Mediocre

Crítica, Muestra coreográfica

La VIII Muestra Coreográfica organizada por el departamento de Cultura del Gobierno Vasco, ha presentado este año una selección mediocre de cuatro propuestas. Tres de las piezas tienen en común el uso de la palabra en vivo o en off, y el uso de la imagen en video.

Naranjas del Tiempo, de Natxo Montero se cuestiona la vida bailando con un guante de boxeo y exprimiendo naranjas, mientras Jorge Lastra, le da la réplica virtual en una pantalla colocada en mitad del escenario. Bailan una danza de tipo contact, donde no nos descubren nada nuevo. Un niño se pregunta, no sin cierta razón: ¿ son payasos bailarines? El creador propone un contraste escénico con el bello solo de Jorge a cámara lenta en la pantalla, sobre música de Ravi Shankar y el desmadre revolcado de Natxo con el mogollón de naranjas estrujadas y exprimidas en esa pelea consigo mismo, en búsqueda del espacio y tiempo. Escasos aplausos de sus colegas. No todo vale.

La coreografía de Matxalen Bilbao, Lotura, presenta un sutil trabajo de búsqueda y ensimismamiento acerca del tacto, de la lejanía en la comunicación entre las personas, para lo cual utiliza en contraste con su solo, un dueto en la pantalla de la artista con una bailarina invidente de entrañables sentimientos. Consigue Matxalen momentos de gran belleza expresiva, en esos instantes de la pieza en que se mete caña; pero se queda ahí. Le interesa la prospección como forma de expresión de la incomunicación, a pesar de que Lotura surge de la necesidad imperiosa de tocar y ser tocado. A favor suyo, la gran calidad de movimiento y en contra, el tostón de la propuesta.

Atxarte López de Munain llega por cuarta vez a la muestra con la coreografía 9 que sigue la dinámica de sus demás propuestas. Probablemente, a nivel de movimiento sea el trabajo mejor desarrollado pues hay inteligencia en la forma de construcción coreográfica y hay ciertos momentos brillantes, como cuando dos de las bailarinas se plantan sobre un rectángulo iluminado y sobre los pies en paralelo y en parado, mueven brazos y torso de manera inquietante, pero que Atxarte tenía que haber desarrollado más.

María Ibarretxe, presenta el trabajo más divertido de la noche junto a Patricia Fuentes, Txatxorra's Cube. Ellas dos, juntas, cantan, ríen y bailan muy enérgicamente, con contundencia y frescura, con lo que quedamos atrapados inmediatamente. Es una pena que la plataforma de Cultura del Gobierno Vasco se conforme con tan poca cosa, porque para nosotros, los espectadores, esto no nos es suficiente, necesitamos urgentemente una entrega más rotunda por parte de todos para presenciar un espectáculo más digno. Necesitamos -como público- una solución a esta escasez y ridiculez de propuestas. Sabemos que todos estamos inmersos en la búsqueda permanente de espectáculos bien diseñados y que es muy difícil conseguirlo si no existen infraestructuras, pero lo que importa es el resultado y éste es paupérrimo. Los creadores nos explican con palabras y con voz lo que no pueden hacer a través del movimiento pero la danza con mayúsculas no es así. O, ¿tal vez, sí ?

La Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa ha otorgado los Premios de la Danza a la Diputación de Gipuzkoa y Miguel Orbelzu.