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¿Por qué se parecen los carnavales de Ituren y Zubieta al Krampus austríaco y otras celebraciones europeas?
Jesús Callejo, escritor y experto en folklore, explica que los carnavales del norte de Navarra y fiestas como la del Krampus austríaco forman parte de una tradición común, con simbología similar, y que reciben el nombre de "mascaradas de invierno"
Cencerros, vellón, cuernos; ruido, alboroto y seres extraños, mitológicos, más bestias que animales: estas son algunas de las notas características de los carnavales de Ituren y Zubieta, que se están celebrando estos días. Pero fiestas con estos ingredientes no son exclusivas de Navarra. En otras zonas de España, especialmente del norte, y en Alemania y otros países alpinos se conservan celebraciones con una simbología muy similar, como por ejemplo la del Krampus austríaco. En palabras del escritor y experto en folklore Jesús Callejo, todas ellas forman parte de lo que se conoce como "mascaradas de invierno".
"Son celebraciones que tienen lugar entre la Navidad y el Carnaval. Hay muchas conexiones entre ellas. Arrancan justo cuando empieza el solsticio de invierno y continúan con el inicio del ciclo agrario, porque la parte agrícola está muy unida con la parte astronómica y con las festividades, y en ellas aparecen seres grotescos, con cuernos, con cencerros en las espaldas, metiendo mucho ruido, mucho alboroto, generando el caos para que luego vuelva el orden, que es precisamente el simbolismo que tiene el Carnaval", apuntaba Callejo en una entrevista en el podcast Luces en el Horizonte -del navarro Luis Martínez Vallés- respondiendo a una pregunta del autor de este artículo.
Callejo apuntaba dos razones detrás de la celebración de este tipo de fiestas y las englobaba en un fenómeno común a otras regiones españolas: "Las mascaradas de invierno, que se han dado en el País Vasco, Asturias, Cantabria, incluso en Castilla hay muchísimas de esas, todas tienen un poco que ver con lo mismo: tienen, por una parte, un aspecto profiláctico; es decir, buscan favorecer la nueva temporada de cosechas. Y también las mascaradas comparten ciertos símbolos en forma de cencerros, vegetales, cenizas o elementos animalescos que, según mi teoría y la de gente muy dedicada al mundo de la antropología, a veces están relacionados con acontecimientos traumáticos que ha vivido una determinada población y es una forma de rememorarlos. Ahí entraríamos en esos seres oscuros, en esos personajes que de vez en cuando aparecen y que dejan su huella en el pueblo, y que luego se marchan y nadie sabe qué ha pasado allí. Una forma de recordarlo, precisamente, para conjurarlo, para que no vuelvan por allí, es generar este tipo de fiestas o de espectáculos como puede ser el Krampus en los países alpinos".
EL BIEN CONTRA EL MAL, EL ORDEN FRENTE AL CAOS
Jesús Callejo, autor de la 'Guía de los seres mágicos de España' y del 'Bestiario mágico', definió al Krampus como "una criatura siempre demoníaca -porque siempre se relaciona lo feo y lo grotesco a lo demoníaco-, que castiga a los niños malos. Se celebran en Navidad porque es un momento de catársis, donde empieza y termina un nuevo ciclo, y es el contraste de San Nicolás; es decir, de las fuerzas de la luz y de la oscuridad. De estas fiestas, hay algunas que se celebran al final del año, otras en los Carnavales, pero siempre dentro de ese ciclo de invierno. Todas tienen como denominador común la presencia de seres que forman parte de la cultura popular, que están rememorando un acontecimiento histórico y mitológico del pasado, y tiene una función profiláctica relacionada con los ritos agrícolas".
"El Carnaval es un vamos a trastocar todas las normas y valores imperantes para que luego vuelvan otra vez esos mismos valores; vamos a crear un momento de heterodoxia para que luego vuelva la ortodoxia, pero eso es muy bueno porque es una válvula de escape fundamental", concluía.
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