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Mendipe mueve Alonsotegi al ritmo de un akelarre festivo
Akelarre: dícese de la junta o reunión nocturna de brujos y brujas, con la supuesta intervención del demonio, para sus prácticas mágicas o supersticiosas. El grupo de danzas Mendipe de Alonsotegi recreó uno de estos encuentros bailando alrededor de una hoguera durante el rodaje de la segunda temporada de la webserie Otsoen Lurraldean, que se desarrolló en el municipio a finales de año, y en los próximos meses quieren actualizar el concepto al siglo XXI: a un akelarre de diversión. A punto de cumplir tres décadas en activo, proyectan una Euskal Jaia para primavera para festejar el cumpleaños por todo lo alto.
Miembros del grupo, reunidos tras una actuación en Bilbao. Fotos: Mendipe Dantza Taldea y E. Castresana
Actualmente “con 55 personas entre niños mayores de seis años y los veteranos”, según calcula Arrate Santisteban, una de las dantzaris que más tiempo lleva en la agrupación, Mendipe “surgió de una actividad extraescolar de la escuela del pueblo y con el tiempo al crecer los integrantes nos fuimos estableciendo como asociación”, añade su compañera, Iratxe Gallego. Su nombre alude a la situación geográfica de Alonsotegi “entre montes”.
Con los cánticos en honor a Santa Águeda arrancará la actividad oficial de un año diferente, en el que les gustaría reunir a los dantzaris de ayer y de hoy en un gran encuentro en Alonsotegi. Una Euskal Jaia dominada por la alegría en contraste con la solemnidad de otros eventos en los que han participado, como “la inauguración de un monolito en conmemoración del ochenta aniversario del bombardeo durante la Guerra Civil del 13 de junio de 1937”, en presencia del lehendakari, Iñigo Urkullu, natural de Alonsotegi. Colaboración con la comisión de fiestas, el Bizkaiko Dantzari Eguna o bodas en las que agasajan a los recién casados, son otras de sus citas estelares.
La mayor exigencia de los estudios o el dilema de elegir entre bailar o practicar deporte merman la estructura de Mendipe cuando los dantzaris se adentran en la adolescencia. Pero sus padres y abuelos contrarrestan las bajas. Las clases para veteranos que se pusieron en marcha “en principio para aprender bailes de romería”, según cuenta Arrate, han gustado tanto a los nuevos alumnos que “se generó una lista de espera” para apuntarse al curso en el gimnasio del colegio y amplían el repertorio a medida que van perfeccionando los pasos.
Juntos, mayores y pequeños alzarán los brazos en la fiesta que ya se prepara para los próximos meses, por muchos años más bailando de Mendipe.
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