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Menos ideología y más tecnología
Cultura quiere primar una producción de calidad en lengua vasca y fomentar una imagen «abierta y universal de lo euskaldun», lejos de estereotipos
Menos identidad y más adecuación a los nuevos tiempos, en
lo económico y lo tecnológico. El Contrato Ciudadano por las Culturas
(CCC), que el Gobierno de Vitoria prevé aprobar en otoño, es la
prolongación natural del Plan Vasco de la Cultura (PVC) que puso en
marcha la consejera Miren Azkarate en 2004. Pero introduce bastantes
novedades y da prioridad a algunas medidas contempladas en aquel texto
que nunca llegaron a adoptarse o no se pusieron en marcha en su
integridad. Fomento de la lectura, potenciación de la industria,
adecuación a las nuevas tecnologías, creación de un museo de la
industria y una gestión más coherente de los fondos reservados al
patrimonio cultural son algunos de los capítulos en los que se detiene
el documento elaborado por el Departamento dirigido por Blanca Urgell.
Sin embargo, lo que pretende marcar más diferencias respecto del PVC,
según figura de forma destacada en el texto al que ha tenido acceso este
periódico, es «permitir que todas las expresiones culturales» se
sientan incluidas en «un espacio abierto de oportunidades», con la
«garantía» de que no habrá cierres ideológicos ni manipulaciones por
«razones estéticas, idiomáticas, de género, de procedencia o de
pensamiento».
La planificación estratégica cultural pierde elementos
identitarios y referencias al pueblo vasco y pretende tomar más en
cuenta a los ciudadanos. Así lo reiteran los responsables del
Departamento, que apuestan por la denominación de Contrato Ciudadano por
las Culturas. Las diputaciones forales ya han mostrado su malestar con
algunos de esos planteamientos. En la última reunión de la comisión
interinstitucional, hace apenas un mes, llegaron a proponer incluso que
el debate arrancara del documento preparado al final de la legislatura
anterior por el equipo de Azkarate y no del texto presentado por el
Gobierno actual.
El documento ha sido elaborado en los últimos meses, con
la participación en foros formales o informales de medio millar de
personas. Cuenta ya con correcciones hechas a partir de las aportaciones
de los ayuntamientos -el de Bilbao ha sido muy activo- y las
diputaciones y aunque aún podrían incorporarse otras nuevas no se
esperan cambios de entidad antes de su aprobación. Esta tendrá lugar en
otoño, una vez que haya sido renovada la composición del Consejo Vasco
de la Cultura.
El texto marco para la planificación cultural de los
próximos años es muy breve -en evidente contraste con el PVC- y apenas
entra en cuestiones ideológicas, aunque aporta una mirada distinta
respecto de lo que es la cultura. Diferente, sugieren en el
Departamento, como corresponde a un Gobierno de distinto color, pero
también porque las circunstancias han cambiado mucho en estos seis años.
Entonces, por ejemplo, apenas nadie hablaba del libro electrónico, ni
las descargas a través de Internet habían roto el mercado discográfico,
ni se podía pensar seriamente en distribuir cine a través de la red. De
ahí que los redactores del documento se detengan en esos aspectos,
dentro de un marco general que quiere tener en cuenta «la pluralidad
lingüística de la sociedad vasca» y en el convencimiento, reiteran, de
que «debe fomentarse cuanto se hace en euskera». «Se pretende -continúa
el texto- fomentar una imagen abierta y y universal de lo euskaldun,
huyendo en la medida de lo posible de los estereotipos». Por eso,
estimular el consumo de cultura en euskera y prestigiarlo están entre
sus objetivos.
El borrador del Contrato incluye decenas de medidas, en
no pocos casos procedentes del PVC y que no se pusieron en marcha o
están aún en una fase muy inicial. Su importancia y dificultad de
aplicación es dispar. También lo es su grado de elaboración. Y hay
algunas, como una ley de patrocinio y mecenazgo, que es una vieja
reclamación de los agentes culturales y las empresas y que ha sido
postergada durante varias legislaturas. El equipo de Cultura está
estudiando lo que se ha hecho hasta el momento y fórmulas que se aplican
en otros lugares, pero no ha avanzado aún en el diseño de la nueva
normativa.
Estas son algunas de las propuestas contenidas en el
documento.
Lectura y literatura
Un plan de fomento
Cultura quiere poner en marcha antes de que finalice el
año próximo un plan de fomento de la lectura que tenga en la escuela uno
de sus apoyos fundamentales, para lo que precisa de la colaboración del
departamento de Educación. El equipo de Urgell es consciente de que
varias comunidades autónomas han desarrollado programas con ese fin y
han obtenido resultados desiguales pero en general pobres. De ahí su
interés por contar con el apoyo de alguna fundación que se dedica de
forma prioritaria a esa tarea
Además, e íntimamente relacionado con la lectura,
pretenden avanzar en la dotación de fondos y recursos destinados a los
colectivos inmigrantes en las bibliotecas más importantes de la
comunidad autónoma. Se trataría de adquirir libros y revistas en las
lenguas de los inmigrantes o que traten temas que les sean próximos.
Trabajan también en un proyecto para digitalizar la literatura vasca,
una tarea que ya se ha abordado con la Enciclopedia Auñamendi, a cuyos
responsables han pedido que aumenten las voces en euskera.
Sector audiovisual
Cines en la ciudad
Que los cines vuelvan al centro de las ciudades. Es uno
de los objetivos de la política que quiere poner en marcha Cultura y que
es herencia del PVC. ¿Cómo hacerlo? Sobre la mesa hay varias
posibilidades y casi todas están vinculadas a la próxima renovación
tecnológica que debe afrontar el sector de la exhibición cinematográfica
para adaptarse a los formatos digitales. Mediante ayudas procedentes de
diversos capítulos y acuerdos con las asociaciones de productores
europeos, se trataría de lograr que exhibidores privados abran salas
céntricas destinadas a proyectar de forma prioritaria pero no exclusiva
cine producido en la UE.
Otro apartado previsto en el PVC pero en el que no se
avanzó demasiado fue el del fomento de la exhibición de cine en euskera.
Cultura descarta establecer un sistema de cuotas, que tanta polémica ha
suscitado en Cataluña. Su preocupación es que el cine producido en
euskera o doblado a esta lengua pasa a ser inaccesible para el
aficionado en un tiempo muy breve. Por eso, sus responsables estudian la
posibilidad de 'colgar' todos esos títulos en una web de forma que se
pueda acceder a ellas en 'streaming', un sistema concebido para ver los
filmes 'on line', sin descargarlos.
Danza
Recuperar el terreno perdido
Los primeros borradores del PVC contemplaban actuaciones
de gran entidad en el terreno de la danza pero por diversas razones,
entre ellas las de índole presupuestaria, poco de todo aquello pasó al
texto definitivo y menos aún se llevó a la práctica. El equipo de
Cultura no ignora las quejas y la sensación de abandono que tienen
quienes se dedican o quieren dedicarse profesionalmente a la danza en
Euskadi. Entre sus planes para recuperar al menos algo del terreno
perdido -sin olvidar la creación de un Ciclo Superior de Danza- está la
promoción de festivales, dos veces al año en cada una de las capitales
vascas. También está prevista la creación de Dantza Guneak, o centros de
recursos como referentes básicos para la disciplina. Y, por supuesto,
el Centro Superior de Artes Escénicas se ocupará de la danza, pero se
trata de una perspectiva a medio plazo.
Museos
Un lugar para la historia industrial
El equipo de Urgell tiene verdadero interés en la
creación de un museo de la industria y una red que integre a los
existentes y les dé nueva vida. En cuanto al museo nuevo, que Cultura
concibe como «de cierta entidad», en palabras de un responsable del
Departamento, la ubicación ideal es la península de Zorrozaurre, en
Bilbao, por razones urbanísticas e históricas. Pero entienden que las
condiciones en las que se encuentra ahora esa zona no son las más
adecuadas para instalar un museo, de manera que quizá sea preciso
esperar un momento más adecuado. Fuentes del Departamento apuntan que se
darían por satisfechos con sentar las bases del museo en esta
legislatura. Una tarea más difícil de lo que parece por la existencia de
pequeños centros muy sectoriales y porque el concepto de una entidad de
este tipo en pleno siglo XXI no puede ser igual al existente en los
años setenta, cuando se levantaron muchos de los museos industriales que
hoy existen en el mundo.
Además, Cultura quiere implicar a los museos ya
existentes -privados, públicos y de titularidad mixta- en una red, de
forma que no se limiten a exponer lo que tienen, sino que puedan
organizar exposiciones temporales mediante un sistema de préstamos, como
se hace en el ámbito de las artes plásticas.
Patrimonio
Gestión del 1% derivado de la obra pública
Desde hace 20 años, y como sucede en otras
administraciones, el 1% del gasto en obra pública en los distintos
niveles competenciales se destina al patrimonio cultural. Lo que ha
sucedido hasta ahora es que cada departamento ha gastado el 1% generado
por sus obras sin contar con Cultura. De esa forma, Transportes,
Educación, Vivienda y otros departamentos han invertido en asuntos
relacionados con el patrimonio ante el más absoluto desconocimiento de
la Consejería que, en principio, más sabe de la cuestión. El resultado
ha sido que este departamento desconoce la cifra exacta que cada año se
destina a ese fin y, lo que es peor, hay una absoluta falta de
planificación de esas inversiones.
El CCC plantea acabar con esa situación y que Cultura
gestione o al menos participe de alguna manera en la definición de ese
gasto, que además alcanzará sumas importantes en los próximos años por
las obras del Tren de Alta Velocidad.
En el capítulo de patrimonio, el Gobierno entiende que
con la presentación en unas semanas del Centro Vasco de Formación e
Investigación del Patrimonio Cultural (ZAIN) se habrá dado también un
paso adelante en lo referido a catalogación y protección del mismo.
Nuevas tecnologías
Adaptar el sector
Una de las preocupaciones mayores del Departamento de
Cultura es adaptar el sector a las nuevas tecnologías. De ahí que en
buena parte de los capítulos donde están previstas distintas actuaciones
aparezcan de forma recurrente referencias a la tecnología. «Resulta
imprescindible realizar un esfuerzo», indican los responsables, que
vinculan nuevas tecnologías con formas alternativas de negocio. Por eso,
consideran que esas vías de negocio deben explorarse sin pérdida de
tiempo, a la vez que se experimenta en nuevos soportes para los
productos culturales, se avanza en desarrollos interactivos y en la
creación de redes interconectadas, una fórmula que según todos los
indicios disponibles presenta grandes posibilidades.
«La revolución digital (...) conlleva la extensión
cualitativa de las redes y nuevas formas comunicativas. Ello trae, al
mismo tiempo, riesgos y oportunidades para todas las culturas no
centrales, y para las culturas minoritarias en especial». Entiende el
Departamento que esa 'inmersión' digital ha supuesto el nacimiento de
nuevos equipamientos para el consumo de cultura dentro y fuera de los
hogares -y va a suponer otros saltos tecnológicos en un futuro
inmediato-, circunstancia que deberá tenerse en cuenta en la
planificación de la estrategia cultural de los próximos años.
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