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Mikel del Valle estrena hoy en el Arriaga su creación ‘un vasco en sevilla’
el bailarín vasco mikel del valle estrena hoy en el teatro arriaga su creación ‘un vasco en sevilla’
UN vasco en Sevilla es el título de la pieza creada y protagonizada por el bailarín vasco Mikel del Valle, que se estrenará hoy en el Teatro Arriaga de Bilbao. El galardonado artista bilbaino ve cumplido así uno de sus sueños, ser profeta en su tierra. Su historia comenzó cuando realizó un solo y lo presentó en diversos concursos coreográficos en Andalucía y Madrid, donde le concedieron un par de premios. “A raíz de eso, hace un año me llamó el Teatro Arriaga y me propuso organizar una pieza larga y un ballet. Era mi sueño hecho realidad”, explica ilusionado ante su inminente reto artístico.
En el espectáculo que llega a la capital vizcaina, Un vasco en Sevilla, Euskadi y Andalucía unen el arraigo de sus tradiciones, juntan sus culturas a través de la danza con la música de los compositores Kepa Junkera y el venezolano, afincado en Londres, Julio D’Escriván.
La creación de Un vasco en Sevilla surgió de una pieza individual que se ha ido acomodando a un espectáculo más completo y visual con siete grandes bailarines “que he ido encontrando a lo largo de mis doce años de recorrido de la danza por las distintas capitales donde he vivido”, apunta Mikel. “Son las típicas perlas de la danza que te topas en la vida. Estoy encantado de la compañía que hemos creado”, sostiene.
La obra es un auténtico shock cultural para los amantes del arte expresado con el movimiento. La libertad y la energía fluyen por medio de la música y los cuerpos del conjunto de los bailarines. “Pinceladas de estilos neoclásico, contemporáneo y danza española se subirán al escenario del Arriaga”, añade con satisfacción Mikel del Valle. Su primer contacto con la danza lo tuvo a los once años cuando acudió al Arriaga a ver una obra de ballet. Fue amor a primera vista. “Al salir lo tuve claro. Me dije a mí mismo que sería bailarín, que quería dedicarme profesionalmente a la danza”.
Del kárate al ballet Pero como vimos en Billy Elliot, Mikel también tuvo que hacer frente a los estereotipos imperantes, “los chicos no hacen ballet”, le decían. Así que le apuntaron a kárate porque su padre no entendía que quisiera ser bailarín. Pero al igual que Billy, este artista bilbaino de 30 años, no cejó en su empeño hasta que hace diez años empezó a estudiar ballet clásico en Euskadi. “Aunque si quieres dedicarte profesionalmente tienes que salir a formarte fuera. Aquí es misión imposible. Durante estos últimos diez años he vivido en Madrid, Barcelona, Sevilla, Mallorca... Actualmente estoy en Valencia, gracias a una beca de la Diputación Foral de Bizkaia. Con ella estoy estudiando la licenciatura como coreógrafo en el Conservatorio Superior de Danza de Valencia; es una beca que te la pueden dar hasta tres años seguidos, pero la tengo que ir renovando. Este año, en abril, tengo que hacer en Euskadi una audición para ver si he mejorado o cómo voy”, dice ilusionado.
De Sevilla, donde vivió cinco años cruciales de su vida, en el tránsito de niño a hombre, guarda un recuerdo imborrable. Allí inició su carrera de bailarín y presentó en un concurso un espectáculo que cautivó al público y a los expertos. Era la primera vez que un vasco representaba a Andalucía en un concurso “y lo gané”, rememora con indisimulado orgullo. “Cuando maduras vas viendo que da igual que seas vasco, sevillano, valenciano... porque de cada sitio vas aprendiendo cosas, todo eso te lo vas metiendo en tu mochila y te vas enriqueciendo como persona. Al final son pautas que te dan para vivir una vida de más libertad”, dice este vasco que ejerce de bilbaino de pro.
Un sonriente Mikel reconoce que al principio ser vasco en Sevilla despertaba curiosidad. Aterrizó en Andalucía porque había muchas compañías de danza y en Euskadi ya no podía avanzar. “No me lo pensé dos veces , cogí mis bártulos y me fui para allí; lo que quería era aprender y me asenté donde ofrecían esa oportunidad”, apunta, al tiempo que subraya que también tuvo que hacer frente a los estereotipos sobre los vascos. “Piensan que somos unos brutos; cuando hablaba creían que estaba enfadado; me desgañitaba diciéndoles que no, que somos así. Pero luego cuando te conocen no tengo más que palabras de agradecimiento hacia la gente de Sevilla; me acogieron como uno más”, explica.
En un Vasco en Sevilla, Mikel del Valle ha unido Andalucía y Sevilla a través de la danza. “Tanto el País Vasco como Sevilla son dos zonas del Estado con tradiciones fuertes y muy asentadas; con ricas culturas. Yo quería hacer un homenaje a la revolución industrial del País Vasco, de los Altos Hornos y a toda esa época. Por otro lado, también realizo un recorrido por Andalucía, por el flamenco. Con una estructura de la escenografía que se basa en los edificios que están oxidados, inspirado mucho en piezas de Chillida y cosas así. Al final, la obra es una trayectoria del País Vasco y Sevilla con idas y vueltas, porque cuando llegas a una ciudad todo te parece maravilloso, los olores , la luz y en Sevilla en concreto, el calor y el flamenco”, añade el artista bilbaino.
lucha continua Su día a día transcurre preparándose para seguir en esta dura profesión que continúa apasionándole. “Si no fuera así, si no tuviera pasión cada vez que me subo a un escenario, lo dejaría; no tendría sentido tanta dedicación, tanto sacrificio. A pesar de todo soy feliz haciendo lo que hago; me encanta y me siento privilegiado por haber podido dedicarme a esta profesión”, reconoce.
Porque, como apunta Mikel del Valle, en España la danza sigue siendo el “patito feo” de las artes. “Es una lucha continua para salir adelante, un intento para vivir la danza y de la danza, porque lo que siento bailando no lo logro con nada más”.
Aunque no haya muchas escuelas de danza en Euskadi, sí que hay muchos bailarines vascos trabajando en compañías por Europa, ¿Habría que potenciar más la danza en el País Vasco? “Sí. Se dice que Andalucía está más retrasada que otras Comunidades en distintos aspectos, pero en lo relacionado al fomento de su danza, el flamenco o en el folklore en general supera con creces al resto de las CC.AA. y, por supuesto, al País Vasco”, apunta Mikel, quien lamenta que en Euskadi no se cuente con una compañía de danza que ofrezca oportunidad a bailarines vascos, “para que puedan formarse aquí, aunque luego salgan a otros países para continuar aprendiendo; espero que todo se andará”, añade.
En principio Un vasco en Sevilla, en el que intervienen tres chicos y cuatro chicas (“sus perlas de la vida”) se representará en una única función en el Arriaga, “pero sí que es cierto que van a venir programadores para ver si puedo venderlo en diferentes teatros de Euskadi, para poder hacer una pequeña gira por todo el País Vasco, porque es muchísimo trabajo para que se quede solo en un día”, dice.
Director, coreógrafo y bailarín de la obra, Mikel asegura que nadie saldrá indiferente del Arriaga tras ver la obra. “Hay bastantes sorpresas, pero que la gente no venga pensando que es algo relacionado con la película de Ocho apellidos vascos o con los topicazos... Es algo más humano, más vivencial y emocional”, sentencia.
Mikel del Valle siente pasión al subir al escenario; hoy lo hará en el Arriaga. (José Mari Martínez)
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