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Momix abre la temporada otoñal de danza en el Victoria Eugenia
La compañía norteamericana presenta su espectáculo 'Sunflower moon' Moses Pendleton introduce en su montaje técnicas del Teatro Negro de Praga
Con una duración de hora y media, el espectáculo Sunflower moon se
compone de dos partes -Sea of tranquility (el mar de la tranquilidad) y
Bay of seething (la bahía de la agitación)-. La luz es uno de los
motores esenciales de esta obra. Los diseños de luces, a cargo de Josua
Starbuck y Moses Pedleton, permiten evocar atmósferas de fantasías
luminosas, mediante el uso de luz negra en forma de vigas
ultravioletas. Los bailarines vestidos de blanco e iluminados por la
luna, parecen flotar en un universo alternativo, donde existe una
extrema sensación de ligereza, y que pasa a ser la marca de fábrica de
Momix. La gracia, según Pendleton, está en oscurecer «la ayuda
visible». En cuanto a la música, el coreógrafo ilusionista
norteamericano opta por mezclar una banda sonora de artistas como
Buddha Experience, Brian Eno, Waveform y Hans Zimmer, que contribuye a
redondear el universo fantástico de la compañía estadounidense. Doce
intérpretes componen el elenco de esta obra, definida como «poesía
visual con tintes ilusionistas».
Un gran truco de magia
Las actuaciones de hoy y de mañana de Momix no son ni las primeras
en Donostia ni su primer espectáculo en el Victoria Eugenia. Hace trece
años, la compañía estadounidense presentaba su espectáculo Passion en
este teatro donostiarra, en el marco de la undécima edición del
desaparecido festival Maiatza Dantzan (1994). Recientemente, en 2005 el
montaje recopilatorio por sus bodas de plata -The best of Momix- recaló
en el Kursaal.
Momix es una formación de bailarines-ilusionistas creada por Moses
Pendleton en 1980. La compañía es célebre por su habilidad para evocar
un mundo de imágenes surrealistas, empleando objetos, luces, sombras,
una gran dosis de humor y, lo más importante, el cuerpo humano. El
nombre de esta formación procede de un solo creado por Pendleton para
los Juegos Olímpicos de Invierno en Lake Placid en 1980; Momix es el
nombre de un complemento alimenticio que Pendleton usaba para alimentar
a sus terneros.
Teniendo en cuenta la complejidad y el efectismo buscados por
Pendleton, el creador no nutre Momix de bailarines al uso. Más bien
parecen gimnastas olímpicos, por su corporeidad y masa muscular,
cuestión lógica, ya que la fortaleza y resistencia son dos de las
claves del desarrollo de las piezas. Acudir a un espectáculo de Momix
no es ver un montaje convencional.
La concepción escénica de Moses Pendleton difiere de los cánones
tradicionales. El norteamericano entiende el montaje como una ilusión,
un gran truco de magia, una pequeña lección del arte de birlibirloque.
Ello hace que la técnica y el lenguaje coreográfico queden supeditados
e incluso relegados a un segundo plano. Sería como ver una
superproducción de cine americano, repleta de la última tecnología de
efectos especiales, frente al cine de autor europeo. De todo ello,
habrá una muestra hoy y mañana, a las 20.00 horas, en el Victoria
Eugenia, donde Momix volverá a hacer un gran ejercicio de ilusionismo,
en el que el truco será lo de menos.
EL ESPECTÁCULO
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