron a la celebración del Día de Navarra en Baigorri. El Dantzari Txiki Eguna reunió a un total de 18 grupos:
Rocamador (Sangüesa), Amaiur (Huarte), Idozkia (Villava), Larratz (Burlada), Oberena (Pamplona), Iruña taldea (Pamplona), Ochagavía, Muthiko Alaiak (Pamplona), ikastola Axular (Pamplona), Orritz (Irurzun), Elai Alai (Lakunza), Aoiz, Eguzki Eder (Ansoáin), ikastola Jaso (Pamplona), Harizti (Barañáin), Elordi (Cizur Mayor), Tafalla e ikastola San Fermín (Pamplona).
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