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Rito íntimo en un auditorio poblado
Kukai prepara su último trabajo, ‘Erritu’, en la Itsas Etxea de Hondarribia
El nuevo espectáculo, que se preestrenará este domingo en el citado auditorio de la localidad costera y que el director de Kukai definió como “consistente”, ha tenido que ser adaptado para representarse en auditorios como el de la Itsas Etxea. Hasta ahora Erritu se bailaba en un escenario circular –son seis los bailarines a los que se les añade el cantante David Azurza–, mientras que la coral que acompaña a Kukai se integraba con el público que rodeaba la escena. La versión para teatro, obviamente, será distinta. La masa coral se sitúa en el propio escenario en un semicírculo dejando un espacio central para la danza. Maya destacó que las posibilidades que ofrece un auditorio en cuanto a iluminación son “más potentes”, elementos con los que hasta ahora no han contado.
“Queremos que ocurra un verdadero ritual. Que la gente cuando llegue al teatro se sienta parte de un rito”, afirmó Maya, quien añadió que para ese rito tenga lugar es necesario “un clima íntimo que ayude a ir hacia la espiritualidad”. La muestra incompleta de esta producción se ha representado hasta la fecha en Altsasu, en la Cúpula del Milenio de Valladolid, en la plaza mayor de Huesca y en la catedral la Seu de Manresa –durante la pasada edición de la feria en Donostia también ofrecieron un pase–.
Después del preestreno de este domingo, Kukai iniciará la gira de estreno por los teatros principales de las capitales de Euskal Herria donde el espectáculo “lucirá”: arrancarán el 31 de este mes en el Arriaga de Bilbao, para pasar luego por el Victoria Eugenia de Donostia (3 y 4 de noviembre), el Casino Municipal de Biarritz (5 de noviembre), el Principal de Gasteiz (9 de noviembre) y el Social de Basauri (10 de noviembre).
JADEO CONSTANTEErritu tiene una duración aproximada de una hora, pero desde que abran las puertas de los teatros los bailarines Alain Maya, Eneko Gil, Ibon Huarte, Izar Aizpuru, Nerea Vesga y Urko Mitxelena –no habrá diferencias en vestuario en función al género del intérprete–, ya se encontrarán en escena interpretando una serie de pasos recurrentes como manera introductoria al propio espectáculo.
La coreografía, diseñada por el israelí Sharon Fridman –que ha trabajado codo con codo con el coreógrafo de Errenteria– es muy exigente para los intérpretes. Los jadeos son constantes durante la representación, sonidos que se convierten en parte del propio número, algo que se ha añadido a la dramaturgia de Erritu para trasmitir realidad, no algo ficcionado. Maya confesó que han querido acercar expresamente esos jadeos hasta el público: “A veces parece que detrás de la respiración de los intérpretes o de su esfuerzo no hay nada. Es todo lo contrario, hemos querido visibilizar cómo detrás de esas repeticiones y esa constancia comienza a surgir un ser humano. Ellos también se transforman mediante el cansancio, la respiración y el sudor”.
Mitxelena es quien lleva el mayor peso en la obra. De los sesenta minutos aproximados que dura –sin la citada introducción–, en 45 ejecuta pasos de baile sin descanso. A su parecer, físicamente es de los espectáculos “más exigentes” en los que ha participado, en comparación con otros como Oskara, que calificó como “más técnicos”. La exigencia no solo es física, sino también emocional y psicológica. El bailarín explicó que deben entrar una y otra vez en el “esfuerzo y la repetición” y que en muchas ocasiones siente soledad en el escenario, por eso agradece momentos en los que interactúa con otros intérpretes, lo que le otorga la fuerza para seguir.
(Kukai Dantza)
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