Rudeza y sofisticación

En un punto intermedio, Maillot se interesa por rescatar del baúl de los recuerdos la versión más fidedigna de la polémica 'La consagración de la primavera'. En su momento, se entendió que esta pieza fue una negación absoluta del ideal romántico en el ballet, por lo que no gustó a principios del siglo XX. Verdadera pieza de museo, renacida gracias al trabajo de los arqueólogos Millicent Hodson y Kenneth Archer, y cuyo impacto sigue siendo tan intenso. La obra en sí contiene dos actos: el rito de adoración a la Madre Tierra y el sacrificio de una virgen para recuperar el equilibrio alterado. Al igual que el público del Teatro de los Champs-Élysées en su estreno, los espectadores del Kursaal mostraron sentimientos encontrados con la primera obra de la velada.

Con 'Shéhérezade', una historia exótica y sensual de sultanes, esclavas y harenes, se inaugura oficialmente el estilo de los Ballets Rusos. Jean-Christophe Maillot crea un mundo de lujo oriental, en el que Bernice Coppieters, estrella de la compañía y musa del coreógrafo francés, impone su dosis de elegancia y erotismo. El argumento trata de Zobeida, la favorita del sultán Shariar, quien, en su ausencia, consigue acceder al harén de esclavos, donde se interesa por el más bello de todos. En medio de la orgía, vuelve inesperadamente el sultán y ordena una matanza, siendo la propia Zobeida quien se suicida a los pies del sultán. Con la unión de ambas obras, Maillot crea un programa completo que alterna la rudeza primitiva con la sensualidad más sofisticada. Los Ballets de Monte-Carlo, donde milita el donostiarra Asier Edeso, ratificaron la gran calidad técnica de sus intérpretes, así como su ductilidad, debido a los diferentes registros de las piezas. Esta tarde, a las 20.00 horas, segunda oportunidad de disfrutar de la compañía monegasca homenajeando a los Ballets Rusos. Además, ocasión única para felicitar al director por su cincuenta cumpleaños. Zorionak, Monsieur Maillot.