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"Me confundieron con un especialista en artes marciales"

Ramón Bañuelos dantzari

Komunikabidea
Deia - Noticias de Bizkaia
Mota
Albistea
Data
2009/09/05
Lotura
Deia - Noticias de Bizkaia

De todos los personajes a los que ha brindado la txapela tiene un buen recuerdo. "Todos acogen el baile con mucho respeto y emoción", dice Ramón. Sin embargo, hay dos nombres que se le han quedado grabados: Plácido Domingo y José Saramago. A sus 46 años sigue entrenando para mantener la flexibilidad y poder ejecutar el aurresku con solvencia.

¿Cuándo se inició en el baile?

A una edad tardía, a los 14 años, con el grupo Erketz de Lasarte.

¿Cómo así en Lasarte, si usted es de Bilbao de toda la vida, de Indautxu?

Porque a mi aita le trasladaron allí por trabajo. En Lasarte hice unos amigos que formaban parte de un grupo de montaña y de danzas. Me animé y di mis primeros pasos.

Le gustó tanto que siguió.

Sí, sí. Me ilusionó de tal manera que comencé a prestarle más dedicación.

Cuando regresé de Lasarte, tenía 17 años, me metí en el grupo Beti Jai Alai de Basurto.

Al margen de las enseñanzas que recibió en el Beti Jai Alai, ¿tuvo algún otro tipo de preparación académica?

La danza me fue interesando tanto que hice algunos cursos de ballet. Llegué a colaborar con los ballets de Víctor Olaeta y Koldo Zabala. Ese aprendizaje me sirvió para adquirir un poco de preparación técnica.

¿Y desde cuándo baila los aurreskus de honor en actos oficiales?

Desde 1984. Me llamó Jon Pertika, del Beti Jai Alai, diciendo que Boni Fernández, el txistulari del Ayuntamiento de Bilbao, necesitaba un aurreskulari porque no daba con uno de su agrado. Fui, bailé y, al verme alto y levantar bien la pierna, le pareció que era una seguridad para él. Así que, a partir de ese momento, me llamó siempre.

Desde entonces, ¿cuántos aurreskus de honor ha bailado?

No lo sé. Llevó 26 años haciendo esto. Al año hago una media de unos 60 a 80 aurreskus. O sea, habré interpretado más de 2.000 aurreskus de honor desde que empecé con Boni y, tras su fallecimiento, con Garikoitz Mendizabal, el txistulari del Ayuntamiento que sigue contando conmigo.

¿Y cuántas veces ha levantado la pierna?

Eso sí que lo tengo calculado. En cada aurresku la levanto unas 17 veces. Eso quiere decir que en esta vida habré levantado la pierna unas 20.000 veces.

¿Impone bailar ante un lehendakari o un ministro?

Impone más bailar en San Mamés ante 40.000 personas. Hay que tener en cuenta que bailar sobre el césped es más complicado porque resbala. Hay que bailar con tiento, porque si tienes un resbalón y te caes, haces el ridículo ante 40.000 personas.

¿Se ha caído alguna vez?

Por supuesto. Recuerdo una ocasión en Gernika, en un acto de hermanamiento con una ciudad alemana. Habían echado gravilla y no se había secado. A medida que iba bailando, la gravilla se iba deshaciendo y en una de las últimas partes levanté la pierna y me di un buen leñazo.

Precisamente, en San Mamés, también tuvo un percance.

Era un partido en el que se iba a homenajear a Indurain. Estaba calentando y noté que el pantalón se me abría, se rompía por una costura. Quedaban cinco minutos para salir, entré en el vestuario del Athletic y pedí algo para arreglar aquello. Me vino Sabino Padilla con una aguja e hilo de sutura. Lo cosí y salí al campo. No sé lo que duró el apaño.

¿A qué personaje al que ha bailado recuerda con mayor agrado?

Varios. La primera artista internacional a la que bailé fue a Joan Baez. Guardo bonitos recuerdos de Plácido Domingo y José Saramago.

¿Qué recuerda de ellos?

Plácido me dijo que en todo el mundo le habían hecho un montón de homenajes, que le habían cantado, que le habían agasajado con cosas, pero que jamás le habían dedicado un baile. Creo que me lo dijo con mucho sentimiento. Y, sobre Saramago, me pareció que era todo un personaje, que tenía un halo especial. Le pedí un autógrafo en la txapela porque siempre me han gustado sus libros.

Creo que en una ocasión le confundieron con un especialista en artes marciales.

Sí. Fue a raíz de una jura de un lehendakari en la Casa de Juntas de Gernika. Al día siguiente salió una fotografía del acto en un diario italiano en el que se decía que era la exhibición de artes marciales en un cuartel de la Guardia Civil.

¿Recuerda algún interpretación con especial cariño?

Sí, uno que bailé en Aralar al padre Inocencio Aierbe, el párroco que consiguió que se pusiera una antena para ver ETB en Navarra. También recuerdo de forma especial el último aurresku en la antigua Feria de Muestras y el primero en el BEC.

¿Un buen aurresku hasta dónde exige levantar la pierna?

Todo lo que se pueda. Pero no sólo consiste en levantar la pierna, sino que se debe mantener el cuerpo recto, la espalda recta.

¿A quién le gustaría brindar un aurresku?

Al Athletic, pero cuando gane la Copa. Creo que por eso no me retiro.

¿Le dice algo el alcalde Azkuna en las inauguraciones que coinciden?

Nos saludamos y hablamos un poco. El alcalde me conoce desde hace tiempo. Tuve la oportunidad de darle clases antes de que interpretara hace años el aurresku en Begoña.

¿Bailaba bien?

Azkuna ya sabía bailar. Además tiene musicalidad y movimiento.

las claves

"Plácido Domingo me dijo, con mucho sentimiento, que jamás le habían homenajeado con un baile"

"Me gustaría bailar al Athletic, pero cuando gane la Copa; yo creo que por eso no me he retirado todavía"

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