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Muere la coreógrafa Pina Bausch, gran renovadora de la danza moderna

Cinco días después de que se le diagnosticara un cáncer

Egilea
Colpisa/AFP
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Berlín
Mota
Albistea
Data
2009/07/01
La coreógrafa y bailarina alemana Josephine (Pina) Bausch, una de las artistas más importantes de la danza contemporánea, falleció ayer cinco días después de que se le diagnosticara un cáncer. Estuvo hasta el último momento al pie del cañón, como recordaba Ursula Popp, portavoz de Tanztheater Wuppertal -la compañía que fundó hace más de 35 años-. «El domingo pasado todavía se subía al escenario».
Bausch estaba considerada una de las más ilustres coreógrafas contemporáneas. Su fama internacional comenzó en el Metropolitan Opera de Nueva York, donde deslumbró con un estilo expresionista único. Al principio provocó la polémica, si bien enseguida fue reconocida mundialmente.
Después de pasar por el templo neoyorquino, la célebre mujer de rostro sombrío introdujo el concepto de 'danza-teatro' en Alemania y el mundo entero. De esta forma, impuso en el teatro un estilo de danza muy personal, basado en la exageración y la contradicción, mezclando lo inmenso a lo insignificante, tanto en los gestos de los bailarines como en los decorados. Bausch cambió el papel del bailarín y dio otra utilización a los objetos, introduciendo en el escenario esquíes, bicicletas, muros y acantilados.
Algunos críticos la consideraban una coreógrafa única y sin igual en la dirección de sus temas predilectos, como el miedo o la guerra de los sexos, y destacaban «la vitalidad artística» que destilaban sus obras. No obstante, sus problemáticas extremistas y sus arquetipos (la histérica, la esclava...) molestaban a otros expertos. «Lo que me interesa no es tanto cómo se mueven las personas, sino lo que las emociona», se defendió ella en una entrevista.
Su carrera se relanzó con el nacimiento de su Tanzteather, cuyo 25º aniversario se celebró con un festival de tres semanas en Wuppertal, cuna de sus creaciones expresionistas y gloria del ballet alemán. Allí presentó una muestra de sus ballets, desde los más antiguos a los más recientes, pasando de 'Ifigenia en Táuride' (1974) al 'Limpiador de ventanas' (1997), estrenado en Hong Kong en ocasión de la devolución de la colonia británica a China. Asia la inspiró. En 2006 viajó a India con una parte de su compañía y luego presentó 'Bamboo Blues'.
Bailarines procedentes de todo el mundo frecuentaron su Tanztheater en Wuppertal, Renania, que con el paso del tiempo se convirtió en uno de los templos de la danza moderna mundial. Bausch era esperada a mediados de julio en Moscú, donde debía presentar su espectáculo 'Los siete pecados capitales' en el Festival Internacional Chejov. Por el momento, no se ha decidido el futuro de esa esperada gira.
Admirada y odiada
A mediados de junio, Pina Bausch había presentado en Wuppertal su última creación, 'Tanzabend' (velada danzante), un espectáculo melancólico con un escenario negro vacío y ritmos lentos. Ella solía viajar con su compañía por el mundo y bailaba en el Théâtre de La Ville de París, donde las entradas siempre se agotaban. Hasta allí se desplazaban a menudo personalidades como Pedro Almodóvar.
El cineasta manchego conoció a Bausch en los años noventa, «después de una sesión vergonzante para cierto público del Teatro Real, que acabó abucheando su impresionante espectáculo 'Nelken'. Y esa noche fue para él una revelación. «Desde ese primer abrazo mantuve con Pina una relación muy estrecha. Fue una fuente constante de placer, me provocaba emociones muy diversas y me inspiraba siempre», recordaba ayer Almodóvar.
Muere la coreógrafa Pina Bausch, gran renovadora de la danza moderna
La artista, en una de sus últimas apariciones./ AP

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