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Preparando la vuelta a casa
Tras despedirse de la Nederlands Dans Theater, donde ha bailado desde 1991 , Urtzi Aranburu aborda una nueva etapa en su carrera e imparte un curso en Arteleku
Aranburu es ahora noticia porque, desde hoy hasta el día 13, imparte un
curso de danza contemporánea en Arteleku. En su época estudiantil, él
también recibió estos cursos en los que ahora se afana por enseñar con
maestría. «Me acuerdo mucho de esos cursillos con olor a piscina en
Bidebieta. Solíamos ir un grupo de gente de la academia de Mentxu Medel
[su primera profesora de danza] en el autobús y nos lo pasábamos muy
bien. ¿Espero que sirvieran de algo!», recuerda el intérprete
donostiarra. Avisa de que no vuelve a Donostia con intención de cambiar
el mundo, sino de transmitir algo de lo mucho que él recibió en
Holanda. «El cursillo va a consistir en dos clases diarias de
diferentes niveles donde trabajaremos la imaginación y la
improvisación, pero la mayor parte de la clase la usaremos para
aprender partes de coreografías que yo he bailado con el Nederlands
Dans Theater. No vengo con la intención de cambiar la vida a nadie.
Vengo sólo con la intención de transmitirles lo más posible en diez
días, lo que yo he aprendido en estos 16 años, mediante trozos de
coreografías y ejercicios», revela Aranburu.
Aunque es
consciente de que en diez días no se crea una estrella, el bailarín y
repetidor donostiarra piensa que la mejor utilidad de un curso de estas
características es poder motivar a los alumnos de danza. La clave está
en el trabajo constante y diario, algo de lo que él sabe en primera
persona. «Uno puede percibir en diez días las cualidades que un
bailarín tiene, pero eso no garantiza que este estudiante vaya a ser
una 'estrella' de la danza. Tener cualidades ayuda muchísimo, pero
también tienes que trabajarlas. Hay veces que bailarines con cualidades
no llegan lejos. Los cursillos pueden ayudar a motivar a una persona a
querer bailar, no son sólo para descubrir 'estrellas'», afirma.
Además
de ejercer como docente, al finalizar el curso Aranburu formará parte
del mismo jurado que hace veinte años le otorgó la beca que le permitió
ampliar su formación en Madrid. El intérprete donostiarra valora con
prudencia esta responsabilidad, que él mismo vivió en su momento: «Esto
de ser parte del jurado es una situación un poco delicada. En un par de
horas, puedes hacer a alguien muy feliz y ayudarle a seguir con sus
sueños, pero también puedes darles un disgusto a otros. Trabajar en la
compañía donde yo he estado me ha ayudado a aprender que gente que no
tiene pies bonitos ni cuerpos esculturales ni esas cualidades que uno
espera que el bailarín tenga para tener una buena carrera profesional,
lo haya conseguido», asegura con mucha cautela.
Emocionante despedida
El
pasado 7 de junio, en Amsterdam, Urtzi Aranburu ponía el punto final a
los más de tres lustros como bailarín en NDT, primero en la compañía
junior (1991-1993), y después en la principal (1993-2007).
Fue
un momento emocionante y largamente meditado. «No fue difícil tomar la
decisión. Ya venía pensando en ello hace un tiempo. Podía haber seguido
bailando con el NDT un par de años más, pero el cuerpo y la cabeza te
van dando pequeños avisos y uno sabe cuándo es el momento. El corazón
te lo dice y este trabajo es muy duro como para no hacerlo al 100%. Por
suerte, he sabido dejar la compañía en la que he aprendido todo lo que
sé a tiempo y con un montón de buenos recuerdos. No hay nada peor que
tener que irte de un sitio con odio y malos recuerdos. Mi última
actuación fue muy emocionante, pero tenía muchas ganas de que pasase.
La última semana se hace muy larga. Último ensayo, última clase, última
gira, último viaje en autobús, última cena con los compañeros, último
saludo...», lo dice sin lamento, con la sensación del trabajo bien
hecho. «¿He tenido la mejor carrera artística que podía haberme
imaginado y deseado!», añade.
Ahora, sus planes pasan por
desarrollar un par de años de carrera como bailarín freelance y
afianzarse como repetidor. «De momento, tantear y ver cómo me van las
cosas como freelance. Sólo hace tres semanas que 'dejé' NDT, y ya tengo
propuestas interesantes. De todos modos, no me asusta un poco de tiempo
libre de vez en cuando después de tantos años».
Recién
aterrizado de Aspen, Colorado, su agenda tiene multitud de compromisos
profesionales. «Hace dos días que he llegado de América. He estado
enseñando una coreografía al Aspen Santa Fe Ballet durante tres
semanas. Ha sido una gozada. Si tengo suerte, eso es lo que me gustaría
hacer. De hecho, ya tengo más propuestas para enseñar en otras
compañías. De momento, también tengo ofertas para bailar en Copenhague,
en Holanda...pero no quiero dejar de lado lo de ser repetidor. También
he dado clases de ballet a la compañía y me ha gustado mucho, y a ellos
también...», sonríe el intérprete donostiarra.
En el Victoria Eugenia
Asegura
sentirse apreciado en su ciudad, pese a que sólo ha bailado como
profesional en Donostia en tres ocasiones: la primera recién admitido
en NDT 2, la formación junior, en el antiguo Victoria Eugenia; la
segunda en una gala benéfica, y la última con NDT 1, la compañía
principal, el pasado mes de octubre, estas dos últimas en el Kursaal.
Aunque no es una obsesión, antes de retirarse a Urtzi Aranburu le
gustaría bailar en el recién restaurado Victoria Eugenia. «Me gustaría
bailar en el nuevo Victoria Eugenia, pero no es una obsesión. Cuando
era pequeño solía ver las actuaciones de ballet, y bailar en el mismo
escenario supuso realizar un sueño de estudiante de ballet. Tiene un
sabor diferente, pero bailar en el Kursaal ha sido una experiencia
fantástica. He bailado con la NDT 1 y en una actuación benéfica
organizada por Mentxu Medel», afirma.
Su actual reto
profesional es «aprender a ser buen profesor y repetidor», mientras que
«poquito a poco» va regresando a casa, donde «hay muchísimo talento»,
algo que podrá descubrir estos días él mismo en el curso que impartirá
en Arteleku.
EL PERFIL
Nació en San Sebastián hace 34 años.
Dio sus primeros pasos en
la danza tradicional con el grupo Gaztetxo, con apenas cuatro años.
Recibió su formación clásica con Mentxu Medel en la Academia Thalia
(1981-1987) y su base contemporánea con Iñaki Landa. Becado por el
Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Gipuzkoa, amplió su formación
con Luis Fuente en Madrid (1987-1991).
De butó como profesional
en la compañía junior Nederlands Dans Theater 2 (1991-1993), para
debutar posteriormente con la formación principal. Ha sido bailarín de
Nederlands Dans Theater 1 durante catorce temporadas, desde 1993 hasta
2007.
En cuanto a los premios, recibió eñ Premio a la
Trayectoria Artística 2005, por la Asociación de Profesionales de Danza
de Gipuzkoa y fue candidato al Tambor de Oro en 2006.
Ha sido
también bailarín invitado por el coreógrafo Saburo Teshigawara, en 2001
y 2006, asistente del coreógrafo Jorma Elo en una creación para la NDT
y profesor del último curso del Conservatorio de La Haya, desde el
curso 2005/2006.
Clásico y contemporáneo
Los cursos de danza de verano organizados por la Diputación se han convertido en todo un clásico para los estudiantes de ballet. Este año se cumplen veinticuatro años desde su primera edición. Al principio, el Polideportivo de Bidebieta acogía esta cita, pero en fechas más recientes la sala de danza de Arteleku es el escenario del curso. Los profesores invitados en esta ocasión son Tatiana Yerakhavets como maestra de danza clásica, y Urtzi Aranburu en el apartado de danza contemporánea. Será la segunda ocasión que Yerakhavets, ex bailarina y profesora del Teatro Bolshoi de Minsk, imparta los tres niveles de clásico: intermedio, avanzado y repertorio-puntas.
Por su parte, Aranburu, bailarín freelance y repetidor de NDT, es el responsable de la docencia en contemporáneo, que se imparte en los niveles de intermedio y avanzado. Se da la circunstancia de que el bailarín donostiarra, en su etapa de estudiante, era un asiduo de estas citas veraniegas. El curso se desarrollará entre los días 2 y 13 de julio, con clases diarias de lunes a viernes. La edad mínima de los participantes es de doce años, aunque también se exigen dos años de formación en danza e ir avalado por su profesor de danza habitual.
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