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"Por fin voy a ver cumplido mi sueño: bailar en Bilbao, en mi casa"
Oihane Herrero solista del ballet de Stuttgart
DEIA ha hablado con Oihane Herrero entre ensayo y ensayo en Stuttgart y la bailarina bilbaina - "de Begoña"- ha confesado que se encuentra muy emocionada y con muchas ganas de subirse al escenario de Euskalduna. "Algunos de mis familiares y amigos no me han visto bailar nunca", asegura.
Ha interpretado el papel de Lady Capuleto por medio mundo, ¿y todavía no ha bailado en Bilbao?
Nadie me ha dado la oportunidad. No estoy nerviosa, pero tengo que confesar que estoy muy contenta porque sé que entre el público va a haber gente que me conoce y que me quiere. Siempre doy lo mejor de mí misma, pero actuar en Bilbao es algo especial.
Hace algunas ediciones participó la donostiarra Alicia Amatriain en la gala, con la que comparte compañía de ballet.
Alicia y yo trabajamos juntas. Recuerdo que entonces pensé: "Qué suerte, ¡cómo me gustaría poder estar con ella actuando en Bilbao!". Soñaba con venir con mi compañía o que me invitasen a bailar.
¿Qué va a bailar en Euskalduna?
Una pieza neoclásica y otra más moderna y divertida: Come neve al Sole, de Salta Cello, y Kazimir's colours de Dmitri Shostakóvich. Estaré acompañada por Alexander Zaitsev, que es Bailarín Principal del Ballet de Stuttgart.
Usted no iba para bailarina...
En realidad empecé con seis años haciendo gimnasio rítmica, pero no me gustaba, lo mío no era tirar los aparatos al aire y recogerlos. Duré un año, mi madre me sacó porque no era lo mío. Un día asistí con una amiga a su clase de ballet y me gustó. Así empecé. Me di cuenta de que quería dedicar mi vida a ello. Creo que a los diez años ya sabía que quería ser bailarina.
Y entonces, fue a dar clases a la escuela de Ion Beitia.
Primero fui a la escuela de Bilbao un par de años. Después, empecé a tomar clases con Ion Beitia. Me enseñó a tener mucha disciplina en el trabajo, ser muy consciente del cuerpo. Imparte una formación muy sólida a sus bailarines porque es consciente de que luego tenemos que audicionar en el extranjero y, si no estamos muy bien, no nos contratan. Por la escuela han pasado bailarines que luego están triunfando en las compañías europeas como Mónica Zamora, que fue una figura en el Birmingham Royal Ballet.
Y su historia ha sido como la de todos ellos, que tuvieron que marcharse para triunfar...
En mi casa estaban ya preparados para que tarde o temprano iba a tener que irme al extranjero. Entré con 18 años en la escuela de John Cranko, un coreógrafo que revolucionó el mundo de la danza. A los dos años, empecé a trabajar en la compañía con pequeños papeles para grandes producciones grandes como El lago de los cisnes. Al poco tiempo, me ofrecieron un contrato.
Y de ahí, a solista. ¿Qué tipo de papeles le interesan?
Me gusta interpretar roles dramáticos y para bailar, más que con clásico, me siento más cómoda con el neoclásico y moderno.
¿Cómo es un día de trabajo de Oihane Herrero?
Empiezo a las diez con clases de ballet. Luego, ensayos, tenemos una hora para comer algo, no mucho porque si no, te da más cansancio. Y luego seguimos con ensayos.
¿Nunca le han dado ganas de colgar las zapatillas?
Esta profesión exige una gran disciplina, pero no se me hace dura. Hay días peores que te entran ganas de tirar las zapatillas contra la pared, pero la verdad, es que nunca me he visto haciendo otra cosa.
¿Qué echa en falta de Bilbao?
Me quedan cuatro o cinco actuaciones de Romeo y Julieta en Stuttgart. He reservado dos semanas de vacaciones para volver a Bilbao a ver a mis padres, estar un poco tranquila y disfrutar de mis amigos. Lo que más echo en falta de Bilbao, aparte de mi familia y mis amigos, es el mar y la montaña.
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