Dokumentuaren akzioak
¿Quién mueve los hilos?
Ertza dantza konpainia
La docena de episodios, más o menos, que componen esta hermosa propuesta de Ertza Dantza mantienen una potencia visual admirable: sorpresiva, ya desde el comienzo, cuando los bailarines interactúan con marionetas de su mismo tamaño y vestuario, confundiendo al espectador con una multiplicación engañosa. Todo va a estar muy bien manejado; y hay momentos que no se sabe quién mueve los hilos de quién; quién es de trapo y quién de carne y hueso, porque todos parecen vivos. Se acentúa, además, la idea global del espectáculo de pender, todos, de un hilo, con una delicada reproducción de las bailarinas, de los movimientos de las marionetas: milimétricos y exactos, sin que medien hilos. Hay ejercicios dancísticos un tanto gimnásticos, como los plantes boca abajo, la sensación de cierta ingravidez del bailarín que vuela sobre el grupo, o el rotundo paso a dos entre los dos hombres, que apaciguan su violencia con un soberbio cuerpo a cuerpo. El número de las bailarinas encorsetadas por dos potentes gomas que casi impiden su movimiento y su encuentro es, también, de inusual fortaleza; impacta por la sencillez de su coreografía. Así como el episodio, un tanto cómico, del bailarín que juega, se esconde, va y viene, con un cajón. El cuerpo de baile tiene, también, un bellísimo número de ballet neoclásico, con música de Bach (creo), donde muestran disciplina y simetría: estos detalles de tradición balletística siempre se agradecen. Pero, a mi juicio, lo más impactante es la relación -y manejo- con las marionetas. Es cierto que no es novedoso el tema: ya hemos visto bailar con marionetas; pero aquí, en todo el contexto del espectáculo, está muy bien traído; y lo más importante no es el baile en sí, sino esa visualización, muy lograda, de que todos, bailarines y marionetas, enganchados a los hilos, ya son lo mismo. El final también es impactante: el muñeco de un niño, francamente inquietante porque parece de carne y hueso, es manipulado en sus juegos -con canicas- y en su vida, claro. Una lluvia de canicas, como última sorpresa, cierra el espectáculo. Nadie ha podido despegar la vista del escenario.
Todo este impacto visual, que de por sí, es muy hermoso, está enriquecido y explicado por una voz en off, que recita unos textos de Harkaitz Cano en euskara. Como ocurre en cualquier ópera -rusa, checa o alemana- los que no conocemos el idioma podemos acceder, bien a los textos, bien a un resumen del argumento; cuando no a traducción simultánea; porque, ciertamente, lo mejor es escuchar lo recitado en su idioma original. Yo creo que este espectáculo debe abrirse a los no vascoparlantes, simplemente facilitando una fotocopia de los textos. Máxime para los que somos admiradores de H. Cano -a J. Sarrionaindia no conocía-: yo recordaba su libro El turista perpetuo (Seix Barral) y esa idea de que “viajamos al libre albedrío, pero en el fondo, quizás nos mueven como flujo de esclavos…”. No entendí los textos, pero creo que por ahí van los tiros.
Dokumentuaren akzioak