Fue una “fusión nuclear, de mucha energía”, recuerda Mikel Aranburu. En 1974, gentes de la juventud de San Antonio Gaztedi y un grupo de dantzaris y músicos de Oberena se arrimaron al cobijo de la Iglesia –el franquismo aún apretaba– para alumbrar lo que entonces se denominó Ortzadar Euskal Dantzari eta Kantari Taldea.
Artzai y sus dos logos, historia de Ortzadar
Cerca de 70 jóvenes, la mayoría menores (entonces hasta los 21 años) trabajando en un semisótano de la calle San Fermín “con un criterio muy claro” y el ejemplo de Argia de Donostia, dice Aranburu, uno de los fundadores.
Todos “en régimen de exclusividad”, a razón de tres ensayos por semana y talleres de costura sábado y domingo, con ayuda en casa, para elaborar sus trajes. “La implicación era enorme”, destaca el exdantzari, que conserva una lista de 36 personas que lo dejaron en los tres primeros años. La exigencia también era enorme.
Aquella juventud buscaba una nueva forma de difundir el folklore de Navarra. “Había que volver a los orígenes”. Y querían hacerlo en condiciones: “Teníamos que bailar bien, cantar bien, tocar bien y vestir bien”.
Trabajaron con una fecha y un escenario en mente: 18 de marzo de 1975, teatro Gayarre. “En ese festival rompimos con los esquemas tradicionales del mundo del folklore”. A partir de ahí, más retos. “Había que adquirir altura”.
“Teníamos que bailar bien, cantar bien, tocar bien y vestir bien”
Ese 1975 sumaron 22 actuaciones, en un par de años confeccionaron 150 trajes, en el 77 estrenaron Erribera, su primer espectáculo, y contaron en diez años de vida hasta 298 actuaciones. Más espectáculos: Tobera en 1984 –primero en Iruña íntegro en euskera desde la guerra–, y Gaueko tres años después.
Con un “ritmo frenético”, en ese “afán por investigar” impulsaron también las primeras jornadas de folklore. Echaron a andar en 1985 con las dantzas de palos como temática y ya no han parado. Habían cogido altura y volaban.
Para Soko Sotés, dantzari en esos inicios, además de “una experiencia inolvidable”, Ortzadar era “un proyecto, hoy hecho realidad, que pretendía dar a conocer a la sociedad el folklore de nuestro Pueblo, la pertenencia al mismo, e iniciar una investigación sobre nuestros orígenes y cómo las personas que nos precedieron a lo largo de los siglos interpretaban sus sentimientos a través de las danzas, la música y otros medios de expresión de nuestra cultura”.
"Entre como un medio para reivindicar nuestra identidad y hacer partícipe a la sociedad de nuestra riqueza cultural, además de por el placer de bailar y de cantar y de rodearme de personas que creían en lo mismo que yo”
Ella se incorporó por eso, “para reivindicar nuestra identidad y hacer partícipe a la sociedad de nuestra riqueza cultural, además de por el placer de bailar y de cantar y de rodearme de personas que creían en lo mismo que yo”.
Fundador y referente en la divulgación del txistu, Terentxo Arana destaca “todo el trabajo realizado en favor de la cultura y patrimonio artístico de Euskal Herria en general, y Nafarroa en particular”.
“Ortzadar nace de la necesidad en aquellos momentos por recuperar dantzas y Patrimonio Inmaterial, que se había dejado de bailar, y así nuestro objetivo: investigación, divulgación y demostración de nuestro folklore"
Un proyecto que tenía su razón de ser en esa “necesidad en aquellos momentos por recuperar dantzas y Patrimonio Inmaterial, que se había dejado de bailar, y así nuestro objetivo: investigación, divulgación y demostración de nuestro folklore”.
En el plano personal, se queda con “la satisfacción de haber contribuido a este proyecto, pues además de trabajo y esfuerzo, lo que mejor que recuerdas es la relación personal entre los miembros del grupo, que de otra manera no habría podido ser. Diría que gracias al grupo conozco a tan buena gente”.
También bailó en los inicios, tiempo de “extraordinarios momentos”, Ana Koskolin. Dejaron en ella “tal huella” que, tras años de ausencia, cuando su hija se incorporó al grupo “tuve la excusa perfecta para acercarme de nuevo a lo que tanto me había gustado”.
"Lo maravilloso era que cada cierto tiempo había gente nueva, savia fresca, y a la vez, gente veterana con la que podíamos seguir compartiendo”
Así lo hizo: “Nos hemos reunido cada 5 años para celebrar cada aniversario. Pero lo maravilloso era que cada cierto tiempo había gente nueva, savia fresca, y a la vez, gente veterana con la que podíamos seguir compartiendo”.
Le faltaba bailar de nuevo. “Antes del 30º aniversario, un grupo de veteranos comenzamos a ensayar ayudados por el txistu de Terentxo, y fue una experiencia estupenda; ¡volvíamos a ser dantzaris!”. Participaron en encuentros de exdantzaris, Olentzero, Santa Águeda, Aunitz Urtez, espectáculo que se estrenó en 2009... Se trataba, en definitiva, de “seguir perteneciendo a Ortzadar”.
Era 1994 cuando Eduardo Ansorena, con 17 años, aterrizó como un “paracaidista” en un mundo del folklore que le era del todo ajeno. Pero su hermana Patricia ya era ortzadarkide y su “venga, anímate” surtió efecto.
"La torre de Erribera es un buen ejemplo de lo que hacemos nosotros. Codo con codo, con una buena base, con unos buenos cimientos, los que se van incorporando tienen de dónde seguir"
Ansorena repasó en la presentación de los actos del 50º aniversario los espectáculos y distintas secciones de la asociación en estos años, destacó el trabajo en auzolan y el compromiso y dedicación del personal, además de recordar a los miembros que ya no están.
Y terminó como terminan muchos de los espectáculos de Ortzadar, con la torre de Erribera: “Un buen ejemplo de lo que hacemos nosotros. Codo con codo, con una buena base, con unos buenos cimientos, los que se van incorporando poco a poco tienen de dónde seguir. A hombros de gente ya hemos llegado a los primeros 50 años, nos quedan todavía los mejores 50, y con mucho orgullo”.
"Para mí ha sido algo muy bonito juntarme con gente de perfiles muy diferentes al mío, con la que nunca hubiese coincidido si no fuera por un grupo como este”
Otro “venga anímate”, en este caso de un compañero de universidad, funcionó con Nora Urtasun hace 11 años. Ella sí estaba ligada a la dantza porque sus aitas eran dantzaris y había pertenecido a diferentes grupos.
Ortzadar le aporta mucho “sobre todo a nivel social. He conocido a mucha gente y he hecho muchísimos amigos. Siempre digo que para mí ha sido algo muy bonito juntarme con gente de perfiles muy diferentes al mío, con la que nunca hubiese coincidido si no fuera por un grupo como este”.
Además le permite “seguir ensayando, aprendiendo coreografías nuevas y todo lo que rodea a la dantza”. Y como “llega un momento en el que toca asumir responsabilidades”, empezó dando clases a los nuevos y ejerce de responsable de dantzas de chicas.
“Aparte de hacer amigos, es un entorno euskaldun en el que se apoyan las tradiciones y las fiestas. Igual en otros lados no tendría la oportunidad de celebrar o de conocer”
En la Folklore Skola participan alrededor de 60 txikis. Una de ellas era Orreaga Eraso. Hace dos años saltó al grupo de haundis y ahora es monitora de esos pequeños dantzaris. “Aparte de hacer amigos, es un entorno euskaldun en el que se apoyan las tradiciones y las fiestas. Igual en otros lados no tendría la oportunidad de celebrar o de conocer”, dice Eraso, de 19 años, sobre Ortzadar.
El 50º aniversario
Este 2024 se presenta intenso para Ortzadar Euskal Folklore Elkartea, que prepara un nutrido programa para celebrar su aniversario. “Un motivo de alegría, de reencuentro, de buenos recuerdos y sobre todo por haber cumplido con los objetivos que nos movieron para la formación de Ortzadar y que las sucesivas generaciones que nos han seguido lo hayan hecho tan bien o mejor a como lo hicimos nosotras y nosotros”, dice Soko.
“Los veteranos estamos satisfechos y orgullosos de ello. Han sido 50 años muy efectivos para la cultura de nuestra tierra”, añade Ana.
“Cuando empezamos muchos no daban un duro por este proyecto y aquí está, como dice el Barça esto es más que un club. Además del grupo de dantzas y música, investigación, divulgación, conferencias, instrumentos autóctonos, Atlas de las dantzas de Navarra, 43 años animando las calles en San Fermín con la fanfarre y txistularis... y buenos almuerzos. Y que dure”. Palabra de Terentxo.