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Otros sanjuanes brillantes
La concentración de la fiesta en dos días, una de las claves del éxito Los dantzaris de Udaberri, mejor que nunca en su 50 aniversario
Limitándonos exclusivamente a los aspectos festivos, el balance está
claro: los sanjuanes han estado muy animados y participativos. El
éxito, una vez más, consiste en concentrar en muy pocos días (dos o a
lo sumo tres), todos los acontecimientos festivos. Así da la sensación
de que el ambiente bulle, que fluye desde cualquier rincón de la villa,
a cualquier hora y en muy diferentes emplazamientos. Si a eso unimos un
tiempo bonancible, ideal, como el de este año, el resultado es obvio:
las fiestas merecen, desde luego, la pena.
Entre lo mucho
reseñable de este año citaríamos, en primer lugar, la misa mayor de San
Juan, que es capaz de emocionar a agnósticos y creyentes, porque cada
uno se lleva de ella aquéllo que más le cautiva. Enhorabuena a la
capilla de música de Santa María y a las corales de Tafalla que la
reforzaron. La Misa en Do menor y el Magnificat de Felipe Gorriti son
dos composiciones de una compleja belleza capaces de sobrecoger a
cualquiera.
Resaltar también la pujanza de la fiesta de las
cuadrillas. Valga sólo el dato de que casi 800 jóvenes comieron en el
recinto del Tinglado, realmente apropiado para acoger esta
concentración sanjuanera. El día, con la txaranga, el grupo Mulambo,
los cabezudos..., estuvo sobresaliente.
Subrayar, una vez más,
la calidad de nuestra comparsa de gigantes y cabezudos. Charlábamos con
un madrileño que se acercaba por primera vez a los sanjuanes y dijo que
una de las cosas que más poderosamente le había llamado la atención
había salido el baile de los gigantes en la plaza Zaharra. Los bateles,
animados, y ganados por Gaztelu (en chicos) y Laier (en chicas), fueron
otro de los grandes alicientes de la fiesta. Los recortadores, con
media entrada en la plaza, ofrecieron un bonito espectáculo. Los fuegos
artificiales, mucho mejores los del domingo, fueron otro complemento
insustituible. Los conciertos estuvieron bien -en nuestra opinión,
mejor los más intimistas que los más ampulosos-, y la fogata, con
Hodeiertz brillante, volvió a ser la referencia de la víspera.
Y
no queremos terminar este breve comentario sin hacer una mención muy
especial al grupo Udaberri, que cumple este año su 50 aniversario. Sus
dantzaris conmemoraron la efemérides bailando mejor que nunca. La
bordondantza en el Triángulo o en Arramele, resultó este año más
cautivadora, más mágica... Una danza que siempre emociona.
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