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Ochagavía baila para Muskilda

El buen tiempo animó a muchos salacencos a subir a la ermita. Los danzantes y el 'bobo' bailaron ante la Virgen

Komunikabidea
Diario de Noticias
Tokia
Ochagavía
Mota
Albistea
Data
2006/09/08

Un poco antes de las doce, los ocho danzantes vestidos de salacencos y el bobo, como nota de color, se colocaron frente a la ermita y, rodeados por el público asistente, dedicaron el primer paloteado, llamado Katxutxa , a la Xerora o mujer que cuida de la ermita. En segundo lugar, bailaron Modorro .

La Virgen de Muskilda salió de la capilla con su manto rojo y, acompañada por los danzantes bailando en procesión, rodeó la ermita antes de que comenzara la misa. En cabeza, desfilaba el mayordomo, José María Azcoiti, junto a sus hijos Joseba y Leticia, que portaban la bandera blanca de la Virgen, y de todos los miembros de su familia vestidos de salacencos. El 13 de diciembre, Santa Lucía, se elige al nuevo mayodormo que se encargará durante un año de la administración de Muskilda.

Durante la misa, oficiada por Eduardo Azcoiti, recién ordenado sacerdote, los danzantes aprovecharon para almorzar y el tintineo de sus cascabeles se perdió tras la puerta de la casa del párroco. "Siempre comen lo mismo. Les preparamos consomé, costillas y queso de postre", explicaba Ione Villanueva, encargada de cuidar de la ermita. Aunque vive en Ochagavía, todos los días sube a Muskilda. Heredó este oficio de sus padres y ahora sus hijos también le ayudan en sus labores.

"Me gusta bailar", decía José Sola, de 5 años. "Te gusta, pero te da vergüenza, como a mí", le replicaba Iker Aguirre. Los dos amigos, junto a David Lacasia y Joseba Sagardoy, de 5 y 6 años respectivamente, conversaban subidos en uno de los muros contiguos a la ermita. Son algunos de los doce niños que este año han entrado en el grupo de dantzas, pero todavía les puede la vergüenza a bailar delante de la gente. Para ellos, el día grande también es importante porque se visten de salacencos y se lo pasan muy bien. Aunque dentro de la nueva cantera de danzantes todavía hay ciertas prioridades y Sola las tenía claras: "En cuanto pueda, me voy a ir a coger lagartijas".

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