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Ritmo en la noche mágica
El grupo de Danza Contemporánea del polideportivo Ipurua cumplió una década actuando en Sanjuanes Ofreció un espectáculo cuyo tema era la reapertura del frontón Astelena
Desde hace una década, las alumnas del grupo de Danza Contemporánea del
polideportivo Ipurua ofrecen una actuación que supone el prólogo del
encendido de la hoguera de San Juan. Este año, la reapertura del
frontón Astelena fue el tema escogido.
«Todo esto parte de una
idea», explica la responsable del grupo Nerea Lodosa. «Buscamos siempre
una referencia a Eibar, a algo destacado de la ciudad. Este año bien
podría haber sido el Eibar, en otra ocasión hicimos referencia a Alfa,
pero este año nos pareció muy importante la reapertura del frontón
Astelena y la repercusión que tiene», señala la coreógrafa.
En
los primeros años en que se ofreció un espectáculo nocturno antes de la
hoguera, no se planteaba un tema concreto, pero desde hace varias
ediciones, el montaje sigue un tema concreto.
Para ello, la
coreógrafa contactó con responsables de la actividad del frontón y
consiguió información de partida. «Vimos que antiguamente era algo
machista, un recinto para los hombres. Pero también estaban detrás las
mujeres, las libertarias» recuerda Lodosa.
Con estos
ingredientes, preparó una coreografía que repasaba los comienzos del
frontón centenario y finalizaba con un ritmo vigoroso, anunciando un
futuro lleno de vida para el Astelena.
El espectáculo contó un
año más con los aplausos de un público entregado a la magia de la danza
nocturna. «La respuesta de este año ha sido una pasada», comenta Nerea
Lodosa. No en vano, la coincidencia en fin de semana permitió que
personas implicadas en la danza en distintas poblaciones del entorno se
acercasen a Eibar para seguir la actuación.
De 12 a 25 años
Para
la conjunción de todo el grupo, los ensayos comenzaban tres meses
antes. Un total de 80 jóvenes, de las 130 que componen Danza
Contemporánea, participaron en el espectáculo. Se trata de chavalas con
edades comprendidas entre los 12 y los 25 años, todas las que forman el
grupo a excepción de las más pequeñas, que comienzan con 5 años.
«La
verdad es que no hay que tener en cuenta sólo los ensayos finales, ya
que además de la coreografía, está la técnica, el estilo, el trabajo
del día a día que comienza desde septiembre», señala la coreógrafa.
Sin
embargo, el trabajo más intenso de conjunción se desarrolló en los
cuatro últimos fines de semana. Combinar las coreografías ensayadas en
las clases y conjuntarlas para un escenario diferente nunca es tarea
fácil. «Hay mucho trabajo de psicología. Hay que conseguir que no miren
cara a cara al público, hay que adelantarse a cualquier
im-previsto...», indica.
Además, estos ensayos llegan cada año
en un momento delicado. La edad de las participantes, de 25 años hacia
abajo, hace que prácticamente todas sean estudiantes. La coincidencia
de las fechas previas a los Sanjuanes con exámenes hace que no sea
fácil 'cambiar el chip 'para unas bailarinas que acuden por amor al
arte. «Hacen un sacrificio muy grande, en unas fechas que les exigen
mucho», reconoce Nerea Lodosa, aplaudiendo el trabajo de las jóvenes.
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