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Moon Ribas, la bailarina ciborg que percibe los terremotos de la Tierra
Esta artista y activista ciborg tiene implantado un chip que le indica los terremotos que se producen en el planeta y baila según la intensidad de los mismos
Moon Ribas baila al son de la Tierra, es bailarina, coreógrafa y activista ciborg. Nacida en Mataró aunque actualmente está afincada en Nueva York, se define a sí misma como artista ciborg. “Hago arte cibernético”, señala. Moon tiene insertado un chip bajo su piel, a la altura del codo, por ahí recibe todos los movimientos sísmicos que se producen en el planeta, dice.
El chip vibra, mediante ondas magnéticas, cuando hay un terremoto, por muy sensible que sea la artista lo recibe en su piel y lo transforma en arte. “Veo mi sentido sísmico como obra de arte, para expresar lo que siento hago danza, percusión y obras visuales”. 'Waiting for Earthquakes' (esperando terremotos) es una de sus obras más destacadas, “estoy quieta en un espacio hasta que ocurra un terremoto, que ocurre muy a menudo, cuando esto sucede me muevo según la intensidad del seísmo”, explica Ribas. Si no hay terremotos en ese momento no habrá danza, “de esta manera la Tierra es la coreógrafa de la pieza”.
Realizaron una escultura de su brazo en 3D con el fin de instalarlo en museos y que los visitantes que lo tocaran pudieran sentir los movimientos sísmicos a tiempo real. Una escultura ciborg que ha estado expuesta en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona hasta el mes de mayo.
Moon Ribas no solo baila al ritmo de los terremotos a tiempo real, también cuenta con una obra que condensa en ocho minutos todos los movimientos que las placas tectónicas han realizado en los últimos 50 años.
Su arte ha sido todo un proceso, desde sus estudios de danza hasta la actualidad, pese a no haber estado muy ligada a la tecnología en el pasado. “El uso que hago ahora de ella me acerca más a la naturaleza sintiendo cosas reales, entendiendo el planeta, percibiendo el movimiento de manera más intensa”.
Afirma sentirse incómoda cuando recibe un seísmo de intensidad, de esos que marcan un antes y un después, que se convierten en catástrofe, “me acuerdo del terremoto de Nepal, estuve mal todo el día, estaba allí y la vez estaba muy lejos”.
Precisamente el movimiento siempre ha sido un término que ha fascinado a la artista de Mataró, intentó medir la velocidad media de los peatones que caminaban por las calles de las grandes capitales europeas. Esa velocidad la medía a través de unos pendientes, “me fascinó este proyecto, cómo nos dejamos llevar según la velocidad a la que caminan las personas de nuestro alrededor”, explicó Moon Ribas.
Tras experimentar esto, la artista buscó el movimiento no humano, de ahí surgió la idea de unirse de esta curiosa manera al planeta. De esta forma, los datos de los sismógrafos online van a parar a una web y desde esa página a través de internet llegan al brazo de Ribas.
La artista solo tiene en mente como evolucionar e innovar “dentro de poco lo quiero tener en los pies. También me gustaría sentir el espacio, por ejemplo los movimientos sísmicos que suceden en la Luna”.
Fundación Ciborg
Moon Ribas es cofundadora junto a su amigo Neil Harbisson de la fundación Ciborg. “La fundamos hace seis años con el objetivo de promocionar que los humanos sean ciborgs, promover el arte ciborg y defender sus derechos. Invitamos a la gente a que se una a la tecnología para integrarse con la naturaleza para entender más el planeta en el que vivimos”.
“Este año crearemos sentidos para que la gente los pueda comprar e implantarse, el primero será el sentido de percibir el norte, con la implantación de un chip que vibre cuando esté orientado al norte”, espetó la artista.
Es complicado definir el término ciborg, “necesitamos otra palabra” añade Ribas, “ahora mismo nos sentimos como otra especie, nosotros tenemos sentidos que la definición de humano ya no tiene”.
Moon tiene claro que la tendencia de ser ciborg irá en aumento, “en las nuevas generaciones no habrá tantos prejuicios”. “Hemos tenido problemas con algunos grupos religiosos, recibiendo amenazas porque piensan que vamos contra la humanidad”.
Sobre su amigo Neil
Ribas habla con admiración sobre su amigo Neil Harbisson, se conocen desde la infancia y han viajado juntos desde entonces. “Neil tiene una antena implantada en su cabeza capaz de transformar el color a sonido”. En principio eran los colores visibles, luego extendió su visión a colores que existen pero que los humanos no pueden detectar, por ejemplo, ultravioletas e infrarrojos. “Tiene internet y con su antena se puede conectar a un satélite y percibir sonidos del espacio”, indicó.
Moon ribas expresa su deseo de viajar al espacio, de intentar estar en contacto con él. El próximo objetivo de Neil Harbisson es contar con el sentido del tiempo.
Moon Ribas cuenta con una obra que condensa en ocho minutos todos los movimientos que las placas tectónicas han realizado en los últimos 50 años.
El movimiento siempre ha sido un término que ha fascinado a la artista de Mataró
También me gustaría sentir el espacio, por ejemplo los movimientos sísmicos que suceden en la Luna”
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