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Rigurosa expresividad
Crítica, het Nationale Ballet
El Het National Ballet demostró a su paso por Biarritz un más que sobresaliente nivel técnico abarcando en su programa coreografias de diversas épocas, tanto de repertorio clásico, como neoclásico y actual, con un enfoque muy preciso y riguroso y siempre dentro de la línea expresiva clásica en estilo y forma. Sus bailarines exhibieron una brillante calidad con soberbio control en las evoluciones más dificultosas, una gran limpieza en el trabajo de piernas, así como bellas y homogéneas líneas en torso y brazos.
El Grand Pas de la obra Paquita fue la primera de las piezas puestas en escena. Esta interpretación de la coreografía de Petipa suspuso una gran demostración de potencia, dominio, precisión y virtuosismo en el manejo de la danza clásica, en la que los bailarines principales defendieron con firme técnica y sólido control (e incluso, en algunos casos, con holgura) pasos de elevadísima dificultad en su ejecución. La compañía realizó una interpretación brillante de esta coreografía del siglo XIX que, por otra parte, resultaba monótona en sus repetitivas entradas y salidas del escenario, en la brevedad de sus evoluciones, casi desnuda en cuanto a escenografía y fría por la propia esencia de su concepción.
A continuación 5 Tango's de Hans Van Manen ofrecía una lectura en lenguaje académico de la música porteña en un trabajo con, ya, cuarto de siglo de antigüedad. Esta coreografía va ganando interés y profundidad conforme avanza, y, aunque parece partir de una superficialidad formal, termina sumergiéndose de lleno en el espíritu de la música de Piazzolla.
La tercera pieza presentada por esta compañía es obra de su actual director artístico. Ted Brandsen se atreve con una nueva versión de Carmen consiguiendo un resultado original y vivo e interpretativamente muy fresco, con una coreografía rica y armoniosa pero sobretodo muy expresiva, que permite a los bailarines desplegar todas sus capacidades para mostrarse exultantes, soberbios, rebosantes de calidad y sensibilidad. La escenografía y la iluminación plantean una propuesta muy acertada, lo mismo que la composición musical a cargo de Rodion Shchedrin. Éste juega con las melodías más conocidas de Bizet, sugiriéndolas y entremezclándolas con composiciones de valiosa fuerza y belleza. La historia se cuenta de una manera totalmente creíble y el interés por el desarrollo argumental no se pierde en ningún momento. La composición coreográfica posee armonía, equilibrio, lirismo y gran fuerza dramática, y desarrolla un interesante trabajo en la estructuración del espacio.
Igone de Jongh borda el papel de Carmen con exquisita inspiración y unas condiciones físicas que crean absoluta admiración. Lo mismo ocurre con Gaël Lambotte en el papel de José y Altin Alexandros Kaftira en el de Escambillo. El primero con una limpieza técnica y una elevación en el salto excepcionales, y el segundo con un dominio del giro espectacular.
La vizcaitarra Jaione Zabala destacó con una notable y expresiva interpretación en el papel de Mercedes.
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