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"Quiero vivir en esta sala de ensayos"

El bailarín, coreógrafo y actor Lindsay Kemp pasa una semana trabajando en Donostia la nueva versión de 'Elizabeth I' que este fin de semana presenta en el Victoria Eugenia

Egilea
Roberto Herrero
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
San Sebastián
Mota
Albistea
Data
2008/06/27
Desde el lunes Lindsay y el resto de la compañía pasan casi todo el día en la última planta del Victoria Eugenia, en una amplia y luminosa sala de la que se ha enamorado este artista que a sus setenta años ha recorrido escenarios de medio mundo. «¡¡Esta sala es mi sueño!! El espacio, la luz, el mar delante. Y, además, el teatro es excepcional en su relación entre escenario y público. Ofrece intimidad y un contacto fantástico con el espectador. Para resucitar a la antigua reina Elizabeth nada mejor que este teatro», exclama Lindsay, cuyos gestos son todavía más rotundos que sus palabras.

Tanto el propio Kemp como el resto de sus artistas aprovechan los descansos para asomarse a la vista de la desembocadura del Urumea. No les queda mucho tiempo libre, las dos funciones del fin de semana se acercan (el encuentro con ellos se producía el martes), pero se lo toman con tranquilidad. Son gente veterana, curtidos en otras aventuras con Lindsay Kemp y no falta el buen humor a la hora del trabajo, como cuando David Haughton, actor y colaborador suyo desde hace 35 años, recrimina a Lindsay que coma galletas de chocolate. «Luego soy yo el que tiene que levantarle en un paso de baile».

Kemp ríe como un chiquillo cogido in fraganti, pero eso no le hace ni dejar las galletas ni olvidar la importancia de estos días en Donostia: «Es una oportunidad de luchar para mejorar, poner escenas nuevas, cambiar el orden de algunas de ellas y eliminar puntos débiles. Tengo una gran felicidad porque estoy con un grupo de gente muy creativa, cuento con nueva música de Carlos Miranda. Es un periodo de mucho trabajo, pero muy creativo y feliz».

El tiempo siempre es escaso en estas ocasiones. «Hay que creer en los milagros, estoy aterrorizado, hemos empezado el lunes y hay mucho que hacer, pero lo lograremos. Digo milagro, pero en realidad lo que hace falta es mucho trabajo». Y, ¿cómo es Lindsay Kemp en periodo de ensayos? Haughton da una pista: «Le gusta tener muchas aportaciones de todos nosotros. En estos momentos somos un grupo con gente que contribuye y sabe encontrar el equilibrio. Luego él escoge lo que más le gusta». Al jefe una de las cosas que le gusta es compartir. «Tengo aquí a varias personas con talento coreográfico y teatral. Yo busco que colaboren y crear juntos. Que haya una atmósfera divertida y creativa me hace feliz. También hay mucho respeto recíproco porque la mayoría nos conocemos desde hace muchos años».

Lo que tampoco le molesta al creador de obras mundialmente conocidas como Flowers o La Cenicienta es compartir la sala de trabajo con un periodista, el fotógrafo o la mirada atenta de la productora. Más bien lo contrario: «Me encanta, me da energía, es como un chute de fuerza para mí. Un periodista, la productora y el fotógrafo, ¡es maravilloso!». Y alarga la palabra y el gesto hasta hacer casi un paso de baile.

«Lindsay es un niño, un niño viejo. Lo que quiere lo tiene que tener, si quiere un juguetito o un dulce, pues lo tiene. Pero al mismo tiempo es una bendición trabajar con un hombre con esa visión, inspiración e instinto». Lo cuenta Carlos Miranda, el músico de muchas de las obras de Kemp. Miranda vive alejado del ruido en las Alpujarras tras haber trabajado en varios países de Europa y América. Es Chileno, «mejor ciudadano del mundo». Fue el autor de la sintonía oficial de las Olimpiadas de Barcelona. Antes conoció a Kemp en 1976, cuando éste presentó en Broadway su Flowers. «Yo estaba entonces en una compañía de ballet de Londres y le pedí que colaborara con nosotros, aceptó y desde entonces no nos hemos separado. Nos juntamos en el campo, donde vivo, nadie nos molesta, nos ponemos vídeos, películas antiguas, hemos visto todas sobre Elizabeth».

La responsable de que Lindsay Kemp esté poniendo en marcha su nueva Elizabeth en Donostia es Concha Busto, una de las productoras más importantes de España y donostiarra. «Vi un espectáculo de Kemp en 1977 y para mí fue como una revolución en el teatro. Primero fui su distribuidora y ahora soy la productora».

Aunque han existido complicaciones económicas con los responsables del Victoria Eugenia, al final, sacando más dinero del bolsillo de la producción, se ha podido contar con una semana de ensayos. «Para mí estar aquí es muy agradable, me reencuentro con este teatro».

Mañana y el domingo, el estilo inimitable de Lindsay Kemp tendrá su cita con el público donostiarra. ¿Cómo le gustaría que salieran de la sala? «Que sueñen y que salgan con luz dentro y con menos peso en sus vidas por un momento. Felices por haber participado en un sueño. Si comunico y siento que el público ha creído en mi visión, entonces estoy convencido de que la obra le aportará algo, una sensación más que un pensamiento».
«Quiero vivir en esta sala de ensayos»
El músico Carlos Miranda y Lindsay Kemp junto al resto de los artistas. A la derecha, la productora Concha Busto /ARIZMENDI

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