En la última década, varias/os creadores/as de distintas disciplinas han llevado a distintos formatos –libros, películas, series, discos, pintura, escultura, cómic, teatro, etcétera– la temática del terrorismo de ETA. Anteriormente también se había abordado, sobre todo desde el cine; sin embargo, hablar abiertamente de la cuestión y poner a las víctimas en primer plano seguía siendo un asunto delicado, cuando no tabú. Afortunadamente, esos cerrojos se han ido aflojando, como lo prueba el encargo que el Centro Memorial de Vitoria-Gasteiz hizo llegar a Iratxe Ansa y a su socio en Metamorphosis Dance, Igor Bacovich, a través del fallecido José Guirao en enero de 2020. “Le habían pedido que organizara la semana de inauguración del centro y me consultó qué me parecía crear una pieza de danza contemporánea”, apunta Ansa, natural de Errenteria y Premio Nacional de Danza 2020 (categoría de Interpretación). “Me lo pensé, aunque no demasiado, porque me di cuenta de que no me sonaba que nadie hubiera llevado este tema a la danza, así que lo vi como una oportunidad”, agrega en conversación desde el Museo Universidad de Navarra, donde ya en noviembre de 2021 la compañía estreno CreAcción, que en junio de este año les valió dos Premios Max, a la mejor coreografía y al mejor diseño de iluminación.

Ahora regresan a Pamplona para preestrenar esta nueva propuesta. “Para CreAcción estuvimos viniendo cada lunes durante mes y medio para trabajar con las personas colaboradoras del proyecto y de ahí surgió un vínculo muy fuerte. Aquí nos sentimos como en casa”, afirma la coreógrafa, bailarina y profesora guipuzcoana.  

"No me sonaba que nadie hubiera llevado este tema a la danza, así que lo vi como una oportunidad"

Una mirada universal 

En su nueva pieza, Ansa y Bacovich exploran en escena, a partir de elementos naturales evocadores y con una coreográfica elegante, física y enérgica, de qué modo una experiencia puede transformarnos como personas. En ese sentido, esta es una propuesta “luminosa, sugerente y empática que habla del conflicto y de la superación, de la fortaleza y de la lucha”, que se pregunta cómo, pese a lo terrible de las traumáticas vivencias, “el ser humano se hace más fuerte, más empoderado y más luchador, para seguir adelante y construir una sociedad mejor”. Conceptos como la identidad y compromiso sobrevuelan un espectáculo que se apoya en dos ideas: sanación y transformación

Después de una investigación en la que hablaron con psicólogas y consultaron abundante documentación, y mientras preparaban coreografías para otros espacios internacionales, el proyecto “se fue asentando” y estableciendo el foco en “una mirada universal” a las víctimas del terror de todo el mundo y en las distintas fases que transitan. “Les pasamos el esquema a las expertas y les pareció acertado”. En este punto, y sin querer desvelar demasiado, Iratxe Ansa apunta que, en Prisma, las/os intérpretes trasladarán a sus cuerpos “estados de shock, de ira, de no aceptación, de negociación con el dolor, del momento en que se trata de caminar hacia delante...” Y esto, teniendo muy en cuenta que cada persona “es un mundo” y sigue sus propios ritmos, de ahí que también se reflejen las “tonalidades grises” de un proceso que termina con mucha luz.  

La apuesta por llevar al límite las posibilidades expresivas de la luz, la escenografía y la música es uno de los sellos de Metamorphosis Dance, que en Prisma cuenta con “un elemento al que damos vida en escena, que se transforma”, y del que salen distintos colores a partir de los cuales se mueven los bailarines. “La idea es que todas las partes del espectáculo sean un todo y generen un universo con sentido propio”, insiste la coreógrafa, que reconoce que “todos los estrenos son especiales y provocan vértigo”. “Una creación es mostrarte como eres, exhibir esa toma de decisiones, las dudas... Y con Prisma estoy contenta, me emociono y eso es bueno”, continúa, a la vez que reconoce que últimamente “nos hemos metido en temas muy fuertes”, como este o el del cambio climático, que abordarán en un montaje que estrenarán en Berna (Suiza) en noviembre. Y es que, además de las piezas que crean para su propia compañía, Ansa y Bacovich están muy implicados en el circuito de coreógrafos invitados de Europa, con trabajos en importantes escenarios de todo el continente.

Iratxe Ansa

Iratxe Ansa Danielo Moroni

Un método

Ambos coreógrafos, unidos en un mismo proyecto desde 2019, son muy requeridos a causa del método que han desarrollado y que ha llamado la atención de agrupaciones, compañías, instituciones docentes y distintos centros internacionales. Esta metodología, que surgió de la necesidad de idear unas herramientas propias de trabajo, pone su acento en el potencial físico del bailarín, de ahí que, como se verá hoy en Prisma, precisen de bailarines versátiles y técnicamente bien entrenados. Pero el concepto va más allá y se convierte en una filosofía que reclama una inmersión total, tanto física, intelectual como emocional, de modo que las habilidades físicas se convierten a su vez en un vehículo para expresar emociones e ideas, hasta terminar siendo un medio de comunicación nítido y eficaz con el espectador. 

En definitiva, se trata de buscar la autenticidad emocional del bailarín. Se trata de hacer que afloren sentimientos verdaderos a través de historias imaginarias, visualización de colores o la exploración sensorial a conciencia.