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Para llorar
Crítica de danza
Sólo cinco espectáculos del arte de
Terpsícore en el período de enero a marzo, frente a diecisiete de teatro
y once de música. Se alude a los costes de este tipo de propuestas,
pese al empleo sistemático de las ayudas del circuito 'Danza a Escena'
del Ministerio de Cultura y las del programa 'Dantza bultzatuz' del
Gobierno Vasco, al menos, en los meses precedentes, eso sin contar las
funciones que han ido a taquilla. Por otra parte, se habla de
diversidad, sin embargo, se vuelve a programar al Ballet de Teatro de
Ginebra, que actuó el pasado mes de agosto en Quincena Musical. Esto es
un peaje de los acuerdos preestablecidos con el Malandain-Ballet
Biarritz, vía centro transfronterizo Ballet-T. Habrá que esperar hasta
febrero para poder asistir a un espectáculo de danza. Lo siempre
recurrentes miembros de Dantzaz presentarán la decimotercera edición de
'Atalak', en la Sala Club. Las principales apuestas se centran en la
propuesta conceptual de La Veronal con el capítulo dedicado a 'Rusia' de
su decálogo de ciudades y, sobre todo, el despliegue por el retorno de
la formación ginebrina. Ambas citas en el Teatro Victoria Eugenia. Ya en
Egia, la compañía errenterriana Kukai estrena un resumen de su piezas
de calle 'Out In' y la veterana coreógrafa valenciana Mar Gómez ofrece
su obra de danza-teatro 'Perdiendo el tiempo'. La escasez de oferta es
la clave de una programación de danza que empuja directamente a los
amantes de este arte escénico a llorar. Quizás la XVII edición de DFeria
traiga buenas noticias.
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