Dokumentuaren akzioak
Ricardo Insausti, txistu y cerebro
Ricardo Insausti tocaba el txistu con una mano y con la otra el tamboril. Igual que todas las personas intérpretes del conjunto flauta y tambor en el mundo. Excepto las zurdas, utilizamos la mano izquierda en la flauta y la derecha en el tambor. Y desde el principio de nuestro aprendizaje percibimos la dificultad de alterar tal distribución. Y esto nos parece tan natural que no le damos importancia. Pero hay quien desde muy joven quiso hallar una explicación científica: el txistulari pamplonés Ricardo Insausti.
En 1979, el entonces joven investigador en neurología reflexionó sobre ello estudiando el sustrato nervioso que posibilita la ejecución del txistu-tamboril y nos sorprendió con un breve estudio que publicó en la revista "Txistulari" con el título "Txistu y cerebro. Aproximación neuropsicológica a la ejecución del txistu". Insausti explicaba que la neuropsicología ayuda a comprender nuestra actividad nerviosa superior y cómo la división física y asimétrica del cerebro en dos hemisferios, pese a su casi identidad anatómica, establece diferencias funcionales. Por ejemplo, la capacidad del lenguaje radica en el hemisferio izquierdo. Además, nos recordaba que las vías nerviosas son cruzadas y que cada hemisferio del cerebro rige y controla la mitad opuesta del cuerpo. Los descubrimientos, por lo general de orden clínico, permitían inferir que el hemisferio derecho es más importante que el izquierdo en la producción musical.
El txistu, al ser tocado con la mano izquierda, queda, por tanto, bajo el control del hemisferio derecho, es decir, el preferentemente musical. Y el tamboril, al caracterizarse por su función rítmica, encaja en la función analítica y matemática del hemisferio izquierdo. Lo que explica la dificultad de tocar el tamboril con la mano izquierda, ya que el hemisferio derecho carece de la aptitud del izquierdo para la función numérica. La mano que toca la flauta (izquierda) se rige por el hemisferio derecho, sede de las funciones del sentido artístico, la perspicacia, la imaginación y el sentido musical. La mano que tañe el tamboril (derecha) depende del hemisferio izquierdo y participa de las funciones del lenguaje, la habilidad numérica o el razonamiento. Para Insausti, el txistulari es un «modelo natural de la asimetría funcional cerebral». El estudio animaba a Insausti a sugerir hipótesis vinculadas a otras experiencias culturales vascas, como el propio juego de la pelota con pared izquierda.
Dos años más tarde del insólito trabajo de Ricardo, en 1981, el científico norteamericano Roger W. Sperry obtuvo el Premio Nobel de Medicina por sus hallazgos relacionados con el funcionamiento especializado de los dos hemisferios cerebrales que corroboraban las sencillas explicaciones del texto de Insausti. Los experimentos de Sperry demostraron que es el hemisferio derecho el que tiene el papel predominante en el ámbito espacial y de imagen, por poseer la especialización precisa para una mayor aptitud cognoscitiva, y ejerce una función más intuitiva, estando más preparada para ejercer actividades creativas. Y que el hemisferio cerebral izquierdo se orienta hacia conexiones abstractas, teniendo también un papel importante en el comportamiento motor, y tiene asignadas las funciones cognoscitivas, ejerciendo de centro director del lenguaje y del pensamiento matemático.
La trayectoria científica del profesor Insausti en las últimas cuatro décadas en asombrosa. El catedrático de Anatomía y Embriología Humana de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) estudió e investigó en las universidades de Rotterdam, Oxford, Ámsterdam, Tubinga, San Diego, y en los institutos Salk de Estudios Biológicos (La Jolla) y MIND (Sacramento). En la UCLM, adonde llegó agraviado por el sectarismo, ha continuado estudiando el cerebro y, en particular, el diagnóstico precoz del alzheimer, hasta convertirse en una referencia internacional. Con muy notables avances obtenidos por el grupo que lideraba en la UCLM, en coordinación con la Universidad de Pensilvania, y del que recientemente se hizo eco la revista "Nature Communications".
El pasado 26 de diciembre, el txistu de Ricardo y su brillante cerebro se apagaron para siempre, dejando en la humanidad un magnífico legado en la investigación del alzheimer y en sus amigos el recuerdo permanente de su humilde sencillez.
Dokumentuaren akzioak