Pasión clásica

Crítica, Giselle

Albrecht -¿qué gran personaje para el bilbaíno Yebra!- sabe hacernos partícipe de su amor por la sencilla Giselle desde el breve paso a dos, cadencioso, dentro del pintoresco vals general de los aldeanos en el acto primero. En el segundo, donde radica la gran atracción que sigue ejerciendo la obra, Yebra alcanza su máxima expresividad como el gran artista que es. Guardábamos un recuerdo excepcional desde su actuación en el mismo personaje y escenario en 1996. Hoy comprobamos la joven madurez de quien atesora la inquebrantable pasión por la danza clásica. Dentro de la belleza general alcanzada por todo el Ballet de Burdeos, destaca la perfección dramática de Nataliya Scherbakova como Myrtham.