Buscar la armonía entre el cuerpo, la mente y las emociones es posible gracias a la biodanza o también conocida como la danza de la vida. ¿Habías oído hablar de este nuevo baile? Tal y como proponen las disciplinas como el yoga o la meditación, la biodanza surge con el cometido de explorar nuevas experiencias a través del movimiento corporal. Solo hay que dejarse llevar por la música y sentir el aire entre las manos. Durante las sesiones se liberan tensiones y se alivian al mismo tiempo dolores e incluso emociones. Y es que se dice que la biodanza es totalmente sanadora. 

La biodanza fue creada por el psicólogo y docente chileno Rolando Todo (1924-2010) como una nueva forma de fomentar la autoestima y estimular el bienestar y la salud de las personas. Rolando empezó a emplear este baile en el Hospital Psiquiátrico de Santiago a partir de los años sesenta. Con este método sanador se dio cuenta que los pacientes mejoraban, eran más creativos, estaban llenos de vitalidad y con ganas de vivir. Y es que, la biodanza nace con el objetivo de estimular la vitalidad, sexualidad, creatividad, afectividad y transcendencia. Las escuelas de hoy en día ponen el foco en uno o más de estos aspectos. 

¿En qué consiste?

La biodanza se emplea como cualquier otro ejercicio físico, moldea el cuerpo y despeja la mente gracias al sentir de la música. En este baile no hay normas ni pasos establecidos, aunque emplea movimientos de las artes marciales o las danzas folclóricas, y se dice que hay que sentir lo que se baila, sentirse en paz con uno mismo y conectar con la alegría y las emociones. Cierto es que el coordinador del grupo puede establecer una coreografía para las clases, pero la aptitud siempre será la base para que las clases funcionen, y siempre ha de practicarse en grupo. Se puede practicar tanto al aire libre como en un espacio cerrado y se utilizan canciones y ritmos previamente seleccionadas por el monitor que inducen a la expresión de las emociones de las personas que lo practican. Así, la vitalidad, la salud y la alegría se funden en un todo. 

Asimismo, requiere de mucha disciplina, al igual que ocurre en cualquier otro deporte. La biodanza requiere también mucha constancia. Si se quieren notar sus efectos se debe practicar con regularidad. No existe una frecuencia marcada, se recomienda practicarlo al menos una vez por semana, pero de hacerlo, hay que asistir a clase cuando realmente uno lo sienta, pero siendo consciente de que en cada clase hay que superarse hasta lograr la completa felicidad.

La libertad de movimientos es la base de la biodanza.

La libertad de movimientos es la base de la biodanza. Pexels

Los beneficios de la danza libre

Las ventajas de la biodanza

Los beneficios que suponen la práctica ocasional de la biodanza (hay quien lo practica varias veces a la semana y quien lo hace una vez al mes) son variados. Hay que ir con la mente abierta a cada sesión y con ganas de pasarlo bien, ya que las energías de todos los participantes se conectan y es importante que haya una buena armonía con el fin de que fluya la felicidad en todas las dimensiones: corporal, emocional, cognitiva, relacional… 

Integración

Quizá uno de los beneficios más positivos de la biodanza sea la integración con uno mismo, ya que comenzamos a conocer nuestro cuerpo, nuestras necesidades, y gestionamos nuestras emociones, así como nuestros pensamientos. Además, la integración con el resto de las personas del grupo nos ayudará a establecer vínculos afectivos, algo también muy beneficioso para nuestra salud, ya que las nuevas amistades nos ayudan a crecer. Por otro lado, se dice que conectamos con el universo y conectamos con la naturaleza y con todo nuestro ser.

Potenciales intrapersonales

Durante las clases jugamos con nuestras emociones, logramos más autoestima, tener iniciativa, mostramos alegría, optimismo, creatividad… Todo esto se logra paulatinamente, pero la biodanza es un arma muy importante para desarrollarnos.

Potenciales interpersonales

A diferencia de las intrapersonales, aquí destacan la empatía, la confianza, el respeto por los demás, aprender a afrontar los conflictos, a establecer vínculos… 

Ganar salud

Practicar este tipo de baile hace que nuestra salud mejore. Reduce el estrés, ayuda a regular el sistema nervioso, fortalece el sistema inmunológico, estimula el cerebro, ayuda a superar la depresión, invita a crear un estilo de vida saludable e incrementa la alegría, entre otras muchas cosas.