“Morena, con ojos color miel, cabello crespo hasta el hombro y una dulce y tierna gracia”, así comienza la reseña que le hicieron en un medio nicaragüense a Olga Olivares cuando apenas tenía 9 años, bajo el titular Futura modelo y bailarina. La publicación, fechada el 22 de diciembre de 2002, podría ser el preludio de lo que, más de dos décadas después y a más 8.400 kilómetros de distancia, puede terminar siendo una realidad. Y es que, esta joven que en abril de 2019 decidió emigrar de su país en busca de un futuro mejor, aspira a hacerse con la corona de Miss Grand Euskadi en el certamen que tendrá lugar el 27 de enero en la Sala Santana de Bilbao. Lo hará bajo la banda de Miss Grand Matiena. “En octubre me apunté al casting y fui una de las seleccionadas para poder participar en el concurso. Al vivir en Matiena y no haber más representantes me dieron la banda del lugar donde resido”, explica la modelo que será la única candidata de Durangaldea.

Licenciada en Comunicación Social, Olga reconoce que desde bien pequeña ya apuntaba maneras. “A los 4 años comencé a interesarme por la danza, por el baile y siempre me ha gustado el show; estar delante de las cámaras y frente al público. Mis padres vieron que tenía ese potencial y empecé a participar en diversos concursos de baile, de canto y de belleza”, relata. Años después decidió que su futuro iba a estar ligado con la comunicación y vio en el mundo de la moda un escaparate para poder cumplir su sueño. “Mi vida no ha sido fácil. Mi madre vino a luchar aquí para costear mis estudios hace once años, mientras que mi padre y yo nos quedamos en Managua. Terminé la carrera y tenía mi vida allí. Me presenté a Miss Mundo Nicaragua, porque no se puede negar que los concursos de belleza te catapultan a los medios y eso es lo que yo buscaba”, asegura.

Quedó en tercera posición y consiguió trabajo como presentadora de un programa de turismo, pero la situación política del país truncó su sueño. “Me tocó empezar de cero, dejar atrás amistades, a mi padre, buscar trabajo y venir a Euskadi donde ya estaba mi madre. Primero vivimos en Durango y desde hace dos años en Matiena”, rememora emocionada añadiendo que “mis padres lo son todo. Me han apoyado siempre y ha sido muy complicado estar separados, pero desde hace un año estamos los tres aquí juntos de nuevo y quiero retribuirles todo lo que han hecho por mí”.

Con cuatro años y en un concurso de belleza

Con cuatro años y en un concurso de belleza O. O.

En cuanto a su participación en Miss Grand Euskadi, Olga tiene claro que estar en el concurso es una gran oportunidad y un escaparate para que diversas marcas vean su imagen. “Espero tener oportunidades de trabajo y es lo que vengo buscando desde que vine. Estoy trabajando por ello y requiere de mucho esfuerzo y sacrificio”, apunta. Por el momento, y desde el pasado mes de noviembre, no ha dejado de ensayar durante todos los domingos acudiendo a clases de pasarela, oratoria y baile. “La idea es dar un gran espectáculo y el apoyo y la formación que nos está dando todo el equipo de Miss Grand Euskadi es algo que hay que reconocer y agradecer. Además, es un certamen diferente y especial en el que no necesariamente tienes que tener unas determinadas medidas. Obviamente es un concurso de belleza, pero también se busca una inspiración, un modelo a seguir; una chica líder, empoderada, que sea responsable y que esté comprometida”, defiende.

De cara al certamen, reconoce que “todas queremos la corona, es inevitable”, aunque a la vez asegura que quedará un poso de esta competición. “La unión y la amistad es lo que nos quedará de esta experiencia. Nos damos consejos mutuos, nos apoyamos y estamos disfrutando al máximo”, indica la única candidata de Durangaldea. 

Poeta

Al margen de las pasarelas y del mundo de la moda, la joven no esconde su afición por la escritura. Muestra de ello es que acumula más de 80 poemas y que su trabajo final de carrera fue escribir el libro Poesía de la calle, compuesto por diez poemas ilustrados con fotografías. “Está basado en el drama y en las vivencias de los trabajadores informales de las calles de Nicaragua. Pude mostrar la realidad de mi país y estuve a punto de publicarlo, pero me tuve que venir. Ahora, a raíz del certamen, una editorial se ha interesado en el trabajo y puede que en breve se publique”, avanza.

Con las ideas claras y sobre todo sabiendo que “no es solo una cara bonita”, Olga se subirá a la pasarela de Miss Grand Euskadi para seguir escribiendo su historia.