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«El premio puede servir para que en el País Vasco sepan de mí»
Juan Carlos Santamaría, Coreógrafo, premio nacional de danza 2008
Un emocionado Juan Carlos Santamaría (San Sebastián,
1964) se muestra sorprendido por la concesión del Premio Nacional de
Danza 2008 en la modalidad de Creación. Tras su etapa de bailarín en la
Compañía Nacional de Danza (1986-1992) y firmar trabajos como El gran baile, Sonidos de un jardín secreto, Dalí de la mano de Dios, Embrujo y Moz-Art, este
coreógrafo lleva desde 2000 dedicado en exclusiva a la docencia al
frente de la Santamaría Compañía de Danza. Juan Carlos -que comparte
galardón con el bailaor Javier Barón, premiado en la modalidad de
interpretación-, reconoce tener una asignatura pendiente con el País
Vasco.
- ¿Cómo se ha enterado de la noticia?
- He recibido una llamada del
Ministerio de Cultura, mientras estaba comiendo. Ha sido una doble
sorpresa; en primer lugar, por la llamada y después, por todo lo que
venía. No paro de recordar a toda la gente que ha pasado a mi lado y
que ha estado conmigo, apoyando mi proyecto y mi trabajo. Este premio
se lo debo a ellos. Estoy muy emocionado; me emociono con facilidad.
- El jurado ha valorado su labor en la conservación y difusión de la danza clásica. ¿Cómo es su trabajo?
- Mi trabajo es un clásico muy particular. El lenguaje
clásico es la base, el concepto, pero la vida actual es más rápida. Uso
el pasado -el clásico- con el presente. Me encanta que me vean como un
clásico, aunque el concepto de mis espectáculos es contemporáneo.
- ¿Qué cree que le puede reportar el Premio Nacional de Danza?
- Puede servir para que en el País Vasco, que no me
conocen, sepan de mí. Quiero muchísimo a San Sebastián, la tierra que
me vio nacer. Una parte importante de mi infancia la he vivido en
Zarautz. Son recuerdos de disfrutar de mi playa y de mi gente querida.
Luego, con once años, nos mudamos a Valladolid. Ahí empecé a estudiar
danza con Mariemma y luego continué en Madrid. He ido de vacaciones, he
bailado como profesional en San Sebastián, Irun y Tolosa. También, en
varias ocasiones, como profesor de conservatorio, hemos ido a bailar,
pero no con mi compañía. A lo mejor, me ayuda a acercarme a ese
público.
- ¿En qué invertirá los 30.000 euros del premio?
- Me acabo de enterar hace nada. Fenomenal. Hace poco
hemos tenido un disgusto, porque se nos quemó un camión con la
producción de Romeo y Julieta. Este dinero no cubre todo, pero nos ayuda a retomar la gira pendiente en EE UU y Canadá con esta obra.
- Este 2008 ha sido un año redondo para usted, porque recientemente recibió el Premio Villa de Madrid, ¿cuál es su balance?
- Ahora mismo, muy positivo. Han sido diez años de mucho
sufrimiento. Dirigir una compañía de danza en España es mucho
sufrimiento. Ahora empiezan a valorar nuestra trayectoria, porque hay
un públic que nos sigue y porque los profesionales también nos empiezan
a tener en cuenta.
- Se habla mucho de crear una compañía clásica en España.
- Ahora se habla de diferentes proyectos de crear una
compañía de danza clásica. Sería estupendo, pero me produce respeto,
porque cuando pienso en ello, pienso en el Ballet de la Ópera de Paris
o en el Royal Ballet de Londres. En España hay muchísimo talento pero
nos falta un impulso de verdad a nivel oficial. Para crear una compañía
clásica, los mínimos necesarios son muy grandes. Lo importante: que
España tenga danza de calidad, tanto clásica como contemporánea.
También es necesario el apoyo del público. Por ejemplo, cuando vas a
Cuba, todo el mundo se vuelca en la danza.
- ¿Qué se necesitaría para montar una buena compañía clásica?
- En España, hay mucho talento y ya empieza a
demostrarse que existe escuela. Primero fue María de Ávila, en clásico;
luego, gente como Víctor Ullate o Carmen Roche, quienes han demostrado
su valía como profesores. Si existe una buena escuela, se puede
conseguir lo que sea, pero con apoyo económico. Lo importante es la
estructura, un teatro, un sitio donde poder mostrar al público el
trabajo. No sirve de nada una ayuda económica de millones si no hay
unos estudios de danza en los que trabajar.
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