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Oreka TX & Kalakan & Kukai & Silvia Iriondo: Exportables
Miércoles 7 de mayo 2014, Bilbao, Auditorio Alhóndiga, 19.30 h, entrada con invitación.
La fusión de la gala inaugural corrió no sólo a cargo de la vocalista folklorista argentina Silvia Iriondo, quien colaboró activamente integrada con el que es un ensemble multidisciplinar vasco y ya engrasado (ya comentamos su show ‘Herritmo’, su traslado del reporte rural vasco a los teatros), el formado por las txalapartas ora mágicas (las de piedra) ora telúricas (las de madera) de los guipuzcoanos Oreka TX, las voces del trío espectral y moderno de Iparralde Kalakan (el mismo que fichó Madonna para llevárselo de gira) más la plástica labor de las danzas de los guipuzcoanos Kukai (contemporáneos, pero más aplaudidos cuanto más tradicionalistas evolucionaron).
La propuesta duró 64 minutos para 18 viñetas. Abrió Iriondo con folk sudamericano estupendamente entonado, con una garganta tímbrica a la que el apoyo de las percusiones hacía que lo tradicional emergiese actual. Tras el aperitivo se fueron sumando los tres elementos vascos sin claro guion pero tampoco sin ton ni son, e interactuando con la perfectamente empastada cantante argentina. Evitando tornarnos demasiado enumerativos, contemos que Kukai, ágiles, fibrosos y mixtos, rompieron la verticalidad y los corros de las danzas vascas con contorsiones que no pecaron de alienantes, bailes masculinizados de las chicas echando las pierna arriba como en los aurreskus y coreografías no idénticas pero sí armónicas, que Oreka TX hacen titilar las piedras con una vibración global, universal más que Iberoamericana, y que los cantos de Kalakan son bonitos (¡lindo!, exclamó una voz latina al terminar una de sus piezas), solemnes, versátiles y acendradamente tradicionales pero con una pujanza que significa el ahora mismo.
Silvia Iriondo intercalaba piezas que iban desde la lírica arriesgada de Jorge Drexler hasta el costumbrismo de la cocina y la compra reforzado con percusiones casi efectos especiales, las albokas del grupo que llevan Oreka TX crecían como en el folk vasco de Oskorri y a veces se modernizaban en plan Kepa Junkera mientras los txalapartaris daban muestras magníficas de fuerza y sincronía a la hora de percutir ora la piedra ora la madera, y Kalakan imponían sus vozarrones amplificados a veces arredrando y otras arrobando. Acabó la inauguración y comentaba el respetable al evacuar el auditorio cosas como ‘muy bonito’ o ‘me ha encantado’. Sí, este programa fue una buena demostración de que el folk vasco así tratado (tendencia que se va extendiendo) se puede mezclar y exportar a todo el mundo. No sólo a Iberoamérica.
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